Obra de arte

Era la galería principal del edificio. Todos miraban la obra de arte.

Uno mencionó la perfección de los trazos horizontales.

A su lado, otro comentó que lo que más le llamaba la atención era la sinfónica amalgama de colores.

Un tercero aseguró que era un buen cuadro, pero que había visto mejores.

¿Mejores?, preguntó otro, presente un mueca de disgusto, no hay artista vivo capaz de lograr algo semejante.

Se equivoca, el pintor portugués es superior, su técnica es inigualable.

¿Qué sandeces son esas?, interrumpió otro, estamos ante el artista más brillante de todos los tiempos.

Bueno, no era mi intención inmiscuirme, se animó otro del fondo, pero me parece un sacrilegio lo que acaba de decir. Se olvida de genios como Da Vinci, Van Gogh, ¿y qué me dice de Picasso? ¡Por amor al arte, no se olvide de Picasso!

Nombre a cuantos quiera, contestó secamente. Llevo cincuenta años apreciando el arte y le digo que no hubo ni habrá pintor como éste.

Me gustaría que me diga, si tan extraordinario es, por qué nunca ganó el premio Elite, desafió otro.

Un premio es irrelevante, respondió, sobre todo cuando se habla de un hombre que marcó tendencia, que elogia el globo entero, que talló su nombre en el árbol de lo que llamamos arte.

¡Estoy de acuerdo con él!, exclamó uno que hasta entonces sólo escuchaba.

¿Cómo puede estar de acuerdo?, inquirió otro que recién llegaba, todos esos elogios provienen de gente que no tiene noción de lo que es una pintura.

¿Y usted la tiene?

Por supuesto, soy pintor y llevo dos décadas como profesor en la Universidad de Arte.

Bájese del carro, censuró otro, yo también soy experto en arte y mis cuadros recorren el mundo, pero es de necio negar la maestría de este artista.

Es cierto lo que dice, sólo tiene uno que mirar sus obras para deleitarse, independientemente de cuánto sepa en materias artísticas.

¡Así es!, se escuchó otra voz, uno no puede evitar emocionarse al observar sus cuadros.

¡Se emocionará más si observa los del pintor portugués!

Basta con las frivolidades, el pintor portugués es lo que los medios quieren que sea, es ridículo que trate de compararlos.

¡Ridículo usted!

Todos exageran; sí, es un pintor extraordinario, pero el mejor fue Picasso.

¡Qué insensatez!, sin dudas el mejor fue Van Gogh.

Olvidan a Leonardo Da Vinci.

¿Da Vinci? Lo que hay que escuchar; cuánto necio suelto.

¡Usted es un ignorante!

¡No!, el ignorante es usted.

Me largo de aquí, no compartiré otro segundo con gente que no sabe ver.

Quédese tranquilo que yo me iré primero.

No antes que yo.

Mejor que Picasso dice, qué falta de respeto.

Llegada la noche, el conserje apagaba las luces de los salones en su último recorrido. Alcanzó la galería principal, cuya soledad lo invitó a hacerle compañía. Observó, admiró. La sublimidad del cuadro lo trasladó al recóndito espacio de la belleza, allí donde predomina el silencio y la contemplación, allí donde lo material converge con su antónimo. Por fin oprimió el interruptor, lentamente abandonó el edificio secándose las lágrimas.

Maravilloso, mi felicitación. Como dice Cynthia, no esperaba ese final, le dio toque de grandeza al texto.

Un abrazo

Qué bueno!! Un atractivo texto, lindo final.
Yendo a lo de las opiniones, en el taller literario al que asisto, hace un tiempo hablábamos sobre los concursos, supongo que un diálogo similar podría darse entre los jurados, cada uno eligiendo a un texto o libro como ganador. Son solo opiniones vinculadas con lo que la obra transmite. Supongo.
"el pintor portugués es lo que los medios quieren que sea" se aplica a muchos escritores, programas, artistas, etc etc. Creo que es lo que se denomina "marketing" o tal vez no sea la palabra adecuada pero seguramente entienden lo que quiero decir.
Nilda

Excelente historia irónica acerca de supuestos "críticos" de arte. Estupendo final, el verdadero admirador de las obras de arte es silencioso, introvertido y goza mirando líneas, trazos o tal vez cinceladas, según sea el caso.