Los Campos de Aldebarán - Capitulo 4 / Espadas y manuscritos

Última edición por CzarOeuf el Miér Ago 11, 2010 6:36 pm, editado 2 veces

En tiempos de Eron Thailard, una profecía fue proclamada, donde se hablaba de un Dominus renacido de las propias artes antiguas, para restablecer por mano propia la figura del ave de fuego, como emblema de todas las razas existentes en los campos de Aldebarán. Fuente de los grandes señores pasados y futuros.

Para Lorien, todo indicaba que Hermes debía ser el elegido. Razón mayor, para saber si era o no quien anunciaba la palabra escrita en el códice de dragones.

Sus pensamientos, parecían confundirse de nuevo, ella sabía por su propia intuición y conocimiento de las técnicas de combate de su padre, que no podía ser otra persona. Existía un juramento de sangre, donde su casa quedaba atada a la de Aldebarán, de por vida. Su padre no podía tener otro alumno que no fuera un Aldebarán.

La llegada de Hermes y Thoriel, su asistente, hizo que su cabeza volviera a la realidad. El ala oeste del Torreón era la más iluminada de todas durante la mayor parte del día; por esta razón la ubicación ideal de la biblioteca. Al arribar ambos a su lado, se sintió extrañamente aliviada, quizás porque tendría la oportunidad de sacarse de encima una pesada carga. La ausencia del Señor de Aldebarán, había hecho de su cargo una regencia hasta la venida de Hermes.
Pues eso parecía que pronto acabaría y, cuando fuera reconocido por el consejo de razas, ella quedaría liberada a su habitual trabajo.

La biblioteca, ocupaba toda el ala del castillo. Dividida en tres niveles, poseía casi todo lo existente en los campos, tanto en textos originales como copia realizadas por los hermanos de la Orden del bosque del silencio. Una pequeña congregación, dedicada a la confección y copia de obras literarias de gran valor.
Al ingresar los tres por el gran pórtico que daba al scriptorium, un silencio de miradas, se elevaron de sus atriles para observarlos; tan solo un instante, pues como no debían juramento u obediencia alguna, prácticamente los ignoraron por completo.
Según supo Hermes tiempo después, los hermanos de esta orden, eran también guardianes de las artes antiguas, encargados de resguardarlas en libros bellamente ornamentados, que tan solo podían ser vistos, por aquel que fuese ungido maestro de Dragones.

Los tres se encontraban en la entrada de la biblioteca cuando una figura delgada y cargada de unos cuantos libros, se acerco a ellos. Dejó los libros sobre una mesa y, solemnemente realizo el saludo del ave de fuego a Hermes, presentándose.

-“Mi nombre es Eliawan, Guardián de manuscritos y libros del Torreón.”, dijo el hombre mientras se erguía en la totalidad de su estatura. De facciones hermosas, para ser un hombre, ojos claros, que cambiaban de matiz cuando la luz rojiza del gran sol lo tocaban y; manos grandes que a pesar de lo delgado de su contextura no parecían ser las adecuadas para quien tratara con elementos tan delicados. Sin embargo, sus movimientos delataban lo contrario.
-“Dominus, en que puedo servirlo”, la voz del viejo guardián, daba por entendido que sabía de quien se trataba y, porque estaban en este lugar.

-“Guardián, deseo saber…” estaba diciendo Hermes, cuando el hombre se giró lentamente y le pidió que lo siguiera.

Sin mediar palabra, los llevo hacia el segundo nivel de la biblioteca, donde había una pequeña sala de piedra, al llegar dijo en voz baja, -“Ignis Clâritâs(1)”. No había ventanas, por lo que sólo se podía ver que había dentro gracias a las piedras de luz, que se habían encendido. En su centro, un atril. En él, un gran libro cubierto por un velo.

Hermes se acercó al libro y lentamente, sacó el velo para poder leer lo que decía la tapa del volumen, “Draconis Códice”. Despacio, corrió las trabas de la tapa y lo abrió, para leer en voz alta la primera página, escrita en letras rojas.

-“Ignis Spada (2), sólo un Aldebarán podrá encontrar.”

Levantó la vista para mirar a Lorien tan solo por un segundo y siguió leyendo.

–“Tres altas piedras ha de hallar, en sus pies las palabras pronunciar.
Sangre y fuego unidos, Ignis Spada han de liberar. ”.

Hermes levanto la vista nuevamente y miró esta vez a todos, desconcertado.
Fue el guardián de libros quién habló entonces.

-“Dominus, nada de lo que este guardián protege, es lo que buscas, la clave de esto es resolver el acertijo del códice, pues es la única manera que poder recuperar lo que tanto anhelas. Recuperar esa espada es la clave para tus recuerdos.”, dicho esto, hizo la venia del corazón de fuego y se marchó, dejando solos a Hermes, Lorien y Thoriel, junto al libro.

Fue entonces Lorien quién habló.

-“Mi señor,” comenzó, utilizando la fórmula menos protocolar, -“las únicas tres altas piedras que conozco, son los menhires que pertenecen al círculo que yace en el bosque negro, donde fuiste recibido por mí.”

-“ Y los pisos del santuario están escritos en su totalidad!”, agregó Hermes.

-“Casi”, contestó ella.

“Pues entonces debemos marchar al Bosque Negro para poder dilucidar todo esto”, Hermes cuidadosamente volvió a tapar el libro con el velo y salió la sala. Entonces Thoriel pronunció:

–“Crystallus Nox”(3), y las piedras luz se apagaron, dejando al libro en entre penumbra y oscuridad completa.

Momentos más tarde, Hermes solicitó a Thoriel y algunos sirvientes más que organizaran lo necesario para poder marchar hacia el bosque esa misma tarde.
Lorien mientras buscaba a los hombres que sería la escolta armada, recordó que llegar al Torreón con un grupo armado casi de incógnito era una cosa, pero salir oficialmente, requería cierto grado de cuidados que debía contemplar.
Si bien, no había habido ataques de ninguna índole por las razas oscuras del sur, durante casi más de 3 años, nunca se sabía que podía pasar.

Las razas del sur respondían a las furias, entes que habían declarado la guerra en épocas anteriores a los campos, atacando cada una de las caravanas que viajaban hacia las montañas blancas donde viven los elfos verdes y, las que comerciaban con las zonas desérticas, tierras de los grifos dorados y elfos de arena.
Las furias habían sido derrotadas por la espada del Señor de Aldebarán y las aves de fuego, cuando Lorien todavía estudiaba las artes del combate. Pero, para ellas la derrota es sólo la antesala a la venganza y, por esa causa poco tiempo después Dominus Aldebarán, fue asesinado, su espada rescatada por Eron Thailard de la propia mano de su señor moribundo y, entregada a las artes antiguas del círculo de Menhires y Dragones.
El consejo allí reunido, decidió que se debía salvaguardar la integridad del heredero Aldebarán y proteger así la línea de sangre y fuego, hasta su completa restauración.

Las furias fueron entonces condenadas a permanecer en las sombras mediante el uso de las artes antiguas, pero a pesar de ello el pequeño heredero y su madre junto a Eron Thaillard, maestro de armas de Aldebarán, fueron enviados lejos, para entonces cumplir la profecía pronunciada.

Esa misma tarde, la escolta estaba preparada, con algunos de los hombres que habían acompañado a Lorien al recibir a su señor. Con los arreglos terminados y las monturas preparadas, se dirigió a visitar a su hermana.

Amivia, ese era su nombre, estaba terminando sus ejercicios de combate cuerpo a cuerpo, cuando divisó a su hermana mayor, que aparecía por la entrada principal del patio de ejercicios.

-“¿Dime cómo es él?”, pregunto antes de saludarla.

-“Salve hermana, ¿acaso has perdido los modales?”, respondió Lorien con cierto enfado.

-“Ah!, no seas tan estricta, además me dijiste que me ibas a contar…”

-“Aún no losé, sólo puedo decirte que es joven…”, la voz de Lorien tuvo un dejo de suspiro.

-“Hermana!!...”, dijo Amivia en voz alta, casi con burla

-“No es lo que piensas. Soy la Capitán de la guardia de este castillo!”, soltó sus palabras casi como una orden.

-“Si, es cierto. Pero también eres una Dama y, como tal posible candidata…”, le contestó Amivia con una sonrisa suspicaz.

-“Atrevida, eso es lo que eres”

-“Y tu hermana, amén de uno de tus mejores espadachines, incluso mejor que tú”

-“¿Estas preparada?, serás la escolta principal de Dominus Aldebarán”, con esta frase, Lorien dio por terminada la conversación, mientras la acompañaba hasta sus aposentos.

“Agil y excepcional espadachín, además de ser letal con otras tantas armas, un rasgo familiar difícil de quitar.”, los pensamientos de Lorien fluían mientras observaba a su hermana alistarse para salir con la comitiva rumbo al Bosque Negro.
Como siempre la recamara de Amivia, se parecía más al cuarto de una damisela - pulcra y educada- que el de una guerrera. Todo tenía su lugar y estaba perfectamente guardado.
Parada en el medio de la habitación, Lorien observó, como su hermana se despojaba de la poca ropa que traía puesta, quedando totalmente desnuda.
Amivia, entonces se encamino al cuarto siguiente donde una gran tina de cobre, yacía en el suelo y a su lado una enorme jarra de agua tan caliente como su cuerpo pudiera soportar. La levanto por sobre su cabeza y dejo caer el precioso líquido perfumado por su cuerpo, desde la cabeza a los pies.
El agua se deslizaba suave, como una caricia por sobre la piel tersa de un cuerpo, esculturalmente forjado. Tomo una esponja que la nana E´llida, le había dejado junto a la jarra y se enjabonó la piel. Se volvió a enjuagar con otra jarra del precioso líquido cristalino, para luego secarse con un paño de algodón blanco.
Salió de la tina, y poco a poco se fue vistiendo con las prendas de un soldado, incluyendo un tabardo bordado, muy parecido al de Hermes.

“La comitiva, esta completa” pensó Lorien y esperó a que su hermana tomara la espada elfica que su madre le había regalado en las montañas blancas. Para luego marchar juntas al patio de armas donde todos las esperaban.

Notas:
(1) del latín “Fuego luz” o “Luz de Fuego” en referencia a encender la luz
(2) del latín “Fuego Espada” o “Espada de Fuego”
(3) del latín “Hielo noche” o “Noche de Hielo” en referencia apagar la luz

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Los Campos de Aldebarán - Capitulo 4 / Espadas y manuscritos Barcode-male-72

Los Campos de Aldebarán - Capitulo 4 / Espadas y manuscritos Barcode-male-72

BUENO TUVE QUE IR PARA ATRAS PORQUE ME PERDIA SINO,IGUAL ESTA EN EL MEDIO ME COSTO,TUVE QUE PRESTAR MUCHA ATENCION, ME PARECE MAS LARGA QUE LAS ANTERIORES Y CON ALGUNOS DETALLES QUE NO SE SI LE HACEN A LA HISTORIA.
SI ENGANCHA,ESO ES SEGURO.
SIGO LEYENDO , AH Y POR AHI SE TE PASO UN DE
"técnicas de de combate "

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El amistad mejora la felicidad y disminuye la tristeza, porque a través del amistad, se duplican las alegrías y se dividen los problemas.

Mateo

Simplemente genial, cautiva y es facilisimo de leer.

Un abrazo.

Última edición por CzarOeuf el Miér Ago 04, 2010 6:04 pm, editado 1 vez

Y si querido mateo, alguna se me puede pasar. Ya lo corrijo, gracias por la observación
igualmente, algunos detalles puede que hagan a la historia mas adelante...
Y digamos que esta tomando envión, así que puede que se alarguen ahora,
lo que a futuro no implique que los primeros se unan...

Manuel, estimado colega de género...
Digamos que estamos en la misma huella compañero... mundos distintos, pero quién sabe, quizás no tanto. me gratifica mucho que te cautive... esa es la idea... veremos que sucede...

Sigo atento la narración, atrapa y se vuelve cada vez más interesante

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En busca de la Fortuna.
Marioes.

Gracias Marioes, Seguire intentando que esto sea mas atrapante

Impeque.
El mayor acierto (después de la narrativa) son las puntas que dejás para el lector se quede esperando lo que sucederá con los personajes y con la evolución de la historia.
Un abrazo.
Sil.

Trato constantemente dejarlas fluir. gracis Sil. nos leemos! Very Happy

Ok, lo confieso: me atrapo.
No calcule el tiempo, pero no fue mucho el que me llevo leer estos cuatro capitulos,una lectura amena, que atrapa que dentro de la ficcion se hace comprensible.
Muy fluida la narración, que se logra de forma interrumpida y que ,ja me deja esperando mas.

» Los campos de Aldebarán / Capítulo 3 – Sueños y Luces de Aldebarán
» Los Campos de Aldebarán – Capítulo 6 - La Restauración
» Los campos de Aldebarán / Capítulo 1 – El ave de Fuego
» Los campos de Aldebarán / Capítulo 2 – Dominus
» Los Campos de Aldebarán capitulo 11 - La llegada de Urien