El encuentro con Joaquín
Cuando lo vi aparecer por la esquina tardé en reconocerlo, estaba más flaco y más viejo como si lo hubiese agarrado un ventaron de tiempo y se le hubiera llevado la salud y la juventud de un soplo.
El tipo seguramente me había visto antes porque venía derechito y con la mano extendida para el saludo.
- Hola Don Ricardo ¿cómo anda? cuanto tiempo ha pasado desde la última vez que nos vimos.
- Bien Joaquín, disfrutando de este día pleno de sol.
A usted lo noto cambiado, ¿cómo andan sus cosas? ¿Su mujer y sus hijas bien?
- Bien... va, supongo que bien
- Perdón pero… no lo entiendo Joaquín ¿cómo supone que bien? ¿Usted no vive con ellas en su casa?
- No Don Ricardo, me separé de Marta hace un año.
- Me deja helado, jamás lo hubiese imaginado de una pareja como la suya.
- Lo que pasa Don Ricardo que uno vive muchas veces engañado. No porque lo engañen, sino porque uno se engaña solo, cree que la vida que lleva es la que tiene que ser, entonces sigue y sigue convencido que esas es su vida y que nada puede cambiar hasta que un día le cae la ficha y se da cuenta que es un infeliz, que lleva una vida de mierda, que perdió motivación para seguir, que todo da lo mismo, que la compañera que eligió para tener al lado no es ni compañera ni está al lado de uno ni para conversar y entonces uno toma mate frente al otro sin emitir un sonido más que el que sale de la bombilla cuando se termina el agua.
¿Sabe una cosa Don Ricardo? uno vivió engañado y mientras estuvo ocupado y apurado haciéndose un porvenir, pagando el techo, haciendo la clientela para traer el mango, dándole educación a los hijos y protegiéndolos, se olvidó de vivir.
Ahora que ya no quedan metas que cumplir porque las que tenía mal o bien se cumplieron, entonces uno empieza a ver cosas que no veía antes cuando estaba ocupado y apurado.
Comienza a ver defectos en el otro, ya no hay pasión que los tape y como también descubre que su pareja tiene otras prioridades y gustos, no hay nada para compartir más que una cena viéndolo a Tinelli.
Le cae la ficha de que uno tiene una vida de mierda y no es culpa de nadie, porque Marta es una buena mujer y quizá yo no la merezca pero, que quiere que le diga si alguna vez hubo amor no me di cuenta.
A mis hijas las veo todos los meses, vienen con sus novios a comer a un departamentito que alquilo porque la casa se la dejé a Marta. Ella allí tiene su jardín y sus plantas y la gente del barrio que la quiere porque siempre fue una buena vecina.
- ¿Y usted que hace de su vida Joaquín?
- Yo me jubilé y estoy estudiando teatro, algo que descubrí y que me apasiona. Otro mundo vio Don Ricardo.
- ¿Y vive solo? ¿no formó pareja nuevamente?
- Por ahora solo pero, con alguna posibilidad de vivir con una persona del teatro con la que estamos empezando una historia.
- Me alegro mucho Joaquín ¿ella también es actriz?
- Si él también es actor.
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Ricardo "Cocho" Garay
"Sólo soy un soplo de vida en la eternidad"