REQUIEM POR LOS DUROS +++ DESTACADO,FEBRERO 2014+++

 DESTACADO



Cd. Juarez Chih. Mex. Una mañana de invierno, de un año cualquiera. Es la colonia Tierra Nueva, donde ni la tierra es nueva. Son las calles y los callejones donde crecí. Ahí, entre basureros clandestinos, pandillas, venta de droga al menudeo y la carga de derrota que acompaña a los jodidos. Había una esquina, digamos especial. Donde, cuando yo era niño, se juntaban los “Duros” a echarse sus heladas, y ahí pasaban todo el día tomando, fumando, jugando al “cuatrito” y viendo pasar el tiempo. Ya luego cuando los “Duros” se casaron, se fueron o simplemente encontraron un empleo. Fuimos nosotros, los de mi generación los que luego pasamos a ser “Duros“y a tomar posesión de la esquina y sus pasatiempos. Al igual que había sucedido antes, nos fuimos yendo, cada uno tomó su camino, yo me fui de ahí, otros se quedaron, otros más se perdieron en la vorágine de marginación y violencia, propia de la periferia en las grandes ciudades.

Aunque yo encontré la forma de salir, aun sigo yendo. Ocasionalmente visito a uno de mis mejores amigos que ha permanecido, y lucha cada día por no ser una estadística y forjarse un futuro distinto. Y es que ahí, los jóvenes se vuelven duros y rudos a fuerza de golpes, de maltrato, de defender su territorio, su esquina. Casi veinte años y nada ha cambiado. Ahí el tiempo no pasa, no transcurre. Nada importa más que la próxima botella. Ahí, la esperanza nunca espera, las segundas oportunidades no existen y las primeras, las primeras se dejan pasar tranquilamente, mientras aspiran el humo del que puede ser su último cigarrillo.

Es una imagen que parece haberse congelado en el tiempo. Se ha perpetuado por generaciones. Jóvenes que no parecen volverse viejos, o viejos que se van volviendo jóvenes. Es la calle Puerto Lisboa cruce con Puerto Mesina. Ahí donde dos Puertos convergen en un mar de tierra, un mar donde las olas del aburrimiento hacen encallar día tras día a los barcos capitaneados por el tedio. Un mar surcado por Piratas que fuman cigarros piratas. Nubes azules de alquitrán contrabandeado de Hong Kong. Veinte cigarros por veinte pesos. Parece una buena opción cuando el dinero no es suficiente y las pocas monedas que sobran hay que invertirlas en la santa botella que hará transcurrir las horas en un estado líquido y amigable.

La mañana amanece un poco fría, se comienza a fabricar el virus absurdo de la ansiedad y la nostalgia. De a poco van llegando. Primero aparece uno, arrastrando su humanidad envuelto en una nube de humo, disparada por un sheriff sin filtro. Invisibles balas de nicotina que lo hacen flotar un centímetro por arriba del asfalto. De algún modo eso es suficiente. Luego llega otro, camina despistado, como si no quisiera llegar, como si se resistiera. Al final, convencido de que no hay otro lugar a donde ir, se acerca. El que había llegado primero le sonríe, desenfunda otro sheriff y se lo dispara justo en el centro de la boca. Así se van juntando hasta llegar a ser seis o siete. Numero que va cambiando, dependiendo de la cantidad de balas disponibles.

Por fin, cuando ya se empieza a sentir el hambre y el aire se va tornando dramático, alguien, algún bendito, se deshace de su único y arrugado billete. Un Morelos de papel es testigo de la hermandad que surge entre ellos, desde su cara morada y cetrina observa el intercambio. El, padre de la patria por dos botellas de caguama. Diez de la mañana. Comienza a rolar un frajo de mota, su olor dulzón acompaña las notas de algún narcocorrido o del futuro éxito de un desconocido grupo llamado “Los Cridens”. El cerebro mojado con cerveza. Los ojos acuosos fijos en la nada. Sonrisas torcidas y nerviosas. Son ellos, los Duros, quienes cuelgan sus esperanzas en el humo incierto de un churro compartido con sus “canas”.

Un par de calles más arriba, se encuentra el centro comunitario con sus canchas de Fut y de Basquet, con sus áreas verdes, su biblioteca, sus diversos talleres; de pintura, de ingles, de guitarra, de cerámica, de estilista. Ellos dicen desconocer los requisitos para apuntarse en alguno de los talleres. Nadie se ha acercado a decirles como, nadie los ha invitado. No saben si les gustaría, nadie les ha dado la oportunidad. Por eso permanecen en su esquina, esa misma donde los grafitis deslavados por la lluvia y el tiempo, amenazan “Aquí rifa el piolo” o que “el tortus ama a la keybi”.

Por esa esquina, cada cuarenta o cuarenta y cinco minutos pasa el camión, la rutera, como se le conoce acá. Llega con su nube de smog y de ruido. Pasa como si se tratara de una enorme ballena de metal escupiendo notas de cumbia y desencanto. Atraviesa ruidosa, ese mar donde definitivamente no hay nada más que hacer que hablar, fumar y rolar la botella. El tiempo se deja transcurrir entre bromas y cigarros. Luego habrá que enfrentarse al infierno de buscar un empleo, de buscar aceptación en un mundo que no los acepta.

Mientras, el sol explota en su núcleo y se refleja en el asfalto. El frio va desapareciendo. Los miedos se van desgajando. El sol calienta sus huesos y de pronto, los días comienzan a ser menos fríos, menos difíciles. Una tormenta de alcohol y humo los sumerge en ese mar terroso, donde los peces multicolores lucen marcas registradas. Aquí viene un pez Sabritas, un calamar Bimbo o un peligroso tiburón Coca Cola. Ellos, los Duros, lo surcan montados en sus caguamas disparando con sus sheriff’s toda su rabia sobre ese sol ebrio, hasta que los días se vuelven amarillos, navegables, sin riesgo de naufragio.

Me gustó esta descripción de un barrio marginal. Narraste con inteligencia y hermosas frases con tendencia lírica que contrastan con una realidad dura de las ciudades.
Me hiciste recordar mi niñez y los duros de mi barrio. En mi caso no reemplacé a aquellos que pasaban la vida en la esquina y que algunas veces conocieron las celdas de la policía, sin ser delincuentes, por alguna que otra riña callejera.
Es un agrado leer tus textos.

De mis favoritos.

Citación :

aun sigo yendo.

Aún

Citación :

Numero que va cambiando,

número

Citación :

El, padre de la patria por dos botellas de caguama.

Él

Literalmente, muy bueno; muy merecido ese destacado. Simplemente genial. Las descripciones de cómo fuman, como unas pistolas del oeste, ¡increíble jaja! Mi enhorabuena.

Un saludete de Samuel.

Relato preciso y poético de una realidad terrible. Felicitaciones, me gustó mucho. Ada.