Johnny se acerca a él. El señor se notaba bastante incómodo.
— ¿Qué le dijeron acerca de la luz, señor? — pregunta el joven mirando en dirección al mostrador, donde no había nadie por el momento.
El señor mira a Johnny con indiferencia, pero responde.
— Dice la joven que atiende que se ha cortado el servicio eléctrico en toda la manzana. Ha habido un accidente con un poste o algo así — se encoje de hombros—. Los de Luz del norte están tratando de reparar el servicio, aparentemente la luz no regresará en un buen rato — gruñe.
— Demonios… necesito la luz… — reniega Johnny cruzándose de brazos y con una mueca de insatisfacción.
El tío levanta una ceja.
— ¿Qué es tan difícil masturbarse en la oscuridad? — ríe en voz baja.
Johnny blanquea los ojos y presiona los dientes.
— No es eso, señor…
— Entonces… ¿A mi sobrina no le gusta la oscuridad? — pregunta.
Johnny arquea las cejas y sonríe.
—Buen intento, Señor — soba sus parpados suavemente con sus dedos—, pero no me sacara información. Digamos que… necesito el agua caliente y además estaba viendo la televisión.
— Sí, claro… — responde incrédulo—, como digas, chico — mira su reloj de pulsera— ¿Dónde está la recepcionista? —susurra— dijo que regresaría con una solución…
Johnny vuelve a cruzarse de brazos.
—¿No se supone que las luces de emergencia se deben encender en estos casos? o los generadores, me han cobrado 35 por la noche y no estaré ni 3 horas, al menos deben tener un seguro para estos casos — refunfuña el joven.
—Dice la recepcionista que están dañadas las luces y que no hay generadores… así que en palabras más claras: estamos jodidos.
—¿Y que “Solución” ha ido a traer? ¿Unas velas? — suelta una risa.
El tío mira a Johnny y blanquea los ojos mientras menea la cabeza.
Más tarde Johnny regresa a la habitación.
Fabiana le abre.
—¿Y esas velas? — pregunta la joven con el ceño fruncido.
Johnny ingresa sosteniendo 4 pequeñas velas aromáticas de color rojo.
—Pues, aunque no lo creas es la “solución” que nos dan — dice dando algunos pasos dentro de la habitación—, no hay luces de emergencia por ahora.
Fabiana cierra y asegura la puerta.
—¿Pero velas, amor? — va tras él.
—Qué… Las velas son románticas… — dice acercándole un par—. Ayúdame a colocarlas por ahí… para que alumbren la cama al menos —Johnny rodea la cama en dirección a la mesa de noche a su lado de la cama, el derecho.
Fabiana suspira y asienta.
— Ok…, — dice ella ayudándole a colocarlas donde la mesa de noche.
Luego de un momento las velas estaban colocadas y encendidas, dándole una tenue iluminación a la alcoba. Además, Johnny había encendido el pequeño reproductor de mp3 para hacer ambiente con su Jazz suave.
— No quedó nada mal… — dice Johnny observando el lecho de amor.
Fabiana sonríe.
— Sí, no está mal, amor…, es como en la escena del final de la película.
Johnny se acerca a ella y la coge por la cintura con delicadeza, acercándola a él y dándole un apasionado beso. Ella rodea el cuello de su amado con sus brazos.
Pronto se acercan a la cama y se recuestan, ahí continúan besándose y acariciándose.
—Te amo, Fabiana, eres el amor de mi vida… — le susurra— Quiero que estemos juntos para siempre…
— Así será, mi amor. Te amo y quiero que siempre estemos juntos también… — le dice entre besos apasionados— quiero que tengamos hijos, que nos casemos… no en ese orden…
Johnny frunce el ceño y abre los ojos. Detiene sus apasionados besos un instante.
—¿Casaros y tener hijos? —hace una mueca— ¿No crees que es muy apresurado para hablar de esos temas, amor? —sonríe.
Fabiana frunce el ceño.
—No, no creo que sea apresurado — se aparta unos centímetros para verle mejor el rostro— Si has pensado en casarte conmigo, ¿verdad? — pregunta.
Johnny hizo una pausa.
Dios mío…, si pienso en casarme, pero no ahora., pensó.
—Claro, claro amor… yo te amo — responde acercándose nuevamente a sus labios. Intenta besarla, pero ella aparta su cabeza un poco.
— Pero dime… ¿Cómo será cuando nos caemos? — le pregunta dibujando una sonrisa en el rostro. Sus ojos brillaban.
Johnny frunció el ceño y se apartó un poco. Se rebulló en su lugar.
—¿En serio en este momento quieres hablar de eso, amor? — se acerca nuevamente— Mejor hay que practicar como haremos niños en muchos, muchos años…— le besa el cuello y comienza a bajar.
Al llegar a la clavícula de su amante, ella lo detiene con un suave empujón.
— No, espera…
— ¡Oh, dios! — Johnny se deja caer a un lado de la cama, mirando el techo y soltando un largo y sonoro soplido con las mejillas hinchadas— ¿en serio, amor? Se me va a bajar y solo queda un condón… — soba su rostro tratando de calmar la frustración sexual.
Ella se acomoda de lado colocando su rostro por encima del de él, para observarlo mejor. Hace una mueca.
—Es que… yo si he pensado muchas veces en casarme contigo y en formar una linda familia, tu sabes que siempre he soñado eso y en un rato más seré tuya —Hace una pausa—. Me gustaría saber qué piensas acerca de eso, pero en serio… después de hoy no hay marcha atrás.
Johnny baja sus manos y la mira soltando un suave suspiro.
—Amor: pienso que no es momento para tratar estos temas. Estoy muy excitado, muy caliente…, algo frustrado y ¡Po favor! —gira y se acomoda sobre su codo derecho, para poder tenerla de frente—. Ya tendremos tiempo para descansar y conversar, traje papas fritas y doritos en la mochila…te lo prometo, después hablaremos de lo que sea.
—En realidad quisiera saber qué piensas, Johnny — él sabía que cuando lo llamaba por su nombre no estaba jugando— ¿Cómo nos ves en un futuro?, como familia — levanta con mirada juiciosa.
Fabiana era una chica de su casa, no había tenido mas que 2 enamorados previos a Johnny, con quienes jamás había durado tanto ni había llegado tan lejos. Su padre era un ex militar que la había criado con severidad y muchos valores, por lo que, al menos, sentía que debía estar cien por ciento segura antes de realizar alguna actividad que no tiene marcha atrás.
Johnny asienta lentamente.
—Creo que tienes razón. Bueno, creo que cuando nos casemos, pues… estaremos solos un tiempo. Debemos primero comprar un apartamento o si tenemos más dinero una casa, y bueno…, quizás los primeros 5 años no seamos padres— se encoje de hombros—, aprovechemos para divertirnos, ya sabes — le guiña un ojo— ser padres es una responsabilidad y quiero hacer muchas cosas diferentes contigo— le sonríe.
Fabiana lo miraba con ojos de ilusión: enormes e iluminados.
— ¿Qué más? Dime. Me gusta mucho escucharte hablar así de nuestro futuro…
Johnny asienta y le cumple el deseo.
—Bueno… creo que cuando nos casemos pues… ya habré terminado la universidad y estaré trabajando en un buen bufete de abogador, no lo sé— frunce el ceño—, tu deberías estar en alguna empresa o en algún banco, que se yo…— le acaricia el rostro suavemente— iríamos a cenar los viernes luego de salir de trabajar y haríamos el amor todas las noches.
Ella se acerca y le da un dulce beso en los labios.
— Qué lindo… — le dice apartándose con lentitud.
Él sonríe.
— Y en esas noches de amor… quedarías escaldada como la chica de la película – suelta una silenciosa risa.
— ¡Ay que cochino eres! — lo empuja juguetonamente con una sonrisa en los labios—Matas todo el romance…
Ambos ríen unos segundos.
—¿Qué me dices? Podemos continuar… —pregunta Johnny con una sonrisa— mira que ya llevamos aquí cerca de 2 horas y nada de nada amor…— dibuja una mueca—, me acanta besarte y abrazarte, pero amor de verdad, de verdad se nos acaba el tiempo. Debemos hacerlo ya…— hace una pausa y suelta un suspiro— claro, solo si aún deseas y te sientes segura. Yo sé que las cosas no salieron como queríamos — le acaricia el rostro nuevamente—, pero igual tú decides, mi amor.
Ella asienta con una sonrisa.
— Lo sé, sé que no me obligarías a nada. Es solo que después de hoy sé que habrá una fuerte conexión emocional entre ambos, que difícilmente se romperá, y pues quería saber cómo nos ves en un futuro…— se encoje de hombros.
—Pues muy probablemente me quede clavo y tu engordes un poco — responde y suelta una carcajada.
— Eres un Idiota… — responde Fabiana con el ceño fruncido y un gesto de incomodad. Se gira dándole la espalda a Johnny quien se dio cuenta de que no estaba jugando, estaba enfadada.
— Amor, no te enfades — dice colocando su mano sobre la cintura de Fabiana.
Ella empuja la mano de Johnny con un rápido movimiento.
— ¡Tú siempre con tus chistes!
—Amor, es solo una broma…— muerde sus labios—. Es solo que no había imaginado así nuestra primera vez. Yo pensé en venir, divertirnos un rato, hacer el amor y comer doritos viendo a televisión — se encoge de hombros—. Pero no hay luz, no hemos podido hacer nada, y se hace tarde. ¿Qué hay de malo en reírnos un poco? — sonríe.
Fabiana se arrebuja entre las sabanas en su lado de la cama. Oía a Johnny.
— Pienso en un futuro contigo —continua él—. ¿Qué piensas? ¿Qué te hare el amor y ya está? — niega con la cabeza lentamente— Claro que no, mi amor. Esto es algo que decidimos los dos, porque nos amamos. Y bueno, sí, si me imagino siendo padre a tu lado, uno medio loco obviamente —Fabiana sonrió de espaldas aun—, sabes que los niños me desesperan, me has visto con mi sobrino, pero si me das algún día una niñita hermosa como tu pues… claro que estaría feliz y sería el mejor padre que pueda llegar a ser— sonríe y coloca su mano sobre la cintura de Fabiana—. Paciencia Dios sabe que tengo — dice con las cejas levantadas.
Se acerca a ella y la abraza por detrás. Le da un beso en la mejilla, ella seguía sin moverse, solo escuchaba y trataba de ocultar su sonrisa.
—Sé que seremos buenos padres — continua él—, tú mucho más que yo, mi amor. Mis padres, ya los conoces, no son el mejor referente. Fueron muy severos siempre…, por eso a veces me cuesta abrirme a mis sentimientos, pero si me preguntas como nos vemos en un futuro…— hace una pausa y frunce el ceño. Pensativo—. Pues seré claro y conciso — se aparta un poco de Fabiana, la coge por los hombros con suavidad y la gira hacia él. Ella no opone mucha resistencia—: Nos veo juntos y muy felices — le sonríe.
Ella con el rostro iluminado y una gran sonrisa se acerca a darle un tierno beso en los labios.
— te amo — le susurra la joven.
Johnny separa sus labios dispuesto responder, pero el regreso repentino de la luz lo interrumpe.
— ¡Llego! — dice soltando una risa.
Los aplausos de los inquilinos felices y algún silbido se dejaban escuchar por todo el edificio. Incluso Johnny soltó un silbido como muestra de felicidad, Fabiana se remitió a aplaudir unas cuantas veces.
— Bueno — dice Johnny levantándose de la cama — Será mejor vestirnos, amor.
—¿Qué? ¿Ya no tienes deseos?… —dice Fabiana levantando una ceja. Confundida.
Johnny, sentado a un lado de la cama, gira sobre si en dirección a ella.
— Pues…— se encoje de hombros— ha sido una noche complicada, mejor lo intentamos otro día cuando estés más segura — le sonríe.
Fabiana hace una pausa y baja la mirada. Pensativa.
Levanta la vista y la fija en Johnny con una sonrisa malévola. Lo coge de los hombros y lo regresa a la cama. Le da un apasionado beso que lo deja perplejo. Pensé que ya no quería hacerlo luego de todo lo que sucedió, pensó el muchacho.
— Quiero que me hagas el amor… — le dice ella finalmente—, No queiro irme de aquí sin hacerlo, amor. Te amor…
Johnny sonríe y la besa con pasión también. La coloca debajo de él y se quita los calzoncillos, de igual forma ella se quita su ropa interior. Ambos quedan desnudos en pocos segundos para continuar besándose y acariciándose con gran pasión.
Algunos instantes después estaban listos. Johnny, estando sobre ella, se estira para coger la cajita de condones que coloco cerca de la almohada, al lado de Fabiana, con el último de ellos.
—Amor, esta vez si no te me escapas… —dice sacando colocando la esquina del condón entre sus dientes— … esta vez sí amor — masculla— vamos a aparecer en las mejores páginas porno —Fabiana levanta una ceja—, si nos están grabando hay que darles algo bueno — sonríe y tira del sobrecito del condón, abriéndolo con sus dientes.
Johnny, sobre sus rodillas y por debajo de los muslos de ella, se dispone a sacar el preservativo de su sobre.
Fabiana lo detiene.
—Espera… ¿Qué dijiste? —pregunta con el ceño fruncido
—¿Acerca de qué? — pregunta con gesto de confusión.
Fabiana se impulsa con los pies y se coloca sentada contra el respaldo de su cama. Coge la sabana y se cubre parte del cuerpo. Observaba juiciosa cada esquina y adorno de la habitación.
—¿Crees que nos podrían estar grabando? — pregunta— no lo había pensado.
Estúpido, estúpido, estúpido, se repetía para sí, el bocón de Johnny.
—Amor, no debí mencionar eso —dice pasando una mano sobre su cabeza—. Eso lo dije de broma — Mira a su alrededor con el ceño fruncido, luego egresa la vista a la joven, quien observaba la habitación con precaución—. No nos van a grabar, confía en mi... — le sonríe.
— ¿Y cómo lo sabes? —pregunta insegura— puede haber cámaras en las luces —señala con el dedo a la lámpara de techo, por debajo del ventilados—, en alguno de esos cuadros —señala a las paredes—, en las lámparas — dirige su mirada a la lámpara a su lado y luego a la del lado contrario—, e incluso en las plantas esas allá.
Johnny observa las plantas un instante y deja escapar una sonrisa.
—Mi amor, estas paranoica —sonríe—, créeme, no hay cámaras en esta habitación.
Ella lo mira con el ceño fruncido. Insegura. Cubriéndose hasta el cuello con la sabana. Dirigía su mirada a cada esquina y cada lugar en la alcoba. Escudriñando, buscando.
— No me mires así — continua él—. Te traje a este hotel porque, aunque no lo parece, es un hotel decente. Nos alquilaron la habitación por una noche entera, no por horas como en esos hoteluchos de cuarta, ahí si te graban y sin descaro —se encoje de hombros.
—Ay dios…—dice ella palideciendo y arrebujándose en las sabanas— ¿te maginas que aparezcamos en las noticias? — sus ojos se abrían cada vez más— ¡¿O en internet?¡ Ya me imagino — susurra—: “parejita amateur haciendo de las suyas” — Johnny frunce el ceño tratando de ocultar una sonrisa burlona—, “Universitarios calientes relajándose después de parciales”— Menea la cabeza con fuerza— ¡no, no, no!
— No suena mal… — dice Johnny asintiendo y sonriendo.
— ¡Cállate! — le grita— ¡¿Cómo puedes hacer bromas sobre esto?! — menea la cabeza con lentitud. Suelta un suspiro sonoro— Sabía que no sería buena idea ir a un hotel, sabiendo la famita que tienen estos— hace una pausa— ¡Dios! ¡me siento observada, Johnny! —comenzaba a agitarse su respiración.
Johnny se da cuenta de que Fabiana no se sentía a gusto. Pensó que estaba exagerando, pero comenzaba a agitarse y a sudar. Sabía muy bien que ella era en ocasiones algo neurótica, y que lo mejor que podía hace es ayudarla a sentirse mejor.
—¿Entonces? ¿Ya no haremos nada? Podríamos apagar las luces —sugiere Johnny encogiéndose de hombros.
— Pueden tener infrarrojos…— repone ella rápidamente.
Johnny suelta una carcajada sonora.
— No…— presiona y soba sus ojos suavemente con la mano derecha y menea la cabeza. Mantenía la sonrisa en su rostro. Incrédulo — ¿en serio? O sea… mi amor… — rasca su cabeza y baja las manos, como si le pesaran—. No van a utilizar tanta tecnología solo para grabar a parejitas calientes en una habitación como esta…, ya viste que hay muchas personas y no todos vienen para tener sexo. — intenta explicarle.
—Pues no debiste decir nada…— farfulla—, ahora me siento insegura y ya escuchaste lo que dice el internet… “Seguridad” — dice acentuando.
— Sí, sí, si… es cierto…— se mueve a un lado de la cama.
Johnny deja el condón sobre el colchón y se levanta de la cama. Se dirige al sillón que estaba en la esquina derecha de la ventana y lo arrastra hasta debajo del ventilador.
Fabiana lo observa confundida.
— ¿Qué haces? — pregunta Fabiana.
Johnny se sube al sillón y alcanza la luz del techo. Lo escudriña y destapa con algo de fuerza.
— Aunque me tome un buen rato revisaré cada esquina de este jodido cuarto, mi amor, para asegurarme de que no haya nada…— revisa el foco y las hélices del ventilador. No había nada ahí.
Fabiana frunce el ceño, pero parece dejar escapar una pequeña sonrisa.
Cerca de 15 minutos después, Johnny había puesto la habitación boca abajo. Había quitado los focos de las lámparas, había arrancado los cuadros de las paredes, rompió parte de los muebles, arrancó los percheros de las paredes, había quitado las cortinas, desconectó todos los aparatos y arrancado todos los cables sospechosos que encontró en la habitación. Revisó meticulosamente cada posibilidad de que haya una cámara espiándolos.
Cansado y con las manos llenas de polvo y suciedad se acerca a la cama.
— Ok… ok, amor… — se abre de brazos— listo…, no hay absolutamente nada, nada…, nada…— sonríe— ¿estas más segura ahora? — pregunta.
Fabiana mira a su alrededor. Su rostro mostraba un poco más de seguridad. Asienta finalmente.
—Si— responde—, me siento más tranquila ahora — sonríe— ¿Tu estas bien? Te noto cansado.
—Sí, estoy perfecto, amor… perfecto… —se sube a la cama y gatea hasta acercarse a ella—… estoy perfecto… — responde, aunque realmente estaba bastante agitado por mover movido los muebles, inclusive la cama con Fabiana encima.
Si rindo, si rindo…, se repetía para sí, en sus pensamientos.
Al verlo agitado y sudoroso, Fabiana lo detiene.
— Amor, espera… ¿Por qué no vas a refrescarte un poco? Estas todo sudado…, eso no es sexi…
— No, no, no — repone— amor, estoy bien así…—dice acercándose e intentando besarla.
Fabiana nuevamente lo aparta con el ceño fruncido.
—¡Estas sudado! — repite incomoda—, ve a bañarte, y cuando termines… —sonríe— lo hacemos y esta vez nada podrá interrumpirnos…
Fabiana se acerca y lo coge del rostro con suavidad. Acerca sus labios a los de él y le da un beso apasionado que emociona a Johnny.
—Ok, ok…, ok amor… — responde él sintiendo cosquillas en todo el cuerpo— mantén esos ánimos — le da un beso rápido y le sonríe.
Brinca de la cama y se dirige al baño con presura.
—Te espero, mi amor…, date prisa.
Johnny se quita el calzoncillo y se mete a la ducha. Abre la llave y levanta la cara para recibir el agua y ducharse, pero el agua no salía.
— No te creo… —murmura y mueve las llaves— ¿y ahora que sucede?
— ¡¿Pasa algo, amor?! — pregunta Fabiana desde la cama.
— ¡No hay agua! — dice acercándose a la puerta y asomándose— Justo cuando la necesitaba, amor…
Fabiana frunce el ceño.
— Cuando me duché había…— se encoje de hombros.
—Seguro se ha movido o que se yo..., estúpido hotel —susurra. Suelta un suspiro y rasca su barbilla—. No importa. Hay un baño en cada piso de todas formas, iré a ducharme ahí, ¿ok? — regresa un instante al interior del baño y coge una toalla, se la coloca en la cintura y se dispone a salir. — me abres amor, no me tardaré.
— ¿Iras así solo con esa toalla? — pregunta Fabiana levantando una ceja.
— Claro, si está aquí nada más — dice deteniéndose cerca de la puerta—. ya vuelvo, amor.
Sale del cuarto y se dirige al final del pasillo, donde estaba el baño.
Gira la perilla, pero la puerta no abre. Desde el interior se oye una voz.
— ¡Está ocupado!
— Perdón, perdón… — dice con una mueca, algo avergonzado.
Resignado se dirige al final del pasillo, rumbo a las escaleras. Sabia que había un bañó en el casillo de cada piso. No le interesó que lo fueran a ver vestido solo con la toalla, simplemente se dirigió al segundo.
Ya en el segundo piso se dirigió al baño, en el fondo. Logró entra y para su suerte estaba limpio y funcionando. Se da un baño lo más rápido que puede, se seca y sale de al pasillo en toalla, mucho más fresco y relajado. Ahora sí, mi amor alá te voy, pensaba con una sonrisa de oreja a oreja.
Se dirige a las escaleras, pero algo lo detiene: Una voz femenina que lo estaba llamando. Johnny gira sobre su cuerpo a ver quién era. Se trataba de una chica que se asomaba por su puerta, a unos metros de él cerca de las escaleras.
Johnny algo avergonzado, sosteniendo su toalla se acerca unos pasos.
— Si... ¿Qué ocurre, amiga? — pregunta con el ceño fruncido.
La joven mujer se asoma un poco más fuera de su habitación, dejando ver que solo traía una bata de baño cubriéndola.
— Lo que sucede es que no puedo abrir el grifo de la ducha, vas a creer que soy muy tonta, pero ¿podrías ayudarme? — pregunta mordiéndose los labios. Se le notaba avergonzada—
— No sé si sea correcto…— dice Johnny rascando su nuca— ¿Por qué no usas el del pasillo? — señala — acabo de salir, funciona muy bien.
— Es que no quiero usar el del pasillo… esta habitación me costó 45 la noche — se encoje de hombros— por favor… tu eres un chico fuerte — le sonríe.
Johnny vacila. Dibuja un gesto y mira en dirección a las escaleras, luego regresa la vista a la chica, ella lo miraba con algo avergonzada.
— No lo sé. La verdad estoy algo ocupado —hace una pequeña pausa— ¿estás sola? —pregunta y se asoma un poco. La habitación era similar a la de él, del interior se escuchaba la televisión, estaba en un canal de música.
—Sí, estoy sola — asienta— y no puedo girar la llave, está muy cerrada o atorada, solo abre el del agua fría… y no me quiero congelar ¿me puedes ayudar? solo te tomara unos segundos, después podrás continuar con lo que estabas haciendo…. — le sonríe.
Diablos, ¿Qué hago? Pobre chica…, creo que la vi entrar cuando subía con el reproductor de DVD, estaba sola efectivamente, piensa Johnny. Bueno solo serán unos segundos, si no abre le diré que pida ayuda en recepción.
— Ok, ok… — responde finalmente— ya sería la segunda cosa buena que hago por alguien, seguro Dios me compensara… — murmura e ingresa a la habitación de aquella joven.
Ella va tras él rumbo al baño, el cual se encontraba al fondo de la habitación. La joven dejó la puerta abierta.
— Gracias, amigo… — le dice con una sonrisa.
—No te preocupes— responde Johnny—. Más bien disculpa que esté así en toalla, es que en mi habitación se fue el agua y tuve que bajar a este piso.
Llegan al baño e ingresan los dos.
Johnny comienza a intentar abrir la llave del agua caliente. Primero con una mano, pero no lo lograba, utiliza finalmente las dos, pero tampoco pudo. Aquella llave del agua resultó estar más atascada de lo que pensó.
— No — dice meneando la cabeza—, no pasa nada. Está muy atascada… ¿Qué abra pasado? — se rasca la nuca pensativa. Coge la llave una vez más e insiste tratando de abrirla, la llave parecía ceder un poco. Johnny rechina los dientes haciendo fuerza, pero sus instintos son inútiles.
— Creo que mejor llamo a alguien de recepción para que lo arregle — dice la joven al verlo intentar sin suerte—, no me quiero bañar con agua fría — dice meneando la cabeza y cruzándose de brazos.
Cansado y con las manos ardiendo Johnny asienta y sale de la ducha, se para al lado del inodoro.
— también podrías ir al baño del pasillo, es pequeño, pero hay agua caliente. —Sugiere.
— Sí, gracias de todas formas, amigo… — le sonríe.
— No hay problema… — se dispone a dar unos pasos para salir, pero algo lo detiene. Una voz de hombre que veía de fuera del baño.
—Amor, regresé porque me olvidé la billetera… ¿estás en el baño? — se oye desde la alcoba.
— ¡Oh mierda, mi novio! — dice la joven en voz baja, casi susurrando, y con expresión de preocupación en su rostro. Rápidamente cerró la puerta del baño.
— ¡¿Qué?! — Susurra Johnny con el ceño fruncido, no comprendía muy bien lo que pasaba—… me dijiste que estabas sola…
— Sí, mi novio había ido a comprar—susurra—, pero ya volvió y si te ve aquí se pondrá como loco.
— ¿Es muy celoso? — pregunta.
— Extremadamente… — enfatiza.
— Oh dios… — Johnny llevo sus manos a la cabeza— pues que no entre aquí— le dice.
— ¿Amor, estas bien? — pregunta nuevamente aquel tipo desde la cama, buscaba su billetera.
—¡He… sí, sí, estoy ocupada! — se encoje de hombros —¡Tu billetera está el sillón, debajo de mi casaca creo! — le dice.
— ¿La deje ahí? — el sujeto se dirige al fondo de la habitación, donde estaba el mueble. Quita la chompa de su pareja y efectivamente ahí estaba su billetera —¡La encontré!
— ¡Qué bueno, amor! — responde ella desde el baño— ¡Me traes a mí una gaseosa, amor! ¡¿sí?!
— Ya voy después, amor— responde sacándose el polo y los pantalones, queda en ropa interior y se lanza a la cama— ¡¿Ya sales?! —pregunta— ¡Quiero hacerte el amor nuevamente!
Johnny no sabía que hacer o cómo reaccionar, estaba pálido y pegado a la pared. No se había imaginado estar en esa situación tan incómoda.
La joven a su lado no estaba más tranquila. Sabía que era una situación difícil de explicar y más aun teniendo un enamorado celoso, como bien ella advirtió.
— ¡He…, si, si, ya salgo, corazón! —responde y dirige su mirada a Johnny—¿y ahora? —dice susurrando a Johnny y encogiéndose de hombros.
— ¡¿A mí que me dices?!…— repuso en voz baja— Tengo que regresar a mi habitación… y si tu novio se da cuenta que hay un hombre en su baño con su chica, no me ira muy bien, no soy bueno peleando.
— Espera… — se acerca a la puerta— ¡Amor!...
—¡¿Si?! — responde su pareja desde la cama mirando la televisión.
—¡¿Crees que puedas ir a la recepción y preguntar si alguien puede venir a arreglar el agua caliente?! — le pregunta.
El tipo frunce el ceño y se levanta de la cama.
—¿Qué ocurre? — pregunta acercándose la puerta del baño. Se detiene a unos pasos.
—¡Es que la llave se ha atorado y necesito agua para bañarme! — cruza miradas con Johnny.
—Esas llaves baratas se paran jodiendo, la de mi departamento es igual —se acerca a la puerta y coge la perilla. Rápidamente La chica la asegura— Déjame arreglarlo, no quiero bajar otra vez, y mucho menos quiero que manden a algún imbécil aquí — dice con severidad— ¡¿crees que dejaría que un hombre aparte de mi entre aquí y te vea en el baño?!
Johnny y la chica cruzaron miradas, el miedo se asomó por sus rostros pálidos.
— ¡Es que, ya intenté y está durísimo!, ¡No podrás, al menos pídeles una llave de tiercas o algo! — sugiere presionando la perilla de la puerta.
—¡Caray! —refunfuña el sujeto— ¿que no recuerdas cuantos quilos levanto en el gimnasio? ¿o aquella guía telefónica que rompí en navidad? — el tipo suelta una carcajada— No seas bromista, amor, ábreme. Lo reparare para ti — insiste tras la puerta.
Johnny tragó saliva. Se acercó al oído de la joven con cuidado de no hacer ruido.
— Pase lo que pase no lo dejes entrar… — le dice a la chica.
Ella asienta con rapidez, su expresión reflejaba nerviosismo, comenzaba a suda.
— ¡Amor, de verdad – la joven insiste con firmeza— está muy duro! —hace una pausa— ¡Ve por una llave de tuercas, mientras termino de hacer… ya te imaginas!
— ¿Y que andas haciendo? — pregunta y pega su oído a la puerta.
—¡Estoy ocupada!… — responde.
—Amor, te he visto en el baño más de una vez…, y tu igual a mil, a estas alturas no me digas que te avergüenza que te vea sentada ahí o cual sea la posición en la que estés — mueve la perilla— ¡Abre de una vez, amor!
—¡Ya te dije que no, estoy ocupada! ¡Ve por esa herramienta de una vez! — insiste ella también. Muerde sus labios, sabía que su novio era muy testarudo.
Efectivamente aquel tipo frunce el ceño y achina los ojos. Juicioso pega más su rostro a la puerta. Algo aquí no anda bien, pensaba el fornido sujeto.
—¡¿Pasa algo, Gina?! —pregunta. No oye respuesta alguna— ¡Algo está pasando ahí dentro!
Dentro del baño Johnny y Gina cruzan mirada nuevamente. Sabían que las cosas estaban a punto de estallar. ¡Ese tipo va a romperme la cara, y estoy desnudo, este día no podía ponerse peor!, decía Johnny para sus adentros.
— Oh mierda se dio cuenta… — susurra Johnny.
— No, no, solo cállate… — le dice la joven en voz muy baja.
Fuera el tipo se dirige a la cama y coge el control de la televisión. Apaga el aparato, ahora podía oír con más claridad lo que sucedía dentro del baño. Regresa a la puerta y pega su oreja a ella.
— ¡¿Hay alguien ahí?! —Pregunta con fuerza en la voz— ¡¡Gina, te juro que si hay alguien!! — advierte.
Gina abre la llave del lavabo con la esperanza de que el agua mengue el sonido de sus susurros. Regresa tras la puerta y se coloca de espaldas tras éstas. Johnny seguía paralizado cogiendo su toalla con fuerza.
— ¡¡Clara que no hay nadie, Rodrigo!! ¡¿Cómo crees que puede haber alguien aquí?! — se encoje de hombros y dibuja una mueca.
Tras la puerta Rodrigo no le creía, por el contrario, se enfurecía más.
—¡¡Abre entonces y deja de hacer tiempo‼ ¡¡Sabes que puedo romper esa puerta de un cabezazo‼ — golpea la puerta con la palma unas cuantas veces.
Johnny da un sobresalto. Gina frunce el ceño.
— ¡¡¿Estás diciendo que soy una mentirosa?!! — responde mientras buscando con la mirada por podría esconder a Johnny o alguna otra solución. Pero el panorama no era beneficioso de ninguna forma.
— ¡¡Sabes que confió en ti, en quien no confió es en los imbéciles!! — estalla el fortachón dándole un par de golpes a la puerta—¡¡Solo abre y ya‼
Oh… mierda, y yo que pensé que era celoso, piensa Johnny buscando a su alrededor algo que le sirve de arma para defenderse de lo inminente.
La joven se acerca a Johnny y le susurra.
—¡¡Si entra te va a matar!!
— Ya me di cuenta— responde el asustado muchacho.
Rodrigo, tras la puerta, le da unos cuantos palmazos mas a la puerta. Se llena de rabia y le da una patada con mucha fuerza. La puerta se raja por el centro.
Johnny y la chica se paralizan.
Ay dios moriré virgen, piensa él esperando que la puerta pueda resistir.
¿Por qué me excita tanto este animal salvaje?, piensa Gina mordiendo sus labios.
—¡¡Abre, Gina!! — Grita— ¡¡Abre la puerta, o la destrozare‼ ¡¡No me interesa pagarla después!! — vuelve a patearla, la rajadura crecía más y más.
Gina se acerca a la puerta con el ceño fruncido.
— ¡¡Rodrigo!! ¡¡Tranquilízate maldita sea, van a creer que estas loco!!
—¡¡No me interesa‼ ¡¡Aléjate de esa puerta, porque voy con todo‼ — Advierte.
Gina maldice y se aparta de la puerta. El descontrolado sujeto retrocede y se lanza contra la puerta golpeándola con el hombro, con toda su fuerza.
La puerta se destroza casi por completo y el enloquecido sujeto logra entrar a través de los restos de ésta.
Ahí a unos pocos pasos de él se encontraban Johnny en toalla, asustado y a Gina semidesnuda, en bata. El rostro de Rodrigo se encendió de rabia. Solo lo detuvo la impresión de lo que veía.
Johnny lo miraba impresionado. El tipo era al menos medio metro más grande que él y mucho más corpulento. No tendría oportunidad enfrentándolo cuerpo a cuerpo.
— No es lo que parece amigo…— dice Johnny con voz temblorosa— yo puedo explicártelo todo — coloca una de sus manos por delante, como tratando de domar a un león, la otra sujetaba su toalla.
—¡¡No me expliques nada, maldito hijo de puta!! — grita Rodrigo.
El celoso sujeto se lanza contra Johnny y comienza a golpearlo con una lluvia de puñetazos y rodillazos sin que este pueda si quiera defenderse, solo atinaba a cubrirse lo que podía. Gina no puede hacer más que tratar de detener a su novio lanzándose sobre él y gritar pidiendo ayuda.
Algunos minutos más tarde en el tercer piso.
Fabiana se encontraba sentada en la cama leyendo en su celular cuando tocan a la puerta. Rápidamente se levanta y se dirige a la puerta.
—¿Amor, eres tú? — pregunta mirando por la mirilla de la puerta— ¡¡Dios mío‼ — dice sorprendida a ver a Johnny tras la puerta.
Rápidamente abre la puerta.
Fuera se encontraban Rodrigo, quien sostenía a un amoratado Johnny ayudándolo a sostenerse en pie, y Gina.
—¡Oh dios…! — exclama Fabiana cubriendo su boca con sus manos— ¿Qué ocurrió? — ayuda a pasar a su enamorado— ¿Johnny estas bien? — le pregunta.
Rodrigo lo ayuda a pasar poco a poco. Johnny renqueaba tratando de avanzar hasta su cama donde finalmente Rodrigo lo deja ahí sentado.
— Estas todo golpeado… — dice Fabiana— ¿Qué paso? — le pregunta a la pareja que vino con él.
Gina con brazos cruzados mira a Rodrigo quien mostraba una expresión de vergüenza en el rostro.
—Es que fue una confusión…—dice el musculoso joven— lo encontré en el cuarto de mi novia y bueno… ya me explicaron y pues… lamento haberlo maltratado tanto…, solo que soy algo celoso… — se encoje de hombros.
Fabiana levanta una ceja y dirige su mirada a Johnny.
—¿Qué hacías en el cuarto de ella? — frunce el ceño— ¿no ibas a ir a bañarte al pasillo? — pregunta.
Johnny adolorido intenta responder.
— Todo tiene una explicación, amor — dice cogiendo su cabeza, la cual había sido golpeada más de una vez.
Gina se acerca al maltratado muchacho.
— Discúlpame por todo esto, muchacho — dice avergonzada—, mi enamorado y yo tendremos una seria conversación — dice dirigiendo una mirada seria a Rodrigo quien baja el cabeza avergonzado—. No es malo — le dice a Johnny— es solo que es muy estúpido.
Fabiana seguía sin entender.
— ¿Alguien me explica? — comenta ella cruzándose de brazos. Seria.
— Yo te explicare, amor…— dice Johnny—, ya pueden irse, gracias por traerme — le dice a la pareja del segundo piso.
— Perdóname, amigo — le dice Rodrigo—, es que a veces me descontrolo un poco— se encoje de hombros.
— Ya vámonos— le dice Gina tomándolo del brazo—, tu y yo vamos a hablar seriamente… esto no puede repetirse, es la quita vez…
Salen de la habitación.
Rápidamente Fabiana cierra la puerta y la asegura. Sin perder tiempo busca el botiquín del baño y regresa a la cama donde estaba el maltratado joven.
— Ahora dime ¿Qué paso allá? Te imaginaba bañándote— le dice ella sacando los vendajes y el alcohol de la pequeña cajita.
— Ese maldito gigante me ha dado una paliza del demonio…— se deja caer de espaldas a la cama— me duele todo, amor… — responde Johnny.
— Estas muy…, muy golpeado — la joven revisa sus heridas.
Tenía el ojo morado, la nariz sangrando, un golpe en la quijada y el pómulo hinchado. Tenía golpes en el abdomen y las extremidades, sin contar el dolor de cabeza, la cual había sido golpeada contra las paredes, y el dolor en diversas partes del cuerpo.
Johnny le explica a Fabiana lo que sucedió mientras ella le cura sus heridas.
Algunos minutos más tarde.
— Dios…— dice Fabiana negando con la cabeza— tu sí que eres idiota… ¿cómo entras así a la habitación de una desconocida? — termina de colocarle el ultimo vendaje sobre su rodilla— Debiste regresar rápido. Esto te lo ganaste…
— Ya… no me grites —Johnny, acostado, frunce el ceño y leva sus manos a la cabeza— me duele todo, amor…— se rebulle y siente un fuerte dolor en la entrepierna— ¿puedes revisarme ahí abajo? — pregunta— El gorila ese me dio un golpe ahí — se quita la toalla.
Fabiana se acerca a ver. Se inclina un poco.
—¡¡Ay dios mio!! — Dice sorprendida y cubriendo su boca con ambas manos. Su expresión fue de sorpresa y temor.
Al verla Johnny palidece. El temor se apodera de él.
— ¡¡Oh dios‼ ¡¡Siguen ahí, ¿verdad?!! — se inclina para tratar de ver— ¡¡Dime que todo está en su lugar, Fabiana‼
Fabiana, quien escudriñaba con la mirada la entrepierna de Johnny, asienta.
— Amor, si, si todo está ahí… —Frunce el ceño—, es solo que tienes una bola que parece un mango, y de los enormes, amor… está muy hinchado.
— ¡¡Oh mierda!!...— golpea la cama con sus brazos, frustrado —¡¡Carajo‼
Fabiana se sienta a su lado.
— Amor, mejor te llevamos a un hospital, puede ser grave…
—¡¡No, no, nada de eso!! — Se endereza, para poder sentarse, entre quejidos de dolor. Fabiana lo ayuda — solo… solo consígueme algo de hielo y todo estará bien…, vamos, nos quedan… —observa el reloj en la pared—… una hora al menos amor, y esta noche si o si haremos el amor… —le sonríe—, estos contratiempos solo me hacen querer hacértelo más, mi vida… — se acerca a los labios de Fabiana y la besa.
Ella le responde el beso, pero se aparta lentamente.
—Amor, estas todo hecho un…. Camote. Estas hinchado, morado, amor. Creo que no es momento para pensar en hacer el amor, iré por el hielo— se pone de pie —. Y si no baja esa inflamación nos iremos a un hospital— dice con firmeza.
Johnny asienta. En su rostro se podía notar la frustración, pero a la ves aceptación.
Fabiana, quien ya estaba vestida, coge unas monedas de su monedero y se dirige al pasillo. Se dirige a las escaleras y baja presurosa al primer piso. Había visto unas máquinas expendedoras en la recepción, cerca de los muebles.
Una vez en la recepción se dirige a las maquinas. Se acerca al dispensador de hielo y busca las monedas de su bolsillo, coge algunas y las introduce en la máquina. Presiona el botón y el aparato suena, cae un vaso pequeño y comienza a sonar el mecanismo, pero no cae el hielo.
—Rayos… — reniega Fabiana presionando el botón repetidamente.
Una mujer alta, de unos 25 años tal vez, con un cuerpo contorneado y bien firmado se acerca por detrás de ella; fumaba un cigarrillo, traía una bata muy pequeña y su maquillaje era bastante exagerado.
— Espera, te ayudo…… —le dice acercándose a la máquina—siempre se atraca esta cosa, el secreto es golpear justo aquí — golpea en la base del dispensador de hielos con una patada. Pronto la maquina comenzó a sonar y el hielo, en cubos, comenzó a caer, incluso rebalsando el vaso de cartón que cayó primero.
Fabiana sonríe.
— Gracias, muchas gracias… — le dice a la desconocida.
— Te he visto… — le dice la mujer dejando salir el humo a través de sus pintados labios—, tu estas en el 31 con un chico, ¿verdad? —pregunta.
Fabiana frunce el ceño y asienta.
—Sí, es mi novio…
La mujer tras ella asienta levemente.
—Creo que el jovencito que me contrató fue a pedirles un condón.
Inmediatamente Fabiana supo quién era ella y por qué la conocía.
—¡Ah! — dibuja una sonrisa— Si, el muchacho que fue a tocar la puerta.
—El muchacho olvidó conseguir los condones, era su primera vez y bueno…— se encoje de hombros— no lo iba a hacer sin protección…, se acostumbraría y quizá le trajera problemas en el futuro, la primera vez siempre deja alguna huella — le guiña el ojo a Fabiana.
— Entiendo, también hoy sería mi primera vez con mi novio… — le comenta.
— Ah mira qué lindo… —sonríe y se acerca a la máquina— ¿y cómo les va? — Introduce unas monedas en la máquina— La primera vez es muy importante, tanto para una pareja como para una mujer.
Fabiana hace una mueca.
—Pues no muy bien hasta ahora. hubo muchos contratiempos que no nos han permitido consumar nuestro plan de hacer el amor esta noche —se encoje de hombros— incluso tuvo un accidente, este hielo es para sus genitales…
— Vaya, que mal…— presiona el botón y sus hielos caen— Estamos casi iguales, mi chico parecía una maquina…y creo que se ha torcido el pene…— sonríe.
—Pobre — dice Fabiana arrugando el rostro
—No te preocupes, se cómo corregirle ese problema — le guiña el ojo, Fabiana sonríe—. En fin ¿tu chico aun quiere hacerlo contigo? — pregunta la prostituta cogiendo su vaso con hielos.
Fabiana asienta.
—Sí, se muere de ganas. Nos amamos y bueno…— se encoje de hombros— yo acepté venir aquí con el…
— ¿Estás segura de hacerlo con él? — le pregunta.
— Sí, si lo estoy, pero… después de todas estas cosas, y estando como está, creo que no se podrá hacer esta noche — asienta resignada.
— ¿El entenderá? — pregunta la mujer del cigarrillo.
La joven asienta.
—Está bastante motivado, pero creo que cualquiera se hubiera desanimado con todo lo ocurrido. Y bueno tenemos mucho tiempo juntos y siempre me aguantó las negativas y que lo hiciera esperar…— ella sonríe—, me tiene paciencia.
— Bueno, a algunos hombres no les gustan las negativas… — la mujer de la habitación 32 avanza en dirección a las escaleras—, que bueno que él te comprenda, amiga…
Fabiana avanza junto a ella.
— Lo sé, y bueno, tal vez si con el hielo se le baja la hinchazón…, podamos hacerlo esta noche… — sonríe.
— Pues te deseo suerte, amiga —le guiña el ojo— es lindo que la primera vez sea con alguien a quien tú amas y no como algunas que… tenemos que rezar para que el primero al menos sea lindo con nosotras… — se encoje de hombros y sonrie.
Fabiana asienta.
Suben juntas hasta el tercer piso, la mujer continua con el pasillo hasta su habitación, no sin antes susurrarle: suerte a la joven. Fabiana abre la puerta de su habitación e ingresa con una sonrisa.
Ahí en la cama estaba Johnny acostado boca arriba aun adolorido.
Se acerca a él.
—Traje el hielo — dice mostrándole el vaso de cartón
Se dirige al baño y envuelve los cubos en la pequeña toalla de manos que encontró ahí. Regresó donde Johnny, quien ya estaba sentado en la orilla, se acercó a él y le dio los hielos envueltos en la toalla.
— Oh… que rico— dice el joven colocando el hielo sobre sus testículos.
Fabiana dibuja una sonrisa.
Johnny levanta la vista y levanta una ceja.
— ¿Qué te causa gracia? — le pregunta frunciendo el ceño.
—Nada y a la vez de todo… —responde ella—, tú lo dijiste ¿qué hay de malo en reírse un poco? — se encoje de hombros.
Johnny levanta una ceja, luego frunce el ceño, suelta un ligero suspiro y finalmente dibuja una sonrisa.
— Ha sido una noche bastante loca…, — asienta— mira como estoy — ríe con suavidad.
Fabiana ríe también. Toma asiento al lado de él.
—Lo se…, has pasado muchas penurias hoy…, muchas de ellas por culpa mía.
Johnny la mira con dulzura y la rodea con su mano derecha, la otra sostenía la toalla con hielos en sus genitales.
— No, amor… todo lo hice porque te amo y nada más— se acomoda para tenerla de frente— quiero decirte algo…
— Yo también quiero decirte algo… — interrumpe ella.
El joven adolorido dibuja un gesto de confusión.
— ¿Que sucede? — pregunta.
—Pues creo que si aún deseas… y si baja la inflamación…— se encoje de hombros— Si podremos hacer el amor, son las 10:00pm, creo que no tendré problemas si llego a casa a las 11:30 — le dice sonriendo y se acerca y le da un apasionado beso.
Él le sonríe apartándose poco a poco de sus labios.
— Justo de eso quería hablarte mi amor, estuve pensando mientras estuve aquí acostado, adolorido, me di cuenta de lo mucho que te amo y… lo linda que fuiste, a pesar de estar en contra de estos lugares, en venir conmigo y estar dispuesta a hacer el amor. Te juro que me siento muy feliz de estar a tu lado y bueno… recordé nuestra conversación de “un futuro juntos” y bueno — se rebulle en su lugar — quiero que sea así, me quiero quedar a tu lado por siempre y casarnos, tener bebés, ya sabes…
Fabiana lo miraba con dulzura mientras él hablaba con dificultad debido al dolor y al golpe de su mandíbula.
—y bueno— continuó él—, pensé que ya tendremos otra oportunidad para hacer el amor— se encoje de hombros—, finalmente ya vinimos y ya sabes que no es la gran cosa este lugar, y que el único que puede salir lastimado soy yo — ambos ríen —, y bueno, ya abra oportunidad para regresar cuando esté mejor y no tan maltratado y podamos hacer el amor más cómoda y tranquilamente. Te amo y te deseo, eres el amor de mi vida, hermosa…— la besa dulcemente en los labios.
— Te amo, Johnny…— le susurra—, eres muy lindo conmigo — Fabiana lo rodea con sus brazos y le besa con pasión.
Se quedan ahí descansado algunos minutos de todo lo sucedido y luego se alistan para regresar a sus casas.
Salen al pasillo y cierran la puerta.
Esta vez Fabiana cargaba la mochila, pues Johnny seguía algo adolorido.
Johnny cerraba la puerta de su habitación cuando el tío de Fabiana sale de su habitación y se topa con ellos. Johnny levanta las cejas y se queda quieto, el tio palidece al ver a su sobrina y se queda paralizado también.
—¿Tío? — dice Fabiana frunciendo el ceño.
El tío se disponía a decir algo, cuando la mujer con la que estaba en la habitación se asoma por la puerta.
— Gordo, no te olvides traer hielo — se da cuenta de Johnny a unos metros y lo saluda —¡Hola, sobrino! — le dice sonriendo.
— Hola tía…. — dice sonriéndole también.
— ¿Tía? — dice Fabiana confundida.
— Es una larga historia — le responde Johnny sonriendo.
La coge de la mano y avanzan por el pasillo.
—Sabía que estabas ahí con mi sobrina, desgraciado… — le dice Johnny cuando pasa a su lado
— Tío… ¿acaso tú? — dice mirando a la joven recostada en el marco de la puerta con una enorme sonrisa.
—Hola, sobrina...— dice sonrojado de la vergüenza— esto no es lo que parece — niega con la cabeza.
Johnny coge de la mano a Fabiana y avanzan por el pasillo.
—Nosotros ya nos íbamos, señor, no se preocupe y recuerde, si usted no dice nada… nosotros tampoco… — le guiña un ojo y sonríe.
Él joven abraza a su enamorada, quien no entendía nada, y se va a paso lento por el pasillo.
— ¿Qué esta haciendo mi tío aquí? — le pregunta la joven.
— Que no abra hecho más bien… — responde riendo—, descuida amor, ya te contaré.
Johnny rodea a Fabiana con su brazo y juntos se van por el pasillo rumbo a las escaleras.
FIN
Franck Palacios Grimaldo
16 de marzo de 2013
30 de mayo del 2019(reedición)
Dedicado a Blanca Vásquez Machiavello (El amor de mi vida)