Hasta luego, nos veremos ayer +++DESTACADO MAYO DE 2013+++

DESTACADO

Esta historia es producto de mi obsesión por el concepto del tioempo. Estamos encadenados a él y parece que al final no existe, es solo un constructo de nuestra mente como lo puede ser el color rosa...

Hasta luego, nos veremos ayer


Si nos encontramos, fue por voluntad de ambos. Tanto él como yo estábamos obsesionados por nuestro porvenir, de ello dependía nuestra decisión de seguir viviendo. Lo había contactado desde hacía una semana y después de muchas pruebas contundentes supe, en verdad, que se trataba de mi otro yo, y no de ese doble que se dice tenemos todos en algún lugar del mundo. No es muy difícil de entender: yo existo en la dimensión A; mi otro yo, en la B. En la dimensión A el tiempo se dirige hacia el futuro; la B es idéntica a la A, un espejo, con la excepción de que en ella el tiempo avanza hacia el pasado.



Fue algo desorientador cuando al encontrarnos por última vez, mi otro yo me preguntó ansioso por mi pasado. Quería saber en qué fecha había nacido, si había tenido una infancia feliz, cómo había sido mi primera novia, la vez que perdí la virginidad… Le tuve que contar toda mi vida. No demoré demasiado —apenas soy un chicuelo de 20 años de edad—, y se emocionó cuando le relaté acerca de mis conquistas amorosas, los amigos del barrio, las juergas los fines de semana, la placidez de mi niñez y mis adorables padres.



Luego me tocó el turno y le indagué por mi futuro, es decir, su pasado. Me maravillé cuando me dijo que no me preocupara, que sería un hombre de éxito, tendría dinero y me casaría con una mujer hermosa y dulce que me acompañaría hasta la vejez. Moriría a los ochenta mientras dormía; en resumen, tendría una vida de puta madre. Me alegré sobremanera, es que era una revelación liberadora saber que muy pronto dejaría de andar en moto repartiendo a domicilio comida basura hasta las tres de la madrugada por un sueldo de mierda.




Mi otro yo era simpático y amable. No podía ser de otra forma, yo soy así. Éramos iguales en lo físico y en lo mental, la única diferencia era que él recorría el camino hacia atrás; nació cuando le enterraban, rejuvenecía con el tiempo, empezaba una relación diciendo adiós para siempre, moriría al nacer. Me daba pena matarle, pero es que no soportaría que ese tipo, que soy yo, volviera a pasar por lo que pasé: un padre drogadicto y una madre copera que me tuvieron cuando eran un par de adolescentes; las golpizas y las interminables tardes de ira; los meses de niño vagando en la cochina calle; el pegamento embrutecedor que me hacía olvidar el hambre; los dos años en un correccional luego de apuñalar a un tipo que se negó a entregarme la cartera; y luego este trabajo de culo que me asignaron por el programa de reinserción social. Sí, lo iba a matar, pero le estaba haciendo un favor, ¡me estaba haciendo un favor!



No lo pensé más. Agarré el puñal que guardaba en el bolsillo, pero él fue más rápido…; sacó su pistola, y fue entonces cuando me di cuenta de que él también me había mentido.

Un relato que recuerdo haber leído ya en otro espacio. Nuevamente grato a la lectura por el logro de la circularidad (dificil). El tiempo... el interno no existe como lo conocemos y por eso es que a veces una situación traumática pasada se puede re/vivir como si estuviera pasando ahora o una madre puede llegar a sentir la emoción que siente al ver por primera vez al hijo durante su vida en cualquier momento externo con la misma intensidad.
Un gusto.

MEDIO DIFICL DE SEGUIR,PERO ESO ES PROBLEMA MIO,NO DEL CUENTO QUE ESTA BIEN TRABAJADO, ME COSTO LEERLO, COMO TRES VECES LA PRIMERA ESTROFA, DESPUÉS SI ME FUE MAS FÁCIL

SE NOTA ESE TIEMPO COMO CIRCULO,COMO ALGO INFINITO.
ME GUSTO

Estas propuestas de ver con otros ojos la realidad cotidiana, lo que percibimos de manera casi mecánica, son interesantes y atrevidas. Merecen el aplauso del lector más allá de si están (o al le lector le parecen) logradas o se pierden en el camino.

Silvina,Mateo, Laura, gracias por vuestro tiempo y comentarios.

Silvina, pues sí, es un texto de otros tiempos; he estado haciendo limpieza de armario y quise darle a este y otros su última oportunidad...

Castillo escribió:

Silvina,Mateo, Laura, gracias por vuestro tiempo y comentarios.

Silvina, pues sí, es un texto de otros tiempos; he estado haciendo limpieza de armario y quise darle a este y otros su última oportunidad...

Cierto es que en el fondo de los armarios o desvanes dejamos olvidadas cosas preciosas, como lo es este relato, que en verdad me ha encantado.

Me ha dejado un sabor agridulce en el alma, cosa que disfruto mucho, pues reafirma que aún poseo esa sensibilidad que a veces también dejo olvidada en algún que otro desván.

Un verdadero placer haberte leído.
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Cambiando de tema; he visto que vives en Andorra. Siempre quise que alguien me cuente cómo es vivir en un país tan, pero tan pequeñito. Me refiero a su extensión geográfica, por supuesto. Ya que (contrastáblemente) vivo en Argentina.

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Te dejo un amistoso y cordial saludo.

Ricardo, gracias por tu comentario y me alegro que el texto te hubiera gustado.

Siempre me he preguntado por qué hay personas que sufren tanto, a quienes pareciera que la desgracia se hubiese ensañado con ellas. Mi personaje representa ese interrogante, un hombre que no encuentra la felicidad (ni la encontrará) y cuya historia termina siendo una metáfora de la desesperanza y el suicidio, con el pretexto del problema del tiempo y su concepto.

Bueno y sí, Andorra es pequeñito (puedes recorrerlo en automóvil de punta a punta en media hora). Es muy tranquilo, apacible, no hay problemas graves de inseguridad. Aunque vives en una ciudad (tambien minúscula), el ritmo de vida se parece al de estos pueblos rurales de mi Colombia, donde no hay afán de nada y el reloj pasa a un tercer plano de importancia.

Algo que me ha llamado la atención a mi, que he vivido en grandes ciudades, es que acá en la capital de Andorra, todo funciona como un pueblo: todos terminan conociéndose entre sí y puedo encontrarme una y otra vez en la calle con mi asesora del banco, con la maestra de mis hijos, con la de la inmobiliaria que me consiguió el apartamento de alquiler, con mi doctor... je, es muy gracioso, la verdad, como te digo, es como vivir en un pueblo...

Estamos encerraditos entre montañas (es el país de los Pirineos) y nos sobra la nieve (jamás había visto yo tanta en mi vida). La actividad económica gira en torno al turismo y el comercio y hay rusos por todas partes, ah si, y, aunque menos, tambien vienen bastantes argentinos. Qué más te puedo decir. Pues nada, que si te gusta esquiar deberías pasarte por acá...

Recibe un saludo cordial y gracias de nuevo.

Me parece confuso el cuento. Después de leerlo no me queda claro si es una historia de ficción o si se trata del drama de un demente que cree como real el producto de su locura. Recibe mi saludo fraterno.

Gracias Angelcaído por tu tiempo y tus palabras.

El germen de la historia es el problema del concepto del tiempo, solo vemos su transcurso hacia adelante, pero teóricamente nada impide que vaya hacia atrás. Algunos dicen que el tiempo no existe (esto desde Platón) y plantean que es una construcción mental. Me puse en la tarea de escribir una historia que reflejara ese dilema, atándola a una historia realista, un personaje desesperanzado que se enfrenta al suicidio...

Igualmente, recibe de mi parte un saludo cordial.

Castillo escribió:

Ricardo, gracias por tu comentario y me alegro que el texto te hubiera gustado.

Siempre me he preguntado por qué hay personas que sufren tanto, a quienes pareciera que la desgracia se hubiese ensañado con ellas. Mi personaje representa ese interrogante, un hombre que no encuentra la felicidad (ni la encontrará) y cuya historia termina siendo una metáfora de la desesperanza y el suicidio, con el pretexto del problema del tiempo y su concepto.

Bueno y sí, Andorra es pequeñito (puedes recorrerlo en automóvil de punta a punta en media hora). Es muy tranquilo, apacible, no hay problemas graves de inseguridad. Aunque vives en una ciudad (tambien minúscula), el ritmo de vida se parece al de estos pueblos rurales de mi Colombia, donde no hay afán de nada y el reloj pasa a un tercer plano de importancia.

Algo que me ha llamado la atención a mi, que he vivido en grandes ciudades, es que acá en la capital de Andorra, todo funciona como un pueblo: todos terminan conociéndose entre sí y puedo encontrarme una y otra vez en la calle con mi asesora del banco, con la maestra de mis hijos, con la de la inmobiliaria que me consiguió el apartamento de alquiler, con mi doctor... je, es muy gracioso, la verdad, como te digo, es como vivir en un pueblo...

Estamos encerraditos entre montañas (es el país de los Pirineos) y nos sobra la nieve (jamás había visto yo tanta en mi vida). La actividad económica gira en torno al turismo y el comercio y hay rusos por todas partes, ah si, y, aunque menos, tambien vienen bastantes argentinos. Qué más te puedo decir. Pues nada, que si te gusta esquiar deberías pasarte por acá...

Recibe un saludo cordial y gracias de nuevo.

Hola Castillo:

Pues si... también yo me he detenido muchas veces a contemplar esto de lo que hablas. Vidas signadas por la desgracia, el dolor, la tristeza permanente y hasta se pudiera decir perseguidas por la mala suerte. Y en franco contraste a esto, ver vidas que transcurren por andariveles totalmente opuestos. En verdad nunca pude arribar a una explicación filosóficamente definida al respecto. Pero he llegado a la conclusión, muy personal desde luego, que la vida transcurre en consecuencia a la actitud en como cada cual la aborda. Para ser mas claro: Si el individuo es alegre, optimista, bien humorado, etc. Consecuentemente la vida tendrá el mismo comportamiento benigno hacia él, y hasta lo que llamamos "malos tragos" infaltables en toda vida, tampoco habrán de ser tan malos para él. En definitiva creo que la vida es a nuestra imagen y semejanza: "un espejo que refleja la realidad que emitimos" Es decir; que nos devuelve exactamente lo mismo que nosotros generamos. Te repito, es sólo una apreciación personal.

Aparte de esto, te agradezco el resumen tan bien pintado, de como es vivir en Andorra. Cosa, que siempre tuve la inquietud de saber como era.

Un placer conversar contigo, te dejo un afectuoso saludo. ¡Hasta la próxima, amigo!

Me pareció de lo más original, una persona con otro yo que vive de adelante para atrás queriendo saber si su vida al fin será placentera y otro yo que es el que todos somos de alguna forma, que quisiéramos espiar el futuro… ese misterioso futuro al que vamos inexorablemente y a ciegas.
Finalmente, no hay nada mejor que no saber que seguirá porque de eso se trata la aventura de vivir.
Felicitaciones un placer leerte.

Ricardo, gracias por tu tiempo y tu comentario. Sí, el encanto de la vida es la incertidumbre, y saber que podemos construir ese futuro a pesar de que quieran imponérnoslo.

Castillo me gusto mucho el aire de menos a más en el sabor agridulce de la narración. La combinación de juego con el espacio y el tiempo, simultáneamente a la mención al lado oscuro de las personas me gusta, además no has necesitado un texto largó para hacerlo intenso, un saludo.

Un punto muerto, de encuentro, de conflicto interior entre una versión progresiva y otra regresiva de uno mismo, dos caras de una sola realidad que se miran fijamente hasta llegar al suicida acto de anularse mutuamente. Sin entrar en filosofeos sobre dimensionalidades y atemporalidades (para no cansar) te diré que me ha encantado la historia; lo del hombre que nace muriendo y muere naciendo ya me sonaba pero no por eso pierde en originalidad; la lectura se hace fluida, por demás entretenida.

Definitivamente este escrito tuyo, Castillo, merecía el indulto.

Felicitaciones.

Guerrero, Adanhiel, gracias por vuestro tiempo y comentarios. Me place saber que haya despertado el interés en tan ilustres lectores.

Je, me hubiera conformado con la vuelta al ruedo, así que gracias, Adanhiel, por el indulto; mi imaginación seguirá paciendo tranquila y feliz por los campos...

¡FELICITACIONES POR EL DESTACADO!

Cuando empezamos a leer nos parece algo confuso, pero a medida que lo hacemos nos identificamos con el tiempo, ese que tanto cuidamos, sentimos, vivimos, aprovechamos o perdemos, la justa apreciaciòn que nos ubica entre el pasado y el presente, con visiòn futrista y que entabla una lucha interna y consciente sobre lo que fue, es y serà. es el encuentro consigo mismo, la subjetividad, el descubrimiento y conocimiento de la propia existencia.Gracias por ompartirlo, temas como estos, se convierten en un reto para la meditaciòn.

TRINA