ENSAYO
Al hablar de nuestra lengua no se puede obviar a Don Andrés Bello quien estudió nuestro idioma en una forma magistral combinando la teoría elemental para su completo conocimiento y dominio, de tal forma que se practicaran las reglas gramaticales fundamentales en procura de una escritura, conversación, redacción, digna de una persona ilustrada y representativa de nuestro acerbo cultural y lingüístico.
Aunado a ello, surge en forma paralela su gran chispa poética que puso en alto a nuestro país a través de un representante académico con la sensibilidad a flor de piel y la rima conjugándose con su poesía, en una demostración lírica envidiable e incomparable, especialmente, cuando añora a su país del cual se aleja para cumplir con una misión diplomática y representativa en aquella época en que se gestaban las primeras inquietudes preindependentistas.
Es la actitud que asumen muchos venezolanos en esa facilidad de ser polifacéticos, con el máximo aprovechamiento de dones prodigiosos heredados de los genes, la preparación académica que en aquella época era estricta y necesaria, igual que hoy y que plenaba de virtudes y valores a sus practicantes. Otros, asumían y asumen la posesión de varios dones a Dios.
Lo cierto es que se encaminó hacia uno de los fines que mas interesan al hombre, el idioma., su cultivo y perfección.
Dice el autor de Emilio que Los pensamientos se tiñen del color de los idiomas. En este orden de ideas, nuestro gobierno ha perdido parte de sus orígenes por la invasión de los españoles.
Desde estas perspectivas, leer y escribir son los cimientos sobre los que descansa todo el edificio de la literatura y las ciencias y lo mas importante, es simplificar la ortografía que como dice la lengua española: es la que mejora las lenguas, conserva su pureza, señala la verdadera pronunciación y significado de las voces, declarando el legítimo sentido de lo escrito…
De allí que, escritores antiguos y modernos, han aconsejado muchas reformas, conviniendo todas en hacer mas fácil la ortografía y escritura (Antonio de Nebrija, Mateo Alemán, Juan López de Velasco, Quintiliano, Gonzalo Correas, entre otros).
Es decir, que existió y existe, una profunda preocupación por nuestra lengua, desde prácticamente, 1770, modificando el abecedario, los sonidos..
No tiene nada de raro entonces, que nuestros escritores, poetas, y profesores, desde la época colonial, se hayan interesado y profundizado en nuestro lenguaje, su uso, modificaciones, aplicabilidad, normas y/o reglas de ortografía, entre otros aspectos que subyugaron a nuestro famoso Andrés Bello, maestro de nuestro Libertador Simón Bolívar.
Se puede afirmar entonces, que la República del castellano está gobernada, no por los mas, sino por los mejores escritores y pensadores de la lengua y en esta empresa de gobierno superior cabe una emulación siempre fecunda…(Ángel Rosenblat).
De este último autor, se extraen deducciones y expresiones originales:
La vieja gramática general del siglo XVII, sostenía que cuanto mas lengua conoce uno, mas llega a la convicción de que no hay sino una sola lengua, la del hombre. La gramática general postulaba una unidad fundamental entre las distintas lenguas del mundo, una comunidad de recursos expresivos esenciales o de moldes esenciales del lenguaje humano.
A diferencia de otros idiomas que presentan dificultades, el español o castellano, cuenta con un corto número de sonidos elementales bien separados y distintos.
No cabe duda que Andrés Bello navegó por todas estas ideas para adentrarse en un maravilloso mundo que nos legó muchos conocimientos, reglas, leyes, sistemas ortográficos, de alfabeto, pronunciación, para legarnos la mayor perfección de nuestro idioma y eternizarse como uno de los mas insignes gramáticos del mundo.
Sin embargo, cada persona, tiene su propio dialecto o idiolecto, es decir, cada pájaro tiene su canto. Puede afirmarse pues, que junto a la diferenciación regional y hasta local, hay cierta tendencia a la unidad hispanoamericana, que no es incompatible con la diversidad, que es el sino de la lengua. Esta diversidad es inevitable y no afecta a la unidad, si se mantiene como hasta ahora, la mutua comprensión.
Igual que otros gramáticos, Bello escribió sobre el vocalismo, el consonantismo, el funcionamiento del género y del número, las desinencias personales, modales y temporales del verbo, el sistema pronominal y adverbial, el sistema preposicional, la frase y la oración gramatical, entre otros elementos que también comparte Rosenblat y que llamaban poderosamente la atención a las generaciones anteriores a esta época convirtiéndose en punto de partida de los deberes en el hogar, especialmente, la conjugación de los verbos que se aprendían memorísticamente.
Ese lenguaje funciona a nivel profesional, intelectual, social, familiar, campesino, popular y todos tienen sus modismos, su dignidad en si mismos, su propia razón de ser, del purismo, de la espontaneidad, riqueza, emotividad, evocación, y a veces hasta la vulgaridad y la afectación, regulada hasta cierto punto, por la obra educadora de la escuela y de la cultura general.
La naturaleza fue la primera maestra de idiomas. El hombre aprendió a hablar con la canción del pájaro, con el murmullo del rio, con el rumor del mar, con el susurro del viento en los arboles, con el ruido del árbol que se troncha y de la piedra que cae y rueda y se desliza, y también aprendió con los peculiares gritos de animales y fieras.
Por lo tanto, a Andrés Bello, no le fue difícil concentrarse en sus estudios de la gramática, por su alma poética, la constante inspiración que desarrolla el sentido de observación y descripción, especialmente por mantenerse en contacto directo con la naturaleza.
Nos adentramos así en las partes variables e invariables de la oración, sentando antecedentes, el presente y los posibles cambios que se vayan dando en nuestro idioma, en el futuro. Siempre figurará la acumulación del saber de un grupo humano, sus experiencias, su inventiva, la historia del lenguaje, a adherencia de otras palabras y modismos relacionados con otras lenguas extranjeras, de la riqueza en lo alusivo a proverbios y refranes, de anglicismos, llegando a la conclusión de que la lingüística es una ciencia natural, cultural, científica, que cumple cabalmente la misión social de comunicar el pensamiento.
A medida que pasa el tiempo surgen las innovaciones lingüísticas, seguramente en los próximos diez años centenares de palabras nuevas estarán en boca de miles de millones de personas y continuará el desarrollo inexorable de la lengua del hombre que es manifestación de su espíritu y acervo de su cultura, pero nunca se podrá olvidar la inteligencia, el adelanto de la época y la obra magistral de don Andrés Bello y otros autores enunciados en esta materia, tan importante y significativa.
Ángel Rosenblat, El castellano de España y el castellano de América (unidad y diferenciación), Madrid, Taurus, 1970.
Juan García del Río y A.B. Andrés Bello, El Repertorio Americano, Londres, octubre de 1826, tomo I, p.27-41.
www.analítica.com.ve. Biblioteca Electrónica Caracas Venezuela, El Castellano en Venezuela, Ángel Rosenblat en la Biblioteca.
TRINA LEÈ DE HIDALGO
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