Esa tarde de invierno

Esa Tarde de Invierno

Esa tarde de invierno el domingo se presentaba gris y frio.
El hogar encendido alumbraba el living colaborando con la poca luz que se metía por la ventana que daba al jardín. Él, tenía la mente lejos y el cuerpo entibiándose cerca del fuego.

Pensaba, si fuese posible elegir a alguien para que lo acompañara esa tarde. Alguien que ya no estuviese en este tiempo presente, ya fuese porque la vida lo dejó olvidado en otra época o la muerte se lo hubiese llevado.

Si pudiera elegir entre tanta gente querida o admirada con quien conversar en ese momento, se hubiese elegido a él cuando tenía diez años.

¿Quién era él a los diez años, qué pensaba, como eran sus días, cuáles eran sus sueños y sus miedos?

Ya no lo recordaba. El tiempo lo fue borrando de su memoria. Ahora era un anciano cansado de tantas batallas. Un hombre haciendo el balance de su vida.

Había sido alguna vez ese niño, claro, pero hoy podría preguntarle tantas cosas de sí mismo.
Los ojos de un pequeño ven el mundo distinto a los de un viejo. Todo es más simple, más sincero, menos retorcido, más puro, más claro.

¿Cuánto de eso había perdido en el camino?
¿Cuánta frescura se marchitó?
¿Cuánta ilusión se desvaneció?
¿Era más lo que había perdido, que lo que aprendió?

Quizá el balance de su vida fuese negativo.

Quizá debería haber conservado mucho más a ese niño que hoy no recuerda y al que le preguntaría como ser feliz.

Aunque sencillo en su forma, muy profundo en su tema. Saludos fraternos para a usted.

Abrazo Roberto.

Provoca la reflexión. ¿Qué sabemos del niño que fuimos? Casi todo.
Pero, ¿qué sentía?

Como siempre, un placer leerte.

Sin embargo creo que todos aún llevamos ese niño interior, la cuestión es dejarlo salir a hacer picardías, dejarlo jugar bajo la lluvia, reír por cosas simples... en fin tantas cosas que de verdad hemos olvidado.

Saludos...

El niño que a veces intenta regresar, y el adulto lucha ante la duda de que vuelva o no.
Somos una unidad indivisible a pesar de cualquier oposición.
Nilda