EL FONDO DE MI CASA
De niño le tenía miedo a la oscuridad. Creía que en ella habitaban seres monstruosos y malvados que con garras afiladas como cuchillas, eran capaces de destrozar de un zarcazo a cualquiera que osara meterse en sus dominios.
La casa donde vivíamos era enorme y antigua, tenia varias habitaciones vacías y un fondo que rara vez mi padre usaba para guardar algún objeto en desuso.
Yo solía escuchar ruidos provenientes de allí, sin embargo, nunca dije nada, no quería que me llamaran cobarde, un “maricón” como solía llamar mi padre a los que tenían miedo.
Podía escucharlos por las noches desde mi cuarto, tapado hasta la cabeza y rezando a mi ángel de la guarda para que no les permitiera salir del fondo.
Una noche, nos encontrábamos cenando cuando de repente… el suministro eléctrico se cortó.
Mi padre se levantó para buscar una linterna mientras que mi madre y yo esperamos en la mesa.
La oscuridad era total, ni siquiera la luz de la luna se reflejaba esa noche cubierta de nubes.
Él, se alejó tanteando las paredes.
Yo pensaba en los monstruos y en esa oscuridad que ampliaba sus dominios, y me abracé a mi madre templando de miedo, pero en silencio.
Pasaba el tiempo y mi padre no regresaba.
Comenzamos a llamarlo con insistencia hasta que por fin… volvió la luz.
Entonces… fuimos a su encuentro, yo iba encendiendo todas las luces de la casa mientras mi madre no dejaba de llamarlo.
Cuando finalmente llegamos al fondo lo encontramos sentado en el piso, con los ojos abiertos y en estado de trance.
Mi madre vendió la casa luego que mi padre, fue internado en un neuropsiquiátrico.
Hoy vivo con ella en un departamento pequeño y luminoso… el más luminoso de la ciudad.
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Ricardo "Cocho" Garay
"Sólo soy un soplo de vida en la eternidad"