EL FINAL DEL CAMINO

Se sentó frete a mí. Su aspecto era el de siempre, prolijamente vestido aunque, se notaba en sus ojos la ausencia del brillo característico que da la felicidad. Claro, es muy difícil ocultarle la pena a un amigo, sobre todo cuando esa amistad tiene más de cincuenta años.

-¿Qué te pasa Gallego?- Le dije mirándolo a los ojos.

Clavó la mirada en la mesa, se encogió de hombros y dijo.

- Lo de siempre, sólo que esta vez estoy perdido, no se que hacer con mi vida.

- ¿Lo de siempre son las discusiones con tu mujer, supongo… y las broncas que te agarras con tu hijo y tu nuera?

- Si pero, no es sólo eso, también es mi vieja internada en ese lugar repleto de cadáveres vivientes y el cáncer de mi hermano Juan.

- Ya entiendo, todo negativo. Sin embargo tenés que buscar algo que te levante el ánimo, que te devuelva el entusiasmo. ¿Que se yo Gallego? algo que te guste hacer. No podes seguir cuesta abajo juntando mierda. Por lo menos sácala afuera, deci en tu casa lo que te molesta, patalea y… si se pudre todo que se pudra de una vez, pero no se puede vivir con esa carga de angustia. Vas a terminar sintiendo que es el final del camino.

- Es que es eso lo que siento, que es el final del camino.

- ¡A no!… no te voy a permitir hablar así, déjate de joder.
Escuchame bien… Vos no tenes que ponerte el mundo al hombro y soportarlo todo. ¿Quién carajo te dijo que es esa tu obligación?
Tu primera obligación sos vos mismo, los demás, fuera de tú madre y tú hermano que hay que asistirlos, que se hagan cargo de sus propias vidas.

- Vos sabes lo que es sentir que tenes a todo el mundo en contra y tener que vivir escuchando boludeces y trivialidades, donde lo más importante son las ofertas de los Shopping. Además ser invadido en tu propia casa por los hijos y sus parejas, quienes se mueven con total desparpajo sin respetar horarios ni espacios.

- ¡Bueno viejo!, ponelos en su lugar, hacete respetar.

- Mira… si hiciera eso, la primera en ponerse en contra sería mi mujer y luego tendría un lío de puta madre.

- Si hiciera eso. ¿Alguna vez lo hiciste?

- No

- Entonces es una buena oportunidad para ver que cara ponen. No te permitas irte de este mundo sin decir lo que tenes atragantado.
La felicidad se construye Gallego y se construye poniendo los ladrillos donde hay que ponerlos.

Nos dimos un abrazo y cuando miré sus ojos… ya estaban sin esa falta de brillo que tenían cuando llegó.

Ricardo Cocho Garay
Solo soy un soplo de vida en la eternidad

Muy natural Ricardo cotidianos que reflejan realidades que vivimos y cuesta tanto hablar...
Cariños siempre es un placer leerte.

Muy buen relato. Y, de paso..., una buena leccion de vida, Ridardo. Un abrazo,
Jose