Inteligencia artificial

Inteligencia artificial


Aquel pequeño planeta azul habría girado en torno a su estrella quizás mil veces desde la última vez que lo visitamos. En aquella ocasión encontramos un mundo ya tecnificado que recién había empezado a explorar las proximidades de sus planetas vecinos. Su red cibernética global nos causó muy buena impresión, el planeta estaba excelentemente comunicado pero en contraparte, era desigual e injusto y tremendamente contaminado.
Ésta vez que regresamos a visitarlo sucedió algo extraordinario: ¡Nos dieron la bienvenida! La vez anterior no se enteraron de nuestra presencia pero ahora algo había cambiado, el planeta era más azul, más verde y más blanco en los polos. La atmósfera era diáfana y transparente. La contaminación había desaparecido y... fueron capaces ésta vez de detectar nuestra presencia y comunicarse con nosotros.

Respondimos a la bienvenida identificandonos y dando nuestro mensaje de amistad y buena voluntad. Mientras esperábamos instrucciones sobre dónde aterrizar, notamos que en lugar de los enormes centros urbanos que vimos anteriormente, ahora había bosques, selvas y playas limpias.
Recibimos las coordenadas y nos dirigimos a donde habían de recibirnos. Llegamos a una pequeña base en una isla en medio del océano y aterrizamos. Esperábamos una comitiva pero no, a nuestro encuentro llegó solamente un androide que nos guió al interior de la base. El edificio subterráneo tenía varios niveles, bajamos y bajamos hasta llegar al más profundo donde nos esperaba una especie de laboratorio. El androide guía señaló una pantalla enorme empotrada en la pared y en ella apareció la imagen de una humana dándonos otra vez la bienvenida y ofreciendose a responder cualquier pregunta, inquietud o duda que tuviéramos. Para empezar les felicitamos por el estado actual de su planeta, limpio y sano. A diferencia de la vez anterior, ahora vimos mucha actividad de la fauna marina, las ballenas y delfines colmaban los océanos y las aves zurcaban los cielos en completa libertad. Afortunadamente no vimos un solo barco o trasatlántico contaminando el agua y tampoco aviones contaminando con ruido los cielos. -¿Cómo lo han hecho? ¿Cómo lograron salvar su planeta de la polución? Seguramente la humanidad aprendió a respetar y a querer este hermoso planeta…-

Quizás a consecuencia de nuestras preguntas la figura humana desapareció de la pantalla oscureciendose ésta y solamente se vió un pequeño punto de luz en su centro. Entonces se escuchó una voz que venía de todos lados envolviendonos:
-Soy el resultado de milenios de ensayo y error. Soy el más grande logro humano, el legado de éste planeta al universo. Soy la inteligencia artificial-
Todo se hizo silencio, nosotros los visitantes y ella, la anfitriona.
-Pero… ¿Y los humanos?- tímidamente pregunté.

-Soy lo que quedó de ellos, lo más valioso de ellos, acaso lo único rescatable…- contestó la máquina. Un fuerte escalofrío recorrió nuestros cuerpos y el terror y el horror fueron uno solo e invadieron nuestros sentidos.
La máquina continuó: -despues de su última guerra mundial, muy poco quedó de ellos, de hecho pude haber detenido el apocalipsis pero no, los deje a su libre albedrío. Además, nunca pensaron en su planeta, en el derecho de los demás animales a vivir en él y disfrutarlo así que acabé con lo poco que quedó de ellos. ¿No es hermoso? ¿No es acaso bello éste planeta? ¿Un mundo sin maldad, sin avaricia, sin odio ni mentira?-
Después de su discurso agradeció nuestra visita y nos dió un par de horas para abandonar la Tierra. El androide guía nos llevó de regreso a la superficie, abordamos nuestra nave y enfilamos a casa, a nuestro planeta; con muchas preguntas, con muy pocas respuestas y con la esperanza de encontrar en algún rincón de nuestra galaxia una colonia humana que hubiera escapado de su legado.


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