A dos días del casamiento, la noticia cayó como una bomba. El vestido, el precioso vestido que había elegido, solamente esperaba ser retirado de la casa del modisto Jacques.
- Lamento profundamente, la resarciré, lo prometo, nunca había sucedido nada igual –
A Clara se le cayó el tubo, la familia la miraba, no entendían qué sucedía.
- El negocio, se incendió…mi vestido –
Su ilusión hecha añicos, ese vestido blanco simbolizaba su amor por Martín, muchas noches soñando despierta imaginaba la escena, él mirándola arrobado, ella entrando a la iglesia del brazo de su padre, no era el vestido, su sueño se había quemado, se había convertido en cenizas.
- Bueno hija, mañana temprano buscamos otro y lo alquilamos –
- No, mamá, no quiero otro, no quiero nada –
Se encerró en su cuarto, miraba un punto fijo del techo, cuando golpearon la puerta.
- Hija, necesito hablarte –
- Abu, hoy no…perdonáme –
- Tiene que ser ahora –
Secó su llanto, abrió la puerta y volvió a la cama.
- Abuela, perdonáme, dejáme sola –
- Hijita, es que tengo la solución –
La abuela abrió la caja, un perfume de lavandas invadió el ambiente.
- Probátelo -
Esa noche en la iglesia, la abuela murmuró.
- Hoy me he vuelto a enamorar, lo que soñé desde que te fuiste... sabés querido, hoy nos volvimos a casar -
Lili Frezza