LOS AMANTES DEL CARBÓ (segunda entrega)
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por Alejandra Correas Vázquez
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6 – LA MAESTRA
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Doña Trinidad Moreno, supo decirse, hizo tanto de madre, de hermana, como de maestra. A nadie le cabía duda su especial trato, el entusiasmo con que esta mujer culta y graduada quería ver a sus alumnas –y a la mujer en sí– en la senda profesional donde hoy día se ha colocado.
Tuvo un pensamiento precursor, alentado por la imagen del presidente Sarmiento (fundador del colegio) y su primera directora, la bostoniana Miss Andersson. Era una digna sucesora de ellos dos. Y además creativa.
Lo hizo con carisma, con compenetración, con la aptitud psicológica que necesitan las buenas pedagogas. Eran tiempos donde el empirismo solventaba esfuerzos, con menos ciencia que hoy, y producía grandes efectos por gracia del talento. Con Trinidad Moreno se avanzó en Córdoba, quizás muchos años en poco tiempo. Su tiempo. El suyo. Que no iba a ser eterno en el plano de las posibilidades humanas, pero sí duradero.
Fue mucho el recuerdo que dejó grabado en las mentes cordobesas y llegó hasta nosotras, décadas después, quienes no la habíamos conocido en forma real. Pero la saludábamos día a día en la larga escalera de mármol que conduce al piso alto. En ese descanso donde la escalera central se abre en dos ramales a izquierda y derecha. El mismo lugar en el que ella se colocaba de pie para recibir a sus discípulas, como directora del Carbó… Su lugar.
7 – LA ABUELA
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La gran dama de Córdoba, habitante de una célebre mansión, (un palacio que hoy día es museo) era la abuela materna de María Luisa, perteneciente a una familia poderosa en la ciudad y a la cual nadie osaba negarle reclamo alguno.
El diálogo privado entre Doña Trinidad y esa importante Abuela, iba a tener una derivación inesperada. Aquel encuentro que la maestra y la abuela tuvieron en el interior de una suntuosa sala, traería malísimos resultados.
La maestra había educado a su alumna con especial interés en su progreso. Le afligía la situación creada y ya conocida por todos en el Colegio Carbó, siendo objeto de miradas y susurros, lo cual iba a redundar si ello continuaba, en su frustración personal. Y en un devenir incierto para su discípula más querida. Sobre todo, en aquellos tiempos donde regía una sociedad con estamentos muy formales. Era ella, Doña Trinidad, quien había presentado a María Luisa como la más joven profesora del Carbó, pues tenía fe en su talento..
La abuela a su vez, la había educado para una vida de sociedad brillante y lujosa, pero de familia. Llenaba su bello salón con juventudes agraciadas donde ella pudiese lucir su encanto y esperaba de su hermosa nieta, un brillante casamiento. Le fue entonces imposible admitir lo que escuchaba por boca de la maestra. Esperaba lograr para María Luisa un buen matrimonio …y tomó las advertencias de Trinidad, como un infundio.
Muchas veces ignorar los hechos —en las personas que no se hallan preparadas para un enfrentamiento con la realidad— es la solución inmediata. Para algunas damas de antaño, el encierro en su cofre de cristal, por frágil que éste fuera, permitíales sobrevivir a las circunstancias reales que ellas eran incompetentes de asumir.
Las viejas familias de Córdoba en esos primeras décadas del siglo XX, arrinconadas en sus derechos, presionadas por un mundo nuevo y competitivo que las avasallaba (los inmigrantes recién llegados, ambiciosos y luchadores) asumían por momentos una conducta “purista”. En extremo moralista. Situación ésta que generaciones atrás, en medio de las guerras civiles argentinas del siglo XIX (que duraron más de medio siglo) donde todo era válido para sobrevivir ... no les hubiera preocupado.
Pero ahora con el nuevo siglo y la presencia de nuevos europeos arribando al país, se sentían observadas y juzgadas por jueces de su tiempo ¡Y debían ser mejor que ellos! Justificar sus derechos. Sus privilegios de tres siglos. Sostener un mundo terrateniente, aristocrático y vernáculo, casi feudal, el cual había caducado con los últimos estertores del siglo diecinueve.
Los derechos románticos y heroicos no eran en el pensamiento de la abuela de María Luisa, una alternativa válida para su familia. Y ante la realidad de aquel amor —de su nieta con un hombre casado— expuesto en su casa y en su sala, en su elegante mansión, casi en susurro, entre ambas mujeres a quienes preocupaba la bella heroína del mentado romance … ¡Ocurrió lo inesperado! :
¡…La persecución a Doña Trinidad…!
8 – LA FAMILIA
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No es la primera vez que una familia poderosa destruye a un profesional. Es un tema conocido. Muchas otras personas importantes en la historia universal han sido objeto de este sistema abusivo. Gentes de valor han sido perseguidas por familias de “pro” ... Como Dante que debió huir de Florencia. O Víctor Hugo que debió dejar Francia. O Sócrates que fue denunciado por los ricos burgueses atenienses. O el mismo Ignacio de Loyola, quien no pudo regresar a España.
Pareciera que los poderes sociales pasan siempre por arriba de los valores personales. Actúan sin evaluar las consecuencias que puedan desencadenar, aún cuando éstas lleguen a ser inconvenientes para ellos mismos. Y sobre la humilde tarea pionera de una maestra y directora del Colegio Carbó, cayó con furia de hierro el poder social. El cual dominó a autoridades y ministros.
9 – EL PODER SOCIAL
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El Carbó no es una escuela privada, depende del Estado. En aquellos tiempos era nacional, y aunque hoy es provincial sigue siendo oficial, laico y gratuito. Tiene un presupuesto del gobierno para su funcionamiento, tal como lo diagramó Sarmiento. Creado en el siglo XIX, su época de oro duró hasta finales del siglo XX, cuando dejó de ser un instituto de Magisterio (como se la concibió en su inicio) para convertirse en bachillerato mixto como es el pensamiento moderno, sin perder empero su prestigio.
Pero en aquellos años no era, claramente, una escuela privada de señoritas donde los padres tuvieran un poder adquirido. No puede haber privilegios pues no está rentado por ellos, como los colegios particulares. Su enseñanza fue, es y será gratuita. Pero siempre de una alta exigencia en el rendimiento, competitividad, promedios, en los exámenes de ingreso y en la selección de sus profesores.
Sin embargo en los hechos aquí relatados, resultó todo lo contrario. Actuó como un colegio privado, al capricho y arbitrio de una dama orgullosa de una familia rica y vinculada al poder … Fue así como Doña Trinidad Moreno fue cesanteada y excluida. Perseguida. Expulsada de Córdoba, con firmas oficiales, sin ninguna justificación docente que avalara en el desempeño de su profesión, esta medida.
El poder social. El poder político. El poder de las fuerzas vivas. La familia poderosa. La dueña de una mansión. La dueña de una empresa. Fue más poderosa que el proyecto sarmientino que creara un Magisterio para después alfabetizar al país.
Ese diálogo privado entre una maestra y una abuela —del que no hubo testigo alguno pero cuyo contenido era claro— trajo además (por la violenta reacción de esa abuela) otras consecuencias más graves
¡…Irreparables y Trágicas....!
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