Una Carta de Navidad

[font=Times New Roman] Son casi las doce y es Nochebuena. Te he visto cenar a una velocidad poco común como tratando de apurar la llegada de este instante. Mientra nosotros, los “adultos”, cruzamos miradas y un brindis con la serenidad de reencontrarnos alrededor de la misma mesa; vos te instalás debajo del arbolito a husmear ansiosamente los regalos.
¿Sabés? Hace un tiempo descubrí a Juan Sasturián y me sorprendí favorablemente al ver, más allá del conductor, periodista, escritor y guionista, a un ser humano sencillo y abierto (según él, a la apertura y la humildad también se llega leyendo y conociendo a gente más inteligente y sensible que uno).
A veces me ha pasado que hay cosas que debí vivir, madurar y brotar en intimidad. Otras, se me han tendido como puentes las palabras en los labios de otras personas para ver reflejado ahí, así, justo lo que deseaba expresar naciendo de otra fuente nítida y nutritiva.
Y éste es uno de esos casos donde, leyéndolo en una entrevista y escuchándolo, Sasturián me ha obsequiado su verdad desalmidonada y fresca sobre el placer mismo de leer. La lectura cobra su sabor más rico: el que nos deja cuando se disfruta un texto.
Cuando habla de Borges, Cortázar, Dickens, Balzac y Quiroga, entre otros; como creadores de belleza y de sensibilidad, me hace reclinar el alma en su expresión.
A veces te miro, hijo, y no encuentro la manera de hacerte saber de mi interés por las letras. Y tampoco sé si debieras saberlo, entenderlo o, mucho menos, compartirlo. Pero; si algún día lees entrelíneas, mi deseo es que disfrutes de aquello que te llene, te llegue y toque tu fibra (sea lo que sea)…para vivir en plenitud.
Quiero…regalarte un espacio dónde atesores esos momentos maravillosos como cuando te despertaste y me viste leyendo y en silencio fuiste a buscar uno de tus libros (te gustaban los de naves espaciales y tractores) y te recostaste al lado mío imitando mis gestos (el barrido de los ojos, la expresión…) No sé si percibiste que realmente era mi momento; pero recuerdo que te miré y sonreí y, para mi, nos regalamos un espacio único e irrepetible.
Posiblemente te hablarán, como le habló el tutor a un grupo de alumnos de trece años que tuve a cargo en una suplencia antes de rendir matemática. Te dirán que los números mueven al mundo y que estudiamos para hacer plata. Claro, pichón, que las responsabilidades hay que asumirlas y la comida y las cuentas hay que pagarlas…pero recreate, hijo, saboreá cada instante. No dejes que nadie (ni yo; ni tú mismo) te quite aquello que uno se lleva al final de este camino. Porque estoy segura que llevas grabada la imagen de la primera vez que te quedaste viendo a tu padre con devoción cuando se afeitaba (y yo… yo los miraba, de lejos, fascinada de ternura).
Si algo quiero brindarte, es la presencia…pues, como ya te he dicho, no puedo decirte que estaremos bien: tendrás tus momentos; tendré los míos; tendremos etapas difíciles; pero estaremos juntos para atravesarlas.
Y ahora sé que no es la ocasión perfecta; y aún así, escribo estas líneas en el aire; en ese espacio nuestro (único e irrepetible), las guardo dobladas dentro de algún libro imaginario (que alguna Navidad hojearás) … o soplo despacito el cristal del tiempo y te invento una botella que guarde este preciso instante para cuando converjan los presentes. ¿Vos?, vos me brindarás la posibilidad de verte crecer…y, creeme, eso es mucho.
Son las doce…feliz… Navidad.

Una bellísima carta querida amiga, es primero que nada el reconocimiento ferreo de actitu frente a las letras, frente a lo que nos influye y nos transmite, nos mueve y nos conmueve, cuando las palabras pueden interiorizarse y hablarnos para con ello, llevar al disfrute de los momentos, de cada segundo, de cada minuto en el transitar de esta vida...de ahi, el atesoramiento y dejar en evidencia real, aquellos momentos que junto al hijo se sienten y se guardan...hay ternura, hay alegria y hasta cierta melancolia en estas letras, es ir mas allá de la mera navidad sino disfrutar en su contenido en su fondo de aquellos momentos en que se ve el crecimiento de un hijo, algo que indudablemente es el mejor regalo que puede tenerse...es adelantarse en aquellos momentos en la espera de que el futuro, de que el mañana, contará con tu presencia...un bellisimo memsaje, una carta que fluye con aquellos momentos vividos, y que se estyá en la certeza de seguir teniendolos, con una sabiduria perfecta, disfrutar, atesorar cada instante mientras podamos, un hermoso relato Silvina, hermoso, que llega conmovedor a este lector...

Besos,

Ignacio

QUE BELLA CARTA,ES LINDO LEERTE,TRASMITE CIERTA PAZ Y DAS GANAS DE BUSCAR A ALGUIEN A QUIEN ESCRIBIRLE.PODRÍA SER UNA LINDA FORMA DE DECIRLE A ALGUIEN CUANTO LO QUEREMOS.

Sin palabras,lo dices todo y llega muy bien.
Un abrazo,y Felices Fiestas.

Hermoso sentimiento valorado con tus letras que llegan al corazón cuando una vez también fuimos niños.
gracias
saludos
Martín

Una carta conmovedora que nos llena de emociones.

Un verdadero lujo el leerte.

Feliz Navidad.

Un relato realmente conmovedor, y un regalo muy original para NAVIDAD; escrito con toda la ternura de una madre hacia su hijo, queriendo transmitir a través de sus poros el amor por la lectura, queriendo que él disfrute de la manera en que tú lo haces.
Qué mejor herencia para los hijos... lo que a tí te hace feliz, y ten por seguro que así será, porque los seres humanos tendemos a parecernos a lo que contemplamos y él te ha contemplado a tí, ha estado a tu lado en esos momentos bellos.
Un regalo incomparable, el tiempo, el espacio, el instante, la presencia.
Cuán profundas son tus letras . FELIZ NAVIDAD.

Minerva, Buenavera, Lore, Rina, Mateo, Martín, Mario, Nacho: gracias por el tiempo de lectura y por compartir (y brindar) en sus comentarios lo que les transmite la misma (pues creo que, al comentar, también brindan parte de ustedes) Un fuerte abrazo. Silvina.

Compañera,tengo un montón de palabras atragantadas y no me sale ninguna.
Quisiera ser objetiva y no puedo,¿que decirte?,desaborda sencibilidad y afecto del más puro y noble esta carta.
No puedo decirte mucho más,pero no por que no quiera, sino ,por que no me sale.

Que las hadas te acompañen