Mi Diario

Los primeros años

Tengo ciertos recuerdos de cuando era niño. Recordaba las veces en que mi padre me llevaba a la casa de mi abuela, en navidad. La mesa estaba llena de caramelos, dulces por doquier, además de la fuente con el pavo recién horneado, deliciosos tamales rellenos con una presa entera de pollo, ensaladas y demás complementos, todo muy bien organizado, aquellas navidades eran maravillosas. Recuerdo también las épocas en que mi padre me llevaba a la procesión del Señor de los Milagros, nunca olvidé a pesar de ser muy niño, la vez en que un caballero (amigo de mi padre) me cargó frente a la imagen e hizo la venia correspondiente. Cosas como esa, son imposibles de olvidar.
Siempre tuve todas las atenciones del mundo por parte de mis padres, me engreían mucho, tuve la suerte de que me compraran siempre los juguetes que quería, me vestían muy bien. Vagamente logro recordar ciertos pasajes de mi niñez, junto a mi hermana, tres años menor que yo, lamentablemente falleció por un problema al corazón. En el velorio veía a mi padre llorando inconsolablemente, mi madre estaba destruida. Había sido muy dolorosa la forma en que murió Sandra. Ella había nacido con una complicación al corazón, una cardiopatía congénita, era de los llamados “niños azules”. Había sido intervenida quirúrgicamente al corazón, le habían implantado un marcapasos y la operación había sido un éxito, lamentablemente la energía eléctrica del hospital se perdió debido a un atentado terrorista, eran las épocas en que el terrorismo dinamitaba las torres de alta tensión. La maquina a la que aún estaba conectada Sandra, dejó de funcionar. Recuerdo el día en que el médico les dio la noticia a mis padres. Mi padre estaba completamente destruido y vulnerable, sin embargo yo no entendía del todo. Recién tenía cinco años y meses. Gracias a la bendición de Dios, mi madre salió embarazada nuevamente a los 42 años y nació mi hermana, muy parecida a Sandra, era su fiel retrato.

No he olvidado tampoco mis experiencias en los primeros años del colegio, la primaria, hasta ahora recuerdo la imagen de mi tutora de primer y segundo grado de primaria. Recuerdo que eran dos ancianas (al menos yo las veía así) con una paciencia extraña, porque a juzgar por el comportamiento de mis compañeros y me incluyo, en el salón de clase, éramos dignos merecedores a que nos amarren a las sillas. En fin, creo que para eso estudian las maestras, para aguantar a sus alumnos no?

En realidad 1°, 2° y 3° y 4° grado los pasé sin problema alguno, sin embargo recuerdo que estando ya en 5° de primaria empezaba a darme cuenta de ciertas cosas, como por ejemplo la buena figura de mi tutora y no solo era yo, eran mis demás amigos del grupo, la imaginabamos como grandes siendo aún unos mocosos.
Íbamos a la hora del recreo a comprar el clásico pan con palta y su Micky para remojar el pan, como olvidar aquel refresco de colorante que venía envasado en una bolsa de plástico tipo chup. Bueno el tema era que íbamos al kiosco de la señora Alegre (ese era su apellido) pero más que deleitarnos con el pan con palta y el Micky, íbamos a ser partícipes de uno de los espectáculos más hermosos que habíamos visto hasta esos años, el cuerpo de la señora Alegre, unas caderas muy bien formadas, el derrier muy bien puesto, seguido de unas piernas bien torneadas y eso que la señora Alegre ya bordeaba los 45 años. Ella era simplemente la atracción de todos aquellos que nos acercábamos al kiosco para admirar su esbelta figura.

Mis compañeros de clase, hasta ahora los recuerdo, sobre todo a Arturo, Ricardo, Juan José y el cabezón Rodriguez, palomillas con los que aprendí a escaparme del colegio en quinto de primaria, o nos escondíamos atrás de la cancha de futbol para no entrar a las clases, en cada aula habían sesenta alumnos, así que era poco probable que se dieran cuenta que no estábamos presentes. Hasta que se dieron cuenta, uno de los jardineros del colegio, dio parte a la subdirección, citaron a nuestros padres para informarles lo que estaba sucediendo. La paliza que recibí en mi casa, es otra de las cosas que no he olvidado. Bien merecida.

continuara....

Siempre es saludable recordar aquellos momentos de nuestra niñez que fueron dando paso a aquello que hoy somos. Personas que no se olvidan y que se quedan grabadas en nuestra memoria...

Según dices continuará.....

Felicidades

Hola

Muchas gracias por tus amables palabras. En efecto, ya puse la continuación.

Cordiales saludos

El Angel

Hola Any!!

Que alegría verte por este escrito! Pues te cuento que yo solo colgué esta parte y una mas. En la entrevista que me hizo Ethel justamente yo hablaba de este relato. Pero como ves, solo colgué la primera y segunda parte. Si gustas, las cuelgo todas.

Saludos

Angel