La voz de mis ojos

LA VOZ DE MIS OJOS.
-¡Hola!
Se escuchó por aquel lugar, una voz dulce, suave y fina como fluir de agua que erosiona lenta, calma y suavemente la tierra, cruzando así por mi cabeza, deleitándome el alma, y haciendo gozar mi corazón.
-¿Quién eres? Preguntó aquella dulce voz. Y velozmente contesté:
-No lo sé-.
Hubo una corta pausa, y ninguno articuló palabra alguna, y luego habló diciendo.
-¿Acaso te he despertado?
A lo que respondí en un tono ligero.
-¿Es que estoy despierto? Pensé que dormía y tu voz era producto de algún sueño.
Se sonrió, yo no la veía, pero de alguna forma sabía lo hermosa que era. Yo escuchaba su voz, mas no entendía lo que con sus palabras quería decir. Ella se acercó por detrás y sus manos tocaron mis hombros y dejó que tendiera mi cabeza sobre su regazo.
-¿Tienes nombre?
Dudé en darle una respuesta, y decidí responderle así, con una mentira.
-En realidad, no recuerdo.
Sentí que su expresión de serenidad cambió.
-Es una lástima- ¿Por qué mi corazón aceleraba?, ¿por qué veía mis pensamientos en el aire en lugar de estar en mi cabeza?, o ¿por qué sentía una sensación tranquila con ella cerca? No entendía lo que me decía, por eso intenté rechazarlo pero, con cada palabra, cada letra, cada sonido que de su boca brotaba me era más difícil. Era como no relajarse con el canto de un ave, o con el sonido del viento surcando el bosque.
-¿De dónde vienes?-, me preguntó, y le dije bruscamente queriendo evitar su voz.
-El lugar de donde vengo no tiene importancia.
No dijo más nada, y el silenció volvió. No pude evitar el sentirme solo al no escucharla, y como si algo hiciera que mis pensamientos salieran por mi boca rompí el silencio así:
-¿Por qué no hablas?
El silencio se mantuvo un poco más.
-¿Porqué te empeñas en cerrar los ojos?-.
No pude entender que era lo que quería decir, y contesté:
-Pero no están cerrados-.
–No hablo de su rostro-.Creo que pude entender lo que decía. Es más, vi sus pensamientos, pero fingí que no lo hacía.
Sí, yo podía imaginar su apariencia aún sin haberla visto, sabía lo que pensaba, quien era, y conocía sus sentimientos aún sin que dijera nada de sí misma. Ella bajó su cabeza hasta llegar cerca de mi oído y me susurró:
-Aún no lo entiendes completamente ¿verdad?
Quedé pensativo y no contesté. Me levantó, sentí curiosidad por verla, me di media vuelta, y era como la imaginaba. Se acercó, como si fuese a decirme algo al oído, pero se detuvo. Entonces sentí como rozaban sus labios y respiración por mi mejilla, acarició lentamente mi barbilla, y quedó junto a mi rostro, y me dijo:
-¿Cómo te llamas?
Y sin pensarlo le dije:
-Llámame como tú quieras.
Entonces sentía la cálida sensación de sus labios sobre los míos. Me sentía fuera de mí, entonces logré entender, y abrí mis ojos.

No se como comentarte este relato, sin embargo me gustó tu estilo. ¿No se porque razón? ¿Si es que la hay? Me llegó profundamente, quizá porque alguna vez yo también entendí, que hay algo más en los hombres que lo que podemos ver.
Un gusto leerte

Como lector te reitero, tenes un estilo muy propio y diferente. Si a esto le sumo que recién estás haciendo jueguito con el balón, cuando pises la primera va a ser para leerte todo el día.
Tkërma, Te felicito!!!!!

Vas definiendo mejor las ideas, esto te permite sacarle más jugo y llegar más lejos.

Una forma interesante de relatar este auto-reconocimiento de la persona... De alguna manera creo que a todos los que nos empeñamos en imaginar nos pasa...ah,ley dos beses este particular hoy...Un gusto.

Muchas gracias por sus comentarios !

"La inspiración no siempre llega a tiempo; antes que esperar el rayo prefiero frotar dos piedras. Yo.”

Vos tenés el arte, la técnica se aprende.

Muy buen escrito Tkërma. Saludos,
Jose

Se presiente gran talento muchacho, un escrito para leer más de una vez