-Eres preciosa.
-¿Perdone?
En el ascensor suena Tom Waits. Ella va al piso 27. Él también. Ninguno de los dos sabe quien es Tom.
-¿Tienes nombre?
Los ojos de Alicia como platos. La boca llena de peces nadando.
-¿Cómo?
-Soy Bryan. De mantenimiento. Llevo toda la semana en tu planta arreglando el aire acondicionado.
-¿Qué?
-Estoy seguro de que si lo intentas puedes decir más de dos palabras seguidas.
Y...ese tío de la foto que tienes junto al ordenador...
-Es mi novio.
-Vaya. Tres palabras.
¿O debería haber dicho es mi novio y te va a partir la cara? Aunque fuera mentira. Una vez un perro empezó a ladrarles en mitad de la calle y lo único que se le ocurrió a Germán fue ponerse detrás de ella y decir, no le mires a los ojos, porque si les miras...
-Voy a llamar a seguridad.
Le ha mirado. ¿Y ahora? ¿Se abalanzará contra ella con las fauces abiertas?
-Claro...a seguridad...porque soy un chico malo que te va a bajar las bragas en el ascensor...¿No es eso?(Esos ojos tan verdes no pueden ser buenos. Ni ese pelo en el pecho. Ni el sudor de su frente ni esas manos, tan grandes. Ni esa boca brillante como la piel de una manzana).
Porque ¿Sabes? Podrías perdonarme mientras cenamos. Esta noche. A las 22:30. En el Bristol- “Ding”. Piso 27-.
Ponte guapa.
Continuará. O no.