Arte

Es un escritor que ha logrado cierto status, le ha servido bien aquello de hacerse el marginal y crudo. Nunca ha dado una entrevista y las fotografías que existen de él son de cuando era más joven, de hace 10 o 15 años. Ahora, luego de vender miles de sus libros está convertido en una vaca sagrada. Accedió a que lo entrevistara luego de que le envié un par de cuentos que escribí. Le dije que su poderosa prosa me había inspirado. Me contestó diciéndome que fuera a verlo. Y aquí estoy, en su casa. Dos plantas con cocina y sala. Dos baños. Sale a recibirme en calzoncillos, me dice que lo siga. Subimos las escaleras y entramos a un cuarto lleno de humo. Las paredes están pintarrajeadas con frases como ¨Dios me hizo una paja¨ o ¨en la muerte no hay engaño¨, en medio hay una cama con las cobijas revueltas, entre ellas se observa el cabello y cuerpo de una mujer desnuda. El ultimo escritor maldito se sienta sobre la cama y tapa a la mujer con las sabanas. Luego me dice que me siente. Observo alrededor y no hay sillón, ni silla, así que jalo una hielera y me siento sobre ella.

Saco la grabadora.

—Nada de grabadoras— me dice —papel y pluma.

Saco mi libreta, busco un espacio entre las hojas garabateadas y comienzo.

—¿Por qué se niega a dar entrevistas? ¿está siempre metido en el personaje?

—Hay solo dos formas de poder representar un personaje por 35 años. O se es un genio, o se es un grandísimo pendejo. Yo soy un poco de ambos. A partes iguales, aunque no siempre equitativas.

—¿Las entrevistas?

—Las entrevistas están bien para quien guste de los reflectores o que sean grandes lumbreras. Yo no tengo nada de eso. Lo que tenía para decir lo digo en mis libros, a través de los personajes. No tengo nada importante o interesante que decir acerca de mi persona y si alguien espera que la verdad plena salga de mi boca, está equivocado y pierde su tiempo.

—¿Qué le puede decir a sus fanáticos?

—Les agradezco que compren mis libros, porque ellos pagan mis cuentas, compran mi vino y me permiten quedarme en cama hasta tarde. Todos los días.

—He visto una camioneta nueva en la entrada.

—También la han pagado ellos. Y esta casa… incluida la piscina.

—¿Cómo comienza su trabajo creativo?.

—Generalmente me levanto temprano, cerca de las 6 de la mañana, me levanto y cago. Ahí comienza todo. Filosofar se lleva bien con el escusado. Digamos que las ideas fluyen. Ya en el transcurso del día escribo. ¿Qué? Lo que sea. Tú lo has dicho, fanáticos. Compran lo que sea. Incluso he estado pensando seriamente en contratar a alguien para que escriba por mí, mientras yo vivo, me dedico a jugar al golf o me recupero de una cirugía.

—En su cuento ¨Morir en domingo¨ uno de sus personajes abusa de un niño ¿Qué opina usted de eso?.

—No opino nada al respecto.

—Algo debe pensar de ello. Usted lo escribió.

—¿Cómo puedes estar seguro de ello? Si conocieras bien mi obra te hubieras dado cuenta que no hay nada original en ella. Cada cuento, cada historia, cada maldito libro está conformado con copia y pega de otros textos. Y en dado caso, escribir no es igual a cometerlo. Soy culpable de las letras, de las palabras puestas, la acción no es mía.
—Pero lo escribió por algo ¿Cómo llegó esa historia hasta usted?.

—La otra vez di una fiesta, invité un par de amigos, ellos trajeron unas amigas. Nos pusimos muy borrachos. Había mucha cocaína. Hicimos cosas muy locas. Le disparamos un par de veces a la luna. Una de las chicas le hizo una felación a un perro (no sé de donde demonios salió el perro) era una chica linda, se miraba menor. No supe su edad, no le pedí identificación. En un momento de la noche estábamos todos nadando desnudos. hubo un poco de acción, pero a mí no se me pudo poner dura. Si me lo preguntas, eso demuestra que no me gustan las niñas.

—¿y los niños?.

—Te diré algo… uno de mis hermanos tuvo tres hijos, tres pequeños escarabajos. Los odiaba, aun los odio. A todos los niños.

Se levanta y va hacia un estante cargado de libros y revistas de música de entre las cuales saca una fotografía. La alarga hacia mí y dice.

—aquí estamos, harán unos 10 años, ese soy yo, el de la derecha, estúpido y soñador, traigo la espátula en la mano y estoy volteando hamburguesas, el de al lado es mi hermano y al fondo, se alcanzan a ver sus hijos. No los he visto desde entonces.
Lo dice sin emoción en la voz, sin dolor o nostalgia.

—¿Por qué se apartó de su familia? Le pregunto.

Se toma unos segundos pensando la respuesta, junta las manos y me mira fijamente. Tras él la mujer parece dormir profundamente, no logro ver su cara, pero atisbo si sus nalgas y trato de decidir si este fantoche es un pendejo o un genio.

—De niño vi una película de zombis, en esta, los primeros que morían eran aquellos que se aferraban a los afectos ya sea amorosos o de familia. En el apocalipsis solo sobreviran los fuertes y los solitarios… y como puedes ver, yo estoy fuera de forma.

—Los críticos lo han acusado de plagiarse a si mismo en su última novela ¿Qué responde a eso?.

—Cuando muera dirán que mi prosa era única, que inventé algún género y que mi voz se escuchará por siglos y pondrán alguna de mis novelas (no sé si la última porque es una mierda) en el mismo podio en el cual colocan a esos bichos blandengues que gastaban tinta y 15 paginas para describir una pared. El ego de un escritor solo es superado en tamaño por el ego de un crítico. Hacerles caso es tan inútil como innecesario.

—Usted se ha negado siempre a que lo llamen escritor. Ha preferido ¨escribidor¨, otra vez ¿es para mantener el personaje?.

—Creí que lo del personaje estaba ya claro. Piensa en el nombre de un escritor famoso en este país. Piénsalo un momento. Recuerda alguno de sus textos y las veces que lo has visto en televisión. Yo nunca he querido ser eso. De joven trabajé en trabajos de mierda, no malos, pero si demandantes, les das 8 o 9 horas de tu vida diariamente. En tus horas libres escribes a manera de catarsis, luego tienes un golpe de suerte y alguien cree en ti y edita tus debrayes y le gustas a los que como tú tienen trabajos de mierda y no escriben, y compran tu libro ganas dinero y dejas de trabajar. Y vas a conferencias y a firmas de autógrafos y conoces a los escritores esos de los que hablas, y te das cuenta que son blandos, mamones y solo se soportan a sí mismos y no quieres ser parte de ellos. Si ellos representan al “escritor” a mí que me saquen de ese costal.

—Con el avance de la tecnología ahora pareciera ser más fácil tener acceso a que cientos o miles de lectores, es una buena ventana para los escritores noveles ¿Qué opina de las redes sociales?

—Son buenas herramientas para encontrar con quien coger. El resto es ruido y cagarrutas. Esos que llamas noveles escritores, con sus excepciones, son adolescentes (algunos demasiado tardíos) que escriben solo porque conocen el alfabeto y sus textos no tiene rabia ni sangre y esparcen su mierda demasiado rápido y se lisonjean entre ellos porque a nadie le gusta la verdad y aquellos que enarbolamos la verdad como bandera somos el enemigo. A los que escriben desde su computador para ser conocidos y tener éxito tengo algo que recomendarles JODANSE.

—Pero habrá algunos de ellos que compren sus libros.

—Que los sigan comprando, quizá logré comprarme una isla.

Se levanta y toma un paquete de cigarrillos, me ofrece uno y lo rechazo con un gesto. Rebusca entre los libros mientras yo veo a la chica en la cama, ella pareciera ser lo mejor de todo esto (mi amiga Shany me odiaría por cosificarla) demasiado cliché en este tipo como para respetarlo.

—Esta entrevista estará en una página de aficionados ¿Por qué accedió a ella?

—Leí lo que me enviaste… es bueno, eres bueno. Hay verdad en lo que escribes, leerlo es como recibir un puñetazo en la boca del estómago. He estado buscando eso. Por eso quise conocerte. Te dije antes que pienso comprarme una isla.

Me quedo pensando mientras nos observamos, tenemos un duelo. Ambos conocemos la respuesta, pero aun así hago la pregunta.

—¿Me está pidiendo que sea su escritor fantasma?

se rasca el ombligo, se saca la pelusa y observa sus dedos. Luego los huele. Se mueve por el cuarto como si buscara algo. Estira las abanas y deja el cuerpo de la mujer al descubierto. Ahora puedo verla completa, las interminables piernas cubiertas de tatuajes, la espalda morena y las nalgas turgentes. También la sangre que la cubre y los intestinos desgarrados. Me sobresaltó, avanzo y la observo de cerca, aún tiene los ojos abiertos, es como si gritaran. Luego lo observo a él. Luce cansado.

—Escribirás una buena historia de esto. Será tu puerta para que salgas de ese trabajo de mierda que tienes. Mírala bien. Toma nota de todo. La policía está por llegar, no hablaré con nadie hasta que publiques tu libro. Si vendes los derechos para una película pide que sea Jack Nicholson quien me interprete. Cuando tengas tu isla. Da gracias por esto.

Se deja caer sobre el piso, sigue fumando tranquilo. Una sirena policial comienza a escucharse. Jalo la sabana y cubro el cuerpo. Luego salgo del cuarto y bajo la escalera. Mientras espero a que llegue la policía, pienso en algo que he leído “el arte, el buen arte, cualquier cosa que eso signifique, para ser bueno necesita sangre “. Dejo de lado lo abstracto y lo ambiguo y me recrimino por no haber llevado una cámara fotográfica conmigo, esas nalgas hubieran sido una buena portada.

Atrapante. Linda historia.
Nilda

Me fui deslizando poco a poco en la lectura, un ego profundo el del personaje envuelto en una especie de desprecio por todo. Insolente y tranquilo.
Me recordó un poco a Fernando Vallejo.
Muy bien hilada la historia y lástima de la cámara: "esas nalgas hubieran sido una buena portada".

Genio y figura, muchos saludos.