Propuesta Semanal: Tema de la II Semana: Rebeldía

Parecía doblegarse en un principio a la voluntad y los denodados esfuerzos de su dueño, pero no, al final no había caso.
Su rebeldía estructural se imponía invariablemente a los métodos más rebuscados de dominación forzada.
Y nunca fallaba. La abrupta transición de la mansa docilidad a la salvaje sublevación siempre se producía en la temida presencia de otros. Preferiblemente chicas.
Hasta que, piadosamente, se impuso hace unos años la moda de raparse la cabeza, no hubo gomina que pudiese someter la rebeldía de aquel remolino de pelo indómito en el centro de su calota.
El curvo frasco azul océano de Lord Cheseline envejecía solo y derrotado en un rincón del gabinete del baño.

De tan rebelde aquél pelado,igual siguio comprandose peines.

(sin alusiones personales ja)

jaja José esta genial tu relato y Mateo, esa si que es una rebeldía.

saludos
k

Es adolescente, incomprendido, sermoneado todo el tiempo por imponer su rebeldía a esa moral impuesta donde todo es malo y ni siquiera se toman en cuenta los propios criterios. La impotencia de que los seres mas cercanos no respeten su forma de vestirse, se alarmen ante el deseo de usar un pequeño zarcillo. Es como si todos fuésemos cortados por la misma tijera, con un patrón definido, intachable, irrompible, que a la larga, resulta paradójico porque no es lo que se lleva por fuera lo que puede definir nuestra personalidad. Hay que abrirle el alma a muchas personas que imponen su carácter y no tienen una actitud de cambio para entender que el costumbrismo aunque tenga fuertes raíces, cambia durante las vueltas que da la tierra.

TRINA LEÉ DE HIDALGO

Desde niño tuvieron que luchar con su rebeldía, padres y maestros trataron de convencerlo que la sociedad esta repleta de reglas y normas impuestas que hay que acatar. Sin embargo, él no claudico en su lucha por sostener lo que creía justo. Paso el tiempo de su niñez y lo recibió la adolescencia. Los planteos sobre la vida se agudizaron igual que su particular manera de ver las cosas, por esa razón le decían el rebelde aunque muchos creían que sería producto de su corta edad, pero… el tiempo no modifico su actitud y se convirtió en un hombre rebelde un eterno luchador contra los molinos de viento.
Lo sorprendió la vejez con las mismas convicciones, sólo, que ya no lo llaman rebelde, ahora… es el viejo loco del barrio.

Muy buenos relatos,pero una mención especial al de Ricardo y Fobio.