Haber sido enviado por mi madre en incontables ocasiones a la tienda del turco Jussef cuando pibe, era en ese entonces un motivo de irritación. La vieja siempre me mandaba a comprar bobinas de hilo sisal de tal o cual color, un retazo de tela, agujas comunes o para la máquina de coser, cierres relámpago, elástico finito o del ancho, cueritos pitucones, etc., etc. Siempre había un motivo para ir a la tienda y allí iba yo, refunfuñando, sin saber que años después esas visitas y las trabadas charlas con el turco en su medio castellano, me iban a servir para ayudar a traducir, de sopetón, un documento en árabe sobre Afganistán e Iraq, nada más y nada menos que para el Pentágono. Como este fue y es aún un tema de enorme actualidad en los Estados Unidos, aprovecho mis básicos conocimientos del idioma de Mahoma para compartirlo con ustedes. En confidencia, se entiende, pués es un documento clasificado. Al menos lleva un enorme sello rojo que reza "KILL THE TRANSLATOR"
* * *“Esta parte del planeta siempre se caracterizó por ser altamente conflictiva en todo sentido. Desde que se recuerda, su clase dirigente ha sido un fuerte patriarcado (
omhar-teh-rijhe), excluyendo absolutamente la posibilidad de un matriarcado (
lah-turka-avhala). La población femenina siempre debió soportar abusos varios. Desde golpizas (
fajar-lah-naifah), pedreadas (
leh-arrojah-ehl-gijahrro) y violaciones (
ah-zulaida-fifhar), hasta el tácito aval de la prostitución (
lah-majah-seh-dejah). La mujer está sujeta a una brutal opresión, donde su sumisión es casi total. Debe obtener permiso del hombre para efectuar las más comunes tareas cotidianas, como bañarse (
lavarh-sim-batah), cambiarse de ropa (
muhdar-lah-fajah), comer (
papiyah-maskha) y tomar agua (
seh-bebeh-deh-aljhibe), además debe estar siempre presta a las demandas maritales (
emhir-harem-seh-fifah). Es muy común verla dedicada al cuidado de sus numerosos hijos, sosteniendo a los más pequeños (
alzhar-ehl-jequeh), abrigándolos del frío (
lah-cobijha-jhala), cocinando con muy limitados medios (
asahd-sihn-faisahn) y combatiendo la reinante suciedad (
jedeh-lah-grelah) en un ambiente privado hasta de flores (
alhejha-lah-khala).
Por otro lado, sus habitantes parecen disfrutar de la guerra (
fakhir-seh-fajah) como pasatiempo favorito, pués desde pequeños aprenden a pelear (
lah-dagha-klavha), apuntar con las armas (
fijhar-lah-mirah) y dispararlas (
allih-vah-lah-balah), por lo cual los adultos los felicitan (
khalifa-alabah). A pesar que el Coran lo prohibe, existen los vicios mundanos como fumar (
pitahr-ehl-fhasso), tomar (
khatar-lah-vidh) y drogarse (
inh-halar). También son habituales los juegos de azar (
emhir-lah-riffah-avallah), de naipes (
sakhar-bahrajah) y la coima (
amharr-tarifah) en los círculos sociales superiores. La implícita devoción religiosa crea un vínculo de hermandad (
alh-turkho-seh-adullah) que los hace pacientemente tolerantes al hambre (
abdul-nih-maskha), la falta de medicamentos (
nih-bebeh-jarhabbe), el aumento de las enfermedades venéreas (
ah-emhir-leh-kemah) y la escasez de trabajo (
ah-lalimah-leh-rajah); lo que a su vez, contribuye a un aumento de los robos (
kithar-lah-moskitah).
Todo lo antedicho más el notorio albergue de terroristas en su suelo, sirve para explicar la actual situación explosiva de la región. Para los avezados y cerebrales estrategas norteamericanos, liderados por su brillante ex-presidente G.W.B., es menester, para lograr un cese total del fuego (
lah-balah-ahkaba) y la repatriación de las tropas (
nih-dejah-patrullah), que los indeseables se rindan (
fakhir-seh-rajah) en forma incondicional, para que, entonces sí, el resto del mundo pueda, en paz, tocar el cielo con las manos (
asihr-ehl-quasahr)”.