La flor de Lima, era el mejor burdel de Arequipa allá por los años 55-60, no se si el nombre fue puesto en honor a la capital por la bronca que teníamos a los limeños, y esta fue una forma de joderlos.
Quedaba en el barrio de Miraflores,.barrio de malandrines y de gente pobre,pero honrada, en ese tiempo yo había culminado la secundaria y como no ingrese a la Universidad mi padre me puso a trabajar. Como todos los muchachos de mi edad, de esa época, uno de nuestro mayores anhelos era ir a la Flor de Lima y encamarse con “Lola, la mujer de fuego”, la mejor mujer del prostíbulo.
Recuerdo que tenia el pelo rubio (oxigenado) y un cuerpo bien formado, pechos grandes caderas anchas y piernas bien torneadas, lo mas aproximado posible a una bailarina de moda en Lima, “Tongolele” Bajo los actuales canones de la belleza diríase que era gorda.
Fuimos tres amigos, Eduardo, Jaime y yo, y cuando llegamos al salón, nos dimos cuenta de que Lola no estaba con las otras chicas, Nuestro fin era ella y no otra.
Yo no estaba dispuesto a renunciar a mi propósito y me fui por el sector donde estaban los cuartos de las chicas, encontrando a Lola en el suyo.
Me explico que no podía salir porque no había sellado su carnet de sanidad, y que en esa situación la policía la podía chantajear o sancionar, yo le pedí que me atendiera, que no importaba si estaba enferma, que nadie se iba a enterar, que era mi sueño, que sufría por tenerla, que estaba enamorado de ella, hasta que por fin acepto pero que tenía que ser muy rápido.
Fuimos a su cama y se desnudo , yo estaba maravillado, a la distancia el recuerdo de esa escena es la de haber visto en persona a la Maja desnuda de Goya. Que dicha, yo había tenido algunos encuentros apurados y clandestinos con algunas mujeres en un sofá de una de ellas o en el pasto de un parque a oscuras, era la primera vez que estaba en un cuarto semi-iluminado con una mujer desnuda sobre la cama.
Me saque la ropa y me eche en medio de sus piernas…
Ella me dijo “sácate los zapatos que me ensucias la colcha” En mi aturdimiento, no me los había quitado, lo hice rápido y estando encima lo que importaba era moverme para acabar con lo que había empezado.
Yo, me demoraba tratando de prolongar la situación el máximo posible y ella me apuraba diciendo que la policía podía tocarle la puerta en cualquier momento. Me dijo que para terminar más rápido iba a cerrar las piernas; y así lo hizo. Bajo esta presión pasaban los minutos y cuando estaba por culminar, ella empezó a jadear y a decirme que no terminara por que ella tenía ganas de hacerlo también, no pude contenerme y después de unos segundos me boto diciendo “vete cojudo, me has dejado con las ganas y no vamos a repetirlo por que no trabajo gratis”.
Afuera me esperabn mis amigos pensando que me había retirado, yo les conte la historia pero no me la creyeron.
Para ellos, lola la mujer de fuego no trabajó ese dí