Me acerco y anoto sus nombres, sin mirar su rostro completamente calcinado por la explosión de gas, sin apenas darme cuenta, mi mente se eleva y piensa… en sus familias, en las fechas navideñas, seis fallecidos en total, ningún herido. Entonces me doy cuenta… somos como robots, una llamada… unos nombres en un papel, unos cuerpos que retirar, para después enterrar. Un suceso más, que en un archivo terminará, pero me obligo a pensar… en ese cielo azul intenso, en esos cuerpos sin vida y en sus familias… toco mi cuerpo, me siento vivo, bajo mi rostro y ya no miro.