no abras los ojos

NO ABRAS LOS OJOS
El viento silbaba felizmente entre las copas de los arboles, acariciaba mi cuello haciéndome sentir espasmos juguetones, ricas caricias que me hacían imaginar cosas increíbles, y sin embargo la sensación de incertidumbre y temor me embargaban, “no abras los ojos”, era lo único que me habían dicho, era como si confiara en mi, “no abras los ojos” solo eso, me guio con su palma en mi hombro a través de las escaleras, los vehículos pasaban lentamente a lo lejos, se les podía oír, el olor a una barbacoa me alcanzaba, era de día, pero estaba sumida en la oscuridad, y sin embargo me sentía bien, asustado pero bien, claramente olía su colonia, esa colonia que yo le había regalado hacia poco, me preguntaba como había sido posible que fuera capas de hacerlo, no sabia , sabia el por que, pero no sabia que se atrevería, llore un poco, una gota rodo por mi mejilla, pareció congelarse con el frio inmisericordioso de esa mañana de diciembre, la misma noche de navidad.
Entre en el auto, escuchaba una canción de los hombres “G”, mi cuerpo comenzó a moverse, el se rio, me detuve, la portezuela azotó, escuche unos timbrazos, parecían teclas de celular, al final lo comprobé cuando comenzó a hablar con alguien.
-ya vamos en camino…tenlo todo listo, por cierto, esto será muy especial.
Se rio cuando lo dijo, yo trague saliva, estaba salada y seca, sentí que se me atragantaba, escuche el rugir del motor, ideas insanas llegaron a mi mente, como las que ves en las noticias matutinas con enormes letreros rojos: “persona tal muerta por tal, pero horripilante situación”, yo me imaginaba ahí, tirada y desmembrada, yo ahí con la cabeza destrozada por no haberle obedecido, “no abras los ojos”, luego me reí, el no seria capaz, al menos eso creía, muy en el fondo, pero muy muy en el fondo.
La música cesó, nos quedamos en silencio, el motor ya no rugía ,nos habíamos acoplado a su existencia, sentía que me miraba por el retrovisor, me vigilaba por si abría los ojos, mis manos temblaban, quería abrirlos, quería ver su rostro, quería ver si no era alguien mas, su mano en mis espalda mientras me pedía que cerrara los ojos, que seria una “enorme sorpresa”, yo sentí miedo, los cerré y me deje llevar, pensaran que soy estúpida al obedecerlo sin siquiera verlo, pero no lo conocen como yo, no señor, jamás me atrevería a llevarle la contraria por algo así, sabia que me veía, que veía mi temor, pero yo ahí, ansiosa por descubrir el fin del camino, y quizás mas.
Me ayudo a bajar tan amablemente que no lo creí, el viento ya no era helado, era cálido, como si el viento cambiara con mi existencia, corría en el mismo canal, corría a la misma dirección y velocidad que mi mente ahora, podía a ver estado húmedo y yo lo habría sentido seco, creo que a eso se refieren con relatividad, punto de vista, ¿no creen?.
El sonido de nuestras pisadas al subir por los escaloncillos me tenían casi bailando, era una cosa hipnótica, algo que me decía que podía salir corriendo en ese instante y no mirar atrás, pero me encontraría, tenia que darle la cara, ahora o después tendría que hacerlo, ahora o después de cualquier manera, mejor ahora me dije, la puerta se abrió, el sonido de la casa era aun mas mortífero que el zumbar de las abejas haya a lo lejos, que situación tan terrorífica…
Una fuerte cantidad de luz invadió mi mirada ciega, no podía ver pero la luz era tan fuerte que la veía a través de mis parpados…entonces algo me toco y me hiso brincar y gritar.
Mis ojos poco a poco se acostumbraron a la situación, la luz me lastimaba un poco, me los tallaba tratando de reconocerlos…si eran ellos…
-¡feliz cumpleaños mama!.
Eran mis hijos y sus familias que habían venido a celebrar mi cumpleaños, a pesar de que yo no quería envejecer, los evadía siempre, ahí fue cuando vi los ojos del dulce hombre que me llevo ahí, mi esposo, se los dije, lo conocía mejor que nadie, no podía creer que se atreviera, pues la verdad ya no es mi esposo, en realidad es mi ex esposo, pero ahí estaba, tan apuesto como el día que me case con el, mis hijos me llevaron una deliciosa tarta y disfrutamos otro años mas, a pesar de que me negaba aceptarlo, que bueno que me di fuerzas para no abrir los ojos, pues no hubiese sido lo mismo, claro que no señor.
FIN
“querida mía, a pesar de que ya nos separamos hace mucho tiempo, aun no he dejado de amarte, ¿te casarías conmigo, otra ves?.
Pedazo de un diario de nueva york, con letras azules.

Bello relato Chori, la verdad es que para mi es una grata sorpresa leerte, este texto es hermoso, porque vas llevandonos a creer una cosa, se nota cierta tensión en la protagonista, sumadas a una alegría que por momentos resulta inexplicable...¿porque el miedo?, ¿porque esa sensacion de ella al decir, se atrevera o no?...son preguntas que uno se va haciendo y que yo esperaba algo peor...sin embargo, el giro es perfecto y el final, aun mejor, dandole un epilogo de ternura y tambien de sonrisas al lector...

Muy bien Chori, un bello texto, como tambien los otros que he podido leere de ti...

Un abrazo,

Ignacio

gracias nchito, me gusta que me lean, y ams que lo disfruten, cuando escribo algo primero piesno en que me guste, pero me alegra que le guste a lso demas, felis año nuevo