juankis Escritor activo
Cantidad de envíos : 158 Fecha de nacimiento : 28/05/1987 Edad : 37 Localización : Trujillo - Perú Fecha de inscripción : 19/06/2008
RECONOCIMIENTOS Mención: - a la excelencia en sus comentarios Mención: - por sus Grandes Aportes a Letras y Algo Más Premios: 1º Lugar en Concursos Letras y Algo Más
| Tema: no todo se ha quedado en el ayer… Lun Mayo 27, 2013 5:06 am | |
| Recuerdas Carlos… Dime si aún lo recuerdas Carlitos Cruz, el amor empezó contigo, a penas habíamos cumplido catorce y te filtraste entre todos esos chicos que decían quererme, yo desorientada intentaba como cualquier adolescente ser la que no era (mejor dicho un fingida) creo que estaba muy influenciada por las telenovelas que veía con mi abuela y ahora que ya nada tiene sentido –lo admito- sentía cierta envidia por esa chiquita de tercero “A” la tal Rocío esa que te quiso tanto como tú a ella.
Parece que nos alejara un siglo desde esos años inolvidables, no sabes con que realismo estoy reviviendo todo lo que nos pasó, ahora que he vuelto a despedirme de este lugar, de nuestro pueblo, de nuestras calles, del balcón de la tía Aurora, donde me recitabas los dos únicos poemas de Bécquer que te habías memorizado de una revistita que yo siempre andaba en el bolso (Poemas de Amor y muchos más) Al volver a este lugar he sentido esa violencia que sufres cuando piensas que en algún momento de tu vida, lo tuviste todo –al menos en mi caso fue así- pues en la época en la que te conocí, tenía a mi Padre, mi abuela y a Chispita vivos… es por eso que me siento de este modo, porque volver a esta casa que ya no será mía y volver a nuestro colegio, recorrer quizá por última vez estos lugares donde al mismo tiempo creo que fui feliz, no puedo controlarme y justo antes de irme me he puesto a escribir esta y otras cartas a mis grandes amigos…
Ayer por la tarde pasé por tu casa y que cosas… también la noto solitaria y cambiada, mientras me aproximaba, esperaba encontrarme con alguna mascota, como cuando éramos colegiales y tu abuelita tenía un pequinés que hacía más bulla, pero nada, tu puerta estaba cerrada y al costado vi una botica (¿Carlitos Farmacéutico? pensé) la señora que atendía me dijo que no te había visto hace más de una semana, entonces le pregunté por tu mamá y dijo que había salido… vaya sorpresa Carlitos, son once años, crucé el atlántico para encontrarme con los viejos amigos y tú, expresamente tú me fallas… pero no importa, o mejor dicho sí importa… y perdóname pero aquí voy con mi reproche: ¡eres un ingrato¡ te escribí dos veces por Facebook y según tú, esta semana te encontraría por aquí. Pero ya veo que en ese sentido como que no has cambiado mucho, siempre plantando… hay Carlitos ¿quién te entiende?
Por ahí me encontré con Nato… sí… con el Nato calato como tú le decías a nuestro buen Renato y me puso al tanto de la vida de nuestros patas, de la gente de la promo, -seguro estás pensando en qué cosas me contó de ti ¿verdad?- creo que solo me dijo lo suficiente, además Nato como que se ha vuelto muy dicharachero y exagerado al mismo tiempo. Te comprendo Carlitos hay veces en que uno no puede escapar de ciertas circunstancias, más si son de índole emocional…
Nato me habló que en la romántica casita de la tía Aurora, ahora funcionaba un bonito restaurant y no lo pensamos, moría por subir al balcón y ver como estaba todo, me dio mucho gusto ver que los nuevos dueños, mantuvieron los ambientes como antes, creo que ese es el gancho ¿verdad? Y no sé porque otra vez la violencia de la soledad, de mi padre y mi abuela me invadieron… tomamos una bebida, unas cervezas y sobre la mesa me eché a llorar como una mocosa, como esa mocosa que besabas en las escaleras de este restaurant… extraño a todos, extraño a Jhanet la muy ingrata tampoco pudo venir… extraño a la maestra de inglés, si supiera que ahora tengo esa fluidez que ella en su vida ha deseado y aun no llega alcanzar, te extraño a ti también… será porque estoy aquí en este pueblo que nos vio crecer, que nos vio hacer nuestras más complejas alucinaciones, como cuando jugábamos en el patio a cambiarnos de nombre y tu (muy pecaminoso desde chiquillo) me decías que querías llamarte Amaro, como el cura de la película y yo te decía que me gustaría llamarme Muriel por la chica traviesa de la película peruana… como cuando éramos los peores enemigos, aunque en realidad, la mayor parte de nuestro tiempo la pasamos peleando, éramos rivales y admítelo casi siempre hacías lo que yo te pedía –claro seductoramente- pero me las ingeniaba para tenerte en mis manos cuando así lo quería, siempre en secreto, siempre clandestinamente, porque yo a diferencia tuya no era egoísta y te dejé ser feliz con esa chica que tenía nombre de escarcha? Ahh si ya lo recordé se llama Rocío y te permitía visitar nuestro balcón, muy pasadas las diez de la noche cuando tus padres dormían y te escapabas y llegabas a mi presencia, agitado y temblando como un loco desorientado y me querías besar y no lo permitía, no hasta dos o tres días después… cuando gracias a tu tenacidad me demostrabas que un buen besito valía la pena… y te lo daba, no por antojo si no porque me enamoré de ti así como tú te enamoraste de esa chiquita a quien sé muy bien no has olvidado, así como yo no te olvido mi querido niño malo…
Quizás sea la última vez que pise este lugar, ya nada (excepto los buenos recuerdos) me motiva a regresar, todo lo poco que tuvo mi padre ha pasado a otras manos y mi vida está encaminada en ese extraño país al que decidí marcharme, movida por mis locuras y entusiasmos de veinteañera, al menos conseguí cierta estabilidad y eso me reconforta además de estar lejos de este pueblito que tan feliz e infeliz me hizo…
Que se hace, me queda el consuelo de esta mañana hermosa y brillante, con una vista incomparable del peñón, me acompaña una taza de café, un cenicero y en la mano derecha un cigarrillo italiano por si acaso… Nato me ha conseguido una camioneta, me dijo que tu padre tiene una, la voy alquilar para salir a tomar un millón de fotos, para ir hasta “El Carrizo” donde niños recogíamos las pepas de nogal y jugábamos a la guerra, estoy tan emocionada que ya quiero estar por ahí, para convencerme por última vez de que no todo se ha quedado en el ayer… | |
|