ANTES DE OLVIDAR HAY QUE COMPRENDER
En mi opinión, si lo que uno hace cuando desea olvidar un asunto es esforzarse en despacharlo como buenamente pueda cada vez que se presenta, lo más que puede llegar a conseguir es que se presente menos a menudo –y no está nada garantizado que lo consiga-, y si sólo utiliza ese único modo para deshacerse del asunto que le afecta, lo más que puede llegar a alcanzar -como mucho- es olvidar por momentos el hecho, pero de ese modo no podrá eliminar la influencia inconsciente que seguirá ejerciendo ese mismo hecho.
Las cosas que se han incrustado en el inconsciente ejercen su efecto aunque uno no sea consciente de ello. Esas cosas que uno quiere olvidar, porque cree que es mejor olvidarlas, tienen que ser elaboradas, digeridas, y resueltas, antes de enviarlas al olvido. Hay que purificarlas comprendiéndolas y aceptándolas. Aunque no gusten, porque no hay nada más absurdo que negar la realidad.
Si no las comprendes y aceptas, no borras el efecto que aquel hecho del pasado te sigue causando en este momento. Para ello, es conveniente analizar el hecho observándolo imparcialmente, no desde la rabia o la angustia, no desde el dolor o la pena, porque son condicionantes que van a anular la objetividad y el desapasionamiento necesarios.
Puede haber un error inicial de planteamiento que impedirá obtener los resultados esperados: no se trata de enfocarse en las cosas para arrinconarlas en el olvido, se trata de resolverlas para que se eliminen sin consecuencias posteriores.
El Ser Humano es propicio a la comprensión, a la empatía y al perdón, pero el ego… el ego es más... retorcido… más irascible… se encoleriza pronto y se aferra a su rabia para prolongar durante más tiempo algo que si se hubiese quedado en una simple emoción desaparecería. Una emoción dura unos segundos o unos pocos minutos como mucho. Nada más. Y se extingue. Un sentimiento es una emoción procesada a la que se ha añadido una opinión y una consigna y por eso se puede convertir en dañino.
Si comprendemos las circunstancias que se reunieron para que sucediera eso que se pretende olvidar, si comprendemos a las personas involucradas, sus situaciones personales, las motivaciones emocionales o personales que les llevaron a hacer lo que nos hicieron; si comprendemos que algunos hechos es mejor dejarlos ir sin añadirles rabia ni deseos de venganza, sin buscarles explicación –porque simplemente hemos sido cooperadores necesarios-, si comprendemos que nada ajeno debería afectar nuestra estabilidad, comprobaremos que es mucho más sencillo que los sentimientos desagradables y las cargas de rabia desaparezcan sin dejar huella en forma de resentimiento.
Cuando alguien pretende hacernos rabiar y rabiamos, estamos colaborando con él para que consiga su objetivo. No sentir rabia es la respuesta inesperada y la que le creará la frustración de no haber logrado el objetivo de hacernos rabiar. Si comprendes esto te podrás aliviar de cosas que hasta ahora se te hacen dolorosas.
Comprender es abrazar algo, incluirlo dentro de uno mismo, entenderlo siendo capaz de penetrar en ello, encontrar una explicación a los actos del otro o a lo sucedido. También es ponerse en el lugar del otro.
Comprender es la clave, es la palabra que se convierte en respuesta y en solución a esos conflictos en los que el orgullo del ego quiere involucrarnos haciendo que nos los tomemos como una ofensa personal.
Depende de cada uno qué hacer con lo desagradable que le ocurra, pero comprenderlo y después dejarlo diluirse en el olvido es una buena solución.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales