Vuelve la historia a llenarse de jùbilo por uno de sus mas dignos representantes: SIMÒN BOLÌVAR nuestro LIBERTADOR. Allì està otra vez, galopando sobre las elevadas montañas, bajando por las llanuras, alzando su espada en señal de triunfo, enarbolando nuestro orgullo, permitiendo que el corazón reboce de patriotismo. Allì està, agilizando el pensamiento a través de la pluma que empuñaba su mano para deleitarnos con esa facilidad expresiva que convertían sus redacciones literarias en escritos maravillosos que siempre se impregnaron de las emociones encontradas, de la ilusión por nuestra libertad, del fervor que hierve en el que siempre està dominado por la inspiración que agita el empeño, los ideales supremos, las inquietudes que se amontonan y surgen estrepitosamente como la lava de un volcán….
Allì están otros, hombres justos, recordándolo y dándole el sitial que le corresponde, como tributo a sus grandes hazañas e ideales libertarios. Hoy es el héroe sobresaliente del continente americano y de parte del mundo entero. Se han comparado el nùmero de batallas en que participò, de cartas que escribió, de proclamas que decretò, las veces en que estuvo en peligro, los países que libertò y gobernó, las distancias que recorrió, en fin, todas las acciones y hechos que involucran su hacer histórico y su proyección política…. Y entonces, reflexionamos sobre aquellas personas que pasan indiferentes ante su estatua, o que evocan su nombre con indiferencia, con ese desapego histórico que forma parte de nuestras propias raíces. No se trata de diosificarlo, sino de reconocer que el junto con tantos otros militares destacados de nuestro país y del extranjero, permitieron lo que hoy disfrutamos: la libertad e independencia.
Y el corazón palpita de alegría al saber que su nombre aparece en casi todo lo que nos rodea: monedas, plazas, parques, calles, avenidas, pueblos, ciudades, estados, canciones, himnos, poemas, organismos, instituciones, proyectos, carreteras, otros. Y que los restos que reposan en el PANTEÒN NACIONAL, son los suyos, despejando tantos comentarios, que yo por ejemplo, había escuchado desde pequeña y que no hacían mas que llenarnos de dudas. Durante mi funciòn docente lo proyectè como soldado valiente, con un amor patriótico a pesar de venir de una familia de abolengo, de descendencia española que no impidió que se pusiera al lado de los humildes, sin discriminación racial y que se revelara contra el pensamiento español con sus complejos de superioridad que solo aplastaban, reprimìan y esclavizaban, a los dominados en su propia tierra…
Tambièn lo proyectè desde la dimensión humana, con esa complejidad de sentimientos, añoranzas, retos, miedos (¿porquè no? , todos los seres humanos los sentimos), sueños, tristezas, vacìos, soledad, ausencias familiares, pasiones envolventes, entre otras facetas que salen del sentimentalismo y las vivencias cotidianas. Por eso, quiero culminar este artículo con uno de los tantos poemas que le he escrito:
BOLÍVAR RICO DE CUNA
Bolívar rico de cuna, gran figura nacional, buscó a la gente del pueblo en aras de un ideal./ De sentimientos cristianos quiso la liberación, del esclavo, el oprimido, el campesino explotado, que resistió con valor./ Bolívar sintió en su carne el castigo del patrón. Por sus empeños y luchas cumplió la firme promesa que realizara su acción./
Quiero al Bolívar humano, al Bolívar soñador, que buscaba la igualdad, la buena distribución, que se metió entre su gente y sus ideas liberales en las mentes le inculcó./
Quiero al Bolívar hombre, lleno de fraternidad, al Bolívar a caballo seguido por gente humilde, al Bolívar que en batallas venció la dificultad, / al Bolívar consagrado que en un pacto de amistad, sembró para sus hermanos la flor de la libertad!.
TRINA LEÈ DE HIDALGO
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