MODELO A NO SEGUIR

Quien es capaz de vivir y obrar en lo visible y tangible sin necesidad de experimentar (dejando a un lado los sentimientos) el más nimio de los afectos, vengan éstos de donde vengan, surjan de donde surjan (no voy a ponerme exclusivo ni exquisito en tan blanco aspecto) ¿En verdad es una persona o se trata, más bien, de un simulacro de persona? ¿Qué puede esperarse, postreramente, de alguien así... qué de bueno, evidentemente? ¿Es este el retrato-robot del perfecto psicópata: insensible y suficientemente preparado; por tanto, el integrante perfecto en la nueva sociedad, también "perfecta", cómo no, que se vislumbra no muy a lo lejos? Porque si es así yo me apeo del autobús aunque éste no pare ni baje de los 100 km/h, que una cosa es mantener cierto dominio emocional, pasional (sin ir por el obligatorio camino de la estricta inhibición), reprimir la tendencia al extralimitamiento, al exceso, y otra acabar de un plumazo con todo sentimiento, incluido el de la dulcísima, dúctil e inocua ternura, que tan grande hace al pequeño en un solo gesto o simple ademán. La antedicha aberración se me representa como una especie de radical quimioterapia emocional, un "barrido" que nos dejaría expuestos a Dios sabe qué ignominiosas contingencias. Menos mal que para algo disponemos de un alma, y mientras ésta nos estimule, por ciegos y sordos que queramos ser, ciertos prototipos, por tremendamente funcionales y atractivos que nos resulten, no prosperarán; todo lo más, cumplirán con su tétrica "función" y desaparecerán para bienaventuranza de propios y extraños. Amén.




Adanhiel.

El alma no transa con prejuicios, normas y reglamentos, el alma es absolutamente libre de ataduras que impone la sociedad. Menos mal que tenemos alma como bien concluyes en esta profunda reflexión que comparto en un todo.
Siempre es un placer leerte compañero.
Un abrazo, el de siempre

Como muy bien dices, amigo "Cocho", el alma no entiende de prejuicios y, aunque cueste de creer, hasta esas aberraciones de las que hablaba tienen la suya, no sé bien dónde la guardan o, más bien debiera decir confinan, a la pobrecita, pero la tienen; y si para ellos (que, como dije, de persona tienen poco) la redención está a la vuelta de la esquina, ¿porqué va a ser diferente para el resto del mundo? Soy cabezota, sí, si se quiere contumaz, para aquellos que no compartan mi forma de ver o expresarme, pero sigo obcecado en que nada ni nadie va a arrebatarnos la esperanza de un mundo más justo... más humanizado. Por supuesto con gente como tú todo sería tan fácil, peeeeero, algo nos lo impide ¿qué será ese algo? Empecemos por ponerle cara y nombre, y después... DESPUÉS DIOS DIRÁ.

Ya sabes, estimado compañero, que el placer es mutuo.

Contundente y reflexivo abrazo.