Mientras..., una lagrima caía /*Segunda Parte*/ {3º capitulo}

15 años más tarde….

Manolo ya le daba igual si salir o no, había perdido la ilusión por vivir pero mientras caminaba por el pasillo para ir a su celda después de haber comido el guardia de turno lo paro y empezaron a tener una conversación sobre su conducta.
-Manolo ¿no?
-Si ¿Qué pasa? ¿Tengo que fregar más las celdas porque quedaron sucias?-dijo con resignación.
-No, que va, si las limpias genial. Lo que quería era felicitarte vas a salir mañana hombre, deberás estar contento.
-¿Cómo que mañana! Pero si me faltan 15 años mas por cumplir..
-Según se rumorea eres el único de aquí que hace todo bien, en vez de crear enemigos hace amigos y soluciona los problemas, ¡vamos, que nos quitas el trabajo chaval!-decía riéndose.
-No me lo creo, ¿de verdad?-preguntaba impactado aún por la noticia.
-Pues si..bueno, yo voy a seguir que la Rosita, la cocinera se le callo un diente dentro del gran caldero y lo tengo que rescatar, es postizo.
-Ahhh..-le miro con cierta cara de asco al imaginarse la situación en lo que seguía caminando hacia su celda sonriendo bastante abobado.

-¡Hola! ¡Algún pajarillo me ha dicho por ahí que a lo mejor sales mañana! ¡Ehh! ¿Es cierto!
-Esto en vez de una cárcel parece un centro para cotillas compulsivas.
-Exagerado…pero ¿en serio que te vas mañana?
-Si pesado, si.
-¿Me harías un favor?-Le decía mirándole con cara de corderito degollado.
-¿Qué favor?-frunció el seño.
-Me gustaría que fueras a mi casa y te quedarás allí, como no tienes sitio a donde ir así conocerás a mi bella familia, y mis hijos Ana Maria del Carmen, Juana del Rosario, Maria dolores, Amanda Josefa, Carla Fernanda y el pequeño pero fuerte Jim y además así tendrán un padre porque yo no podré estar con ellos hasta dentro de muchos años-dijo terminando asfixiado y tristemente.
-Si, claro, creo que tardare un poquito en aprenderme los nombres, pero da igual, por lo menos uno es facilito
-Aggg-suspiró- se que son preciosos los nombres, por algo los elegí yo.
-¿Tu?-le pregunto con cara de horror.
-Si, no hace falta que me digas que son preciosos.
-Si, preciosos pero…¿me ayudas a hacer la maleta?-le dijo para cambiar de tema.
-Bueno…deja que le diga a Robert que te vas a ir, para que te de tiempo de despedirte de él, te cogió cariño y todo….
-¿Robert no es el famoso “puerco rabioso”?-le dijo un tanto alterado.
-Si, pero ya no huele tan mal ni es tan agresivo, tranquilo.
-Bueno…siendo así a lo mejor y solo a lo mejor me despido de él, que no entiendo ese cariño si no he hablado con él nunca.
-¡Pero has cogido fama al final, majete!-finalizo la frase dándole una palmada en la espalda y caminando a buscar a Robert.

Ya eran las 9 de la noche, al final Robert no pudo despedirse de Manolo puesto que se atraganto con una cosa dura y blanca mientras comía, probablemente el diente, y murió asfixiado. El pobre. Le harán el funeral mañana. No se cree que asistan muchas personas, parece ser no muy querido por la cárcel. Nuestro protagonista se quedó mirando a las puntas de los pies, contándoselos una y otra vez, para quedarse dormido, el plan no funcionaba. No paraba de pensar en libertad y de la fiesta en la que conoció a Natali, concretamente en la mujer que iba con ella. Era realmente hermosa, Natali también, pero la otra era muchísimo más bella, sonrisa colgate, pelo rubio fogoso, pechos hermosos y una cintura que al bailar desprendían una sensualidad fuera de lo común, por desgracia la chica se fue antes de que pudiera si quiera decirle hola, pero la acompañante se quedo, a la que ya no vive, esa, tuvo la mala suerte de conocerlo. Después de recordar todo eso, se empezó a dormir, cerrando lentamente, poco a poco los parpados…mañana sería otro día, el de la libertad.