UNA SEMANA EN EL PASADO

El temporal del miércoles 3 de Abril del 2012 dejó a su paso, muerte, destrucción, desamparo, malestar e incomodidad para aquellos que sufrimos el fenómeno meteorológico y que además puso al descubierto algunos aprovechadores de la desgracia ajena que vendieron productos tres o cuatro veces más caros.

Fueron muchas las victimas.
17 muertos, varios heridos y mucho miedo, sin embargo, a medida que fueron pasando los días tomé distancia de la situación y comencé a ver algunas cosas detrás de la catástrofe.
Mientras estuvimos sin las comodidades indispensables para esta época, freezer, teléfono, Internet y celulares, regresé por el túnel del tiempo a aquella sociedad de mi niñez.

En aquel entonces no había freezer, sólo unos pocos teníamos teléfono, televisor blanco y negro y heladera eléctrica y ni que hablar de Internet, computadoras y celulares.

El aspecto del barrio cambió, no sólo por la cantidad de árboles, postes y mampostería caídos y amontonados en calles y veredas. Había algo más que se podía notar y que me llevó amablemente a encontrarme con vecinos, aquellos vecinos que durante casi 30 años no cruzamos más de dos palabras.

Estábamos en las calles preguntándonos si tuvimos algún herido en la familia y si los daños materiales eran de consideración.
Nos organizamos para ayudar al otro y luego… cuando caía la tarde y las sombras cubrían todo, la tertulia nacía en las veredas alumbrada por alguna linterna o la tenue luz de las velas que llegaban a través de las ventanas de las casas, igual que cuando no existía luz de mercurio en el alumbrado público, televisor y Tinelli estaba esperando turno para llegar al mundo.

Tuvimos que preparar el baño con ollas de agua caliente y baldes de agua fría para luego mezclarlas y con un jarrito, podernos higienizar aquellos que hasta el momento, usábamos calefón eléctrico o una bomba centrifuga para sacar agua de pozo.
Las compras hubo que hacerlas diariamente. Sólo alimentos para consumir en el día.
Allí… en el almacén, los saludos con aquellos vecinos desconocidos del frente, llegaron por primera vez para flotar en el aire como coloridas mariposas de otros tiempos.

Buscamos en los baúles las radios a pila y archivamos equipos de audio.

El pasado recuperó espacio y volvimos a escucharnos, aunque más no sea, por una semana.

Es tendencia del hombre perder el camino. Supongo que por eso, la Naturaleza nos desgracia cada tanto y, una vez pasado el grito de protesta, nos reencontramos con lo que tanto queremos y no se puede comprar.
Gracias Ricardo!

Ya extrañaba sus letras, es cierto solo cuando la tierra nos tira las orejas recordamos que no andamos solos, un gusto
saludos
k

Se debería poder volver al pasado cuando uno desee, no cuando dependa de estas circunstancias penosas, besos amigo
Lili

Una excelente reseña de la ambivalencia de la situacion. Por un lado el desastre y la incomodidad causados por el temporal, y por el otro, la vuelta forzada a ese pasado donde la comunicacion y el interes por el otro era verbal y cara a cara. No por medio de mensajes de texto o e-mails. Coincido con Antifaz en que la naturaleza, de vez en cuando, nos recuerda lo insignificantemente humanos que somos. Un fuerte abrazo,
Jose

por que de lo malo tambien se sacan cosas buenas,y esta es la prueba,dejar la tecnologia del presente para rencontrarse con la cara desconocida de quien vive a nuestro lado por años.
Muy bueno