El Reportero (Cuento) +++DESTACADO AGOSTO DE 2010+++

DESTACADO


Otro día comenzaba en la redacción del diario más prestigioso y de mayor tiraje del país. Víctor acomodaba su bolso colmado de cámaras y lentes, tenia mucho cuidado en el orden, era imprescindible que así lo hiciera, como un soldado limpiando el fusil antes de salir a combatir, nada puede fallar es de vida o muerte la diferencia de tener o no tener todo debidamente previsto. Ya había sufrido la experiencia cuando era un novato de fracasar en una nota. Hecho que casi le cuesta el puesto, aunque lo más grave fueron las pesadillas que tuvo largo tiempo. Soñaba que iba a cubrir la nota más importante de su vida y se había olvidado la cámara. Se despertaba sobresaltado, con el corazón a punto de estallarle y empapado en sudor.

Ese día, no era diferente a los demás, la histeria en la redacción era la habitual. Marcos el jefe de política fumaba como un sapo, es más, podría decirse que era un sapo, gordo, petiso de ojos saltones, sin cuello, una boca enorme con labios anchos, piernas cortas y chuecas, tenía los brazos gruesos y si se lo miraba con atención hasta parecía verde.

Víctor rogaba que Marcos no lo llamara para cubrir política, se tenían una mutua antipatía desde el día que el fotógrafo fracasó en aquella nota de novato, pero no tuvo suerte, “El sapo”, lo buscaba para darle un estiletazo con su lengua pegajosa y enviarlo a cubrir una manifestación gremial en pleno centro de la ciudad.

Esas eran las notas que Víctor menos quería cubrir, nunca pudo entender los reclamos de justicia de gente que se ríe, canta, salta, y hace sonar los bombos como en un corzo de carnaval.

En pocos minutos, estaba en el frente de batalla con su cámara lista para disparar. Buscaba un lugar alto desde donde pudiera obtener una buena foto. Aquella casa de principio de siglo tenía un balcón apropiado, justo para su propósito.

Como la puerta de calle estaba abierta, no lo pensó mucho y entró a paso veloz, los reporteros jamás piensan demasiado cuando trabajan, no hay mucho tiempo para tomar decisiones.

Subió al primer piso y encontró la puerta del departamento que daba al balcón apenas entornada, golpeó nerviosamente, esperó cinco segundos y se mandó. El lugar estaba en penumbras y todavía estaba encandilado con la luz del día cuando tropezó con algo que estaba en el piso. Cayó sobre él mientras mantenía en un acto reflejo la cámara en alto para que no se golpeara. Una puteada, acompañó la caída y cuando estuvo en el piso supo que había tropezado con el cuerpo de una persona que estaba boca abajo. Se levantó como un rayo, buscó el interruptor de la luz con desesperación y lo accionó.

El cuerpo era de un hombre de baja estatura y regordete. Se inclinó para ver su rostro y temió que estuviera muerto. Apoyó la cámara en el piso, tomó al hombre por uno de sus hombros y lentamente lo fue dando vuelta, dio un salto hacia atrás cuando descubrió que era Marcos, “El Sapo”.
Sorprendido se preguntó ¿que hacia Marcos allí en el suelo si lo había dejado minutos antes en la redacción del diario?

Quedó paralizado ni siquiera atinó a ver si estaba con vida, nunca antes estuvo en una situación parecida. Su profesionalidad se impuso a las circunstancias, tomó la cámara le hizo dos fotos al cuerpo y corrió a pedir ayuda.

En unos minutos llegó al lugar un equipo de emergencias, de esos que están en las manifestaciones.
Después de revisarlo le dijeron que estaba con vida y que lo llevaban al hospital Rivadavia.
Víctor había olvidado la manifestación, estaba demasiado impresionado como para recordarlo, además tenía las fotos de Marcos y un dilema por resolver.


Decidió entonces volver a la redacción del diario para aclarar las cosas.
Era cerca del medio día y gran parte de la gente de la redacción salía a comer, sólo quedaba una guardia de rigor. Víctor entró y al primero que encontró fue a mí. < Yo también soy reportero > Cuando me contó pensé que me estaba haciendo una broma, pero su cara me decía lo contrario.

¡No puede ser! < Le dije > Marcos acaba de salir a comer.

Se puso pálido como un papel y se desvaneció unos minutos, cuando volvió en si me dijo: ¡la cámara, dame la cámara! Allí están las fotos de Marcos tirado en el piso que le tome recién. Lo miramos incrédulos no le pudimos creer hasta que vimos las fotos.

Casi de inmediato entró Marcos, todavía masticando la hamburguesa que pidió en el bar del diario. Quedamos atónitos. –

¡Che! ¿Que pasa parece que vieron un fantasma? < Dijo Marcos, despreocupado. >
Cuando pudimos contarle, Marcos corrió al hospital a ver a su hermano mellizo que no veía desde hacia 10 años.

Bueno Ricardo, perdon por el atrevimiento,me permiti agrandar un poquito la letra pues me dificultaba la lectura, si hay algun problema por haberlo hecho me dices, y lo retorno a como lo dejaste.
Un cuento muy bueno, como vengo apreciando de tus relatos, muy bien realizados, que de una manera u otra haces que el elctor se involucre, y se sienta participe.Supongo que es el tipo de lenguaje que usas, cotidiano, natural, que hace de tus relatos algo muy ameno y sumamente disfrutable

Un cuento donde mantienes la espectativa hasta el final, dando ese toque de sorpresa que logra sacar una sonrisa.
Sinseramente no me habia imaginado ese final, y si bien podias haber seguido la historia, adornandola o rebuscandola más, la cortaste justo.
Excelente cuento

Muy buen relato, original en la trama, bien armada, y ja me encanto la caracterización de Marcos, ¿por que siempre son así ? jaja, quedo espectacular y se lee como quien ve una peli.
Me gusto el final

Buen cuento Ricardo, donde uno queda atrapado en la trama y esperando con ansias el desenlace. Sí, como una película uno va sintiendo cada imagen e involucrándose en el personaje. Como siempre en tus relatos un final impresionante, y donde se esboza esa sonrisa. Agradable y ameno amigo.

Un abrazo,

Ignacio

SENCILLAMENTE BUENO, AUNQUE ESPERABA MAS, JA JA, ME HABIA APRONTADO PARA TODA UNA TRAMA POLICIAL. CREO QUE PODIAS HABERLO ESTIRADO MAS Y SE MANTENIA IGUAL LA INTRIGA.
ME GUSTO, Y MUCHO, POR ESO DIGO QUE ME HUBIERA GUSTADO QUE SIGUIERA UN POQUITO MAS , MANTENER MAS LA ESPECTATIVA.

Excelente, logras que uno se involucre en su lectura y que vaya de expectativa en expectativa, quizás imaginando otras situaciones para llegar al final y encontrarse con el desenlace no imaginado.
Me gusta mucho las comparaciones que le das a Marcos con el Sapo. Genial...

Un gusto...

Mira hasta dónde he tenido que venir para leerte (en este caso releerte).

Nada más que agregar es una historia excepcional con un final muy bien logrado

Excelente destacado, para leer y releer.

Un abrazo cumpa,

Ignacio

Felicitaciones, Ricardo. Tenés una habilidad para ambientar la historia con los recursos descriptivos justos para que el lector quede siguiendo el desarrolo envuelto en un lenguaje cotidiano para girar en un final que siempre deja la satisfacción del elemento sorpresa que, también con los recursos justos, cierra de una manera lograda el relato. Disfrutable, bien escrito y muy ameno. Gracias por compartirlo. Y felcitaciones!

YA LO LEI PERO COMO LO BUENO SE LEE VARIAS VECES ACA ESTOY Y AHORA TE DIGO FELICITACIONES ,SE MERECIA ESTE DESTACADO

Un final inesperado. Me gusta esa forma en que destacas al narrador en tercera persona, es original. ¡ENHORABUENA AMIGO ERES UN ESCRITOR EXCEPCIONAL!

Muy bueno Ricardo. Un cuento de excelente factura. Saludos,
Jose

Me uno al resto de comentarios, un cuento que realmente me gustó.
uns saludo de orwell

Estupendo relato.
Logras involucrar al lector de tal modo que pareciera que está viendo una pelicula por lo nítido de la narración.
Las imágenes son claras, la trama interesante y el final sorprendente e impredecible...