Jaime Olate Escritor activo
Cantidad de envíos : 2341 Fecha de nacimiento : 17/01/1941 Edad : 83 Localización : Santiago de Chile Fecha de inscripción : 01/08/2008
RECONOCIMIENTOS Mención: -Escritor con textos DESTACADOS Mención: Lobo ,El Detective. Texto EXCEPCIONAL Premios: 1ºLugar Concurso "Ecología" parte Textos, Octubre de 2010
| Tema: El Fantasma de Don Faustino. Lun Feb 16, 2015 1:46 am | |
| Don Faustino en vida fue un hombre detestable; además de avaro, era desagradable en el trato con la gente. Nadie sabía nada de él y su pasado, sólo se conocía que había llegado al pequeño pueblo hacía un par de años. Las señoras dadas a hablar, acudieron a venderle boletos de una lotería para las obras de la iglesia católica. “Casi nos echó a empujones”, contaron al resto de las lenguas de lija que abrían sus ojos con la incredulidad que alguien se negara a ayudar al curita de la parroquia; motivo suficiente para que lo odiaran y lo evitaran, ni pensar en saludarlo siquiera. Pronto comenzó a correr entre las chismosas un detalle que les dio escalofríos: esa casa estaba a escasos 200 metros del cementerio. Se dijo que don Faustino acudía en las noches al campo santo, vaya uno a saber a qué; pronto algún chusco dijo que hacía brujerías sobre ciertas tumbas y comenzaron a espiarlo. El cura, don Eusebio, que era la máxima autoridad del pueblo, pues el Sargento de Carabineros, Ismael Huerta, Jefe del Retén, era un ferviente católico y estaba convencido que su superior era el sacerdote. De modo que don Eusebio, un cura tradicional que usaba su sotana negra en contraste con su cuello blanco, algo entrado en carnes por lo bien que lo trataban sus feligreses, recibió todas las habladurías de los pueblerinos. Se sonrió con el cuento que don Faustino era un brujo, pero … pero la fuerza del pueblo unido lo hizo recapacitar; temía que se le fueran, razón por la que fue a visitar al nuevo vecino. Las “viejas”, a una prudente distancia, lo vieron golpear la puerta y entrar por su cuenta, pues no estaba asegurada con llave. Se demoró “una barbaridad, comadre”, comentaron después las “copuchentas” y que el avecindado no aparecía ni a comprar yerba mate en el almacén más cercano. El macizo curita salió con cara consternada, las miró cuando se aproximaron, les mostró las palmas de sus manos y encogió sus hombros. —¿Qué? ¿No está? ¿Se fue? —le llovieron las preguntas. —Lo siento, hijas, don Faustino pasó a mejor vida —y se persignó. Las señoras sintieron que el suelo se les movía; algunas arrepentidas por no haberlo perdonado en vida y otras horrorizadas por la muerte de un brujo. Desde la ciudad acudió el médico legista a pedido del representante de la autoridad, el Sargento Huerta, y determinó que había fallecido de un ataque cardiaco hacía ya tres días. Entre los documentos que la policía uniformada encontró, apareció una carta inconclusa dirigida a su “Querido hermano Alberto …”, en la cual relataba la solitaria vida que llevaba, según le había escrito en otras ocasiones, debido a las lenguas de víboras que hablaban barbaridades de su persona. Enviaron todos los datos a la policía de Santiago, a la espera de ubicar a Alberto para que acudiera a pagar los gastos de la inhumación. Aparentemente, después de sepultar al difunto en el rincón más alejado del Huerto del Señor, los pueblerinos volvieron a la normalidad, una regularidad que pronto fue interrumpida por una serie de hechos sobrenaturales. La curiosa señora Chofi no pudo evitar la tentación de pasar frente a la temida casa; con sorpresa vio que la puerta estaba abierta y ... Sus chillidos fueron escuchados prácticamente por toda la población; acudieron los policías, los varones más fornidos y las mujeres que miraban de lejitos, no más. Entre temblores producidos por la histeria, balbuceaba que había visto a don Faustino observándola desde su casa. Comprobaron que efectivamente continuaba completamente abierta. El Sargento, que valientemente se hizo acompañar por dos uniformados más, pues uno nunca sabe qué diablos va a pasar, revisó toda la casa sin encontrar a nadie. La cosa no terminó allí, pues las apariciones del fantasma de don Faustino se sucedieron, en especial en los atardeceres. Lo extraño de estos hechos lo constituía que el ánima penaba sólo a las mujeres; a ningún varón, ni niños, ni niñas se les había aparecido. Aparentemente el espectro había agarrado inquina a las féminas, contra aquellas que “lo pelaron” tanto con acusaciones de tal magnitud que la de brujo quedaba chica. El cura tuvo una reunión con el Sargento de Carabineros y algunos vecinos más destacados de la comunidad; acordaron hacer misas tanto en la pequeña iglesia como en la vivienda y hasta en la tumba de don Faustino. Pero no resultaron, continuó apareciendo en los atardeceres y en las noches a las pobres “viejas” que ya estaban arrepentidas por haberle inventado tanta porquería. El Sargento Huerta, que no era tonto, en secreto dispersó a sus hombres en los lugares donde el fantasma se aparecía, y a la hora en que aterrorizaba a las mujeres. Fue así como terminó la pesadilla del pueblo. Sorprendieron a don Faustino cuando hacía gritar como “chancho apaleado” a la Licha, una de las vecinas dueña de la lengua más venenosa del poblado. Aunque temblaban los uniformados, igual vencieron sus temores y se arrojaron sobre el espectro, quien sufrió una golpiza que los policías consideraron mejor que las misas para que se fuera a descansar eternamente en paz. La oportuna intervención del Sargento evitó que lo mataran por segunda vez; el pobre sangraba por la boca, nariz y cejas rotas, además gritaba sin que le entendieran. —¡No por favor, no me golpeen más! Soy el hermano gemelo de Faustino. Ya más calmados, los habitantes se acercaron con curiosidad y escucharon la historia más insólita que los dejó avergonzados. Alberto, el hermano gemelo, había recibido las cartas del finado antes que muriera. Habían planeado vengarse, aprovechando el gran parecido entre ambos; aparecerían los dos al mismo tiempo en distintas partes del pueblo para que quedara como verídica la acusación de “brujo”. La planificación de la broma pesada y venganza no contó con la repentina muerte de don Faustino y menos con la paliza que recibió su hermano.
“ A quien me insulta en mi cara, lo arreglo yo; Pero de las lenguas venenosas, líbreme Dios” Humildemente, YO (si es que otro no se me adelantó).
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Titán de Braavos Escritor activo
Cantidad de envíos : 60 Fecha de inscripción : 17/05/2014
| Tema: Re: El Fantasma de Don Faustino. Lun Feb 16, 2015 3:01 pm | |
| Un cuento con todas las de la ley. Un gusto leerte, Jaime. | |
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Nilda Sena Escritor activo
Cantidad de envíos : 6192 Fecha de nacimiento : 02/05/1961 Edad : 63 Localización : Corrientes Fecha de inscripción : 26/04/2014
RECONOCIMIENTOS Mención: - a la excelencia en sus comentarios Mención: - por sus Grandes Aportes a Letras y Algo Más Premios:
| Tema: Re: El Fantasma de Don Faustino. Vie Abr 03, 2015 9:22 pm | |
| Muy lindo relato. No lo había leído. FELICITACIONES POR EL DESTACADO. Nilda | |
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| Tema: Re: El Fantasma de Don Faustino. | |
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