Los Campos de Aldebarán – Capítulo 5 / Signos y Símbolos

La marcha hacia el Bosque Negro, donde se hallaba el Círculo de Menhires y Dragones fue larga y silenciosa en un primer momento.
Hermes seguía pensando en aquello que había leído en el códice. “Ignis Spada (1), sólo un Aldebarán podrá encontrar”, las historias de su infancia se volvían a mezclar con su presente. Recordaba un cuento de un caballero que viajaba hasta un país lejano en busca de un tesoro, pero debía dejar en el camino muchas de las cosas que llevaba consigo, las más preciadas.
¿Acaso su madre tenía algo que ver con todo esto que le estaba sucediendo?
Sus pensamientos eran un torbellino, mezclando presente y pasado como una marea embravecida. Y las palabras del códice tampoco se quedaban afuera aumentando aún más su confusión.
“Tres altas piedras ha de hallar, en sus pies las palabras pronunciar.
Sangre y fuego unidos, Ignis Spada han de liberar “, en su mente se reconfiguraban las palabras. Todo parecía comenzar a tener sentido. Incluso sus recuerdos.
El camino seguía tranquilo, a lo lejos un grupo de granjeros venían caminando junto a una carreta. Al acercarse el grupo de uniformados se apartaron del camino presentando sus respetos a su señor, inclinando sus cabezas con la palma sobre el corazón.
Hermes, devolvió el saludo ante la sorpresa de sus propios hombres, quienes murmuraban entre sí. De esto se dio cuenta y, sofrenando su caballo una vez que habían dejado el grupo de granjeros atrás, les dijo:
-“¿Acaso está mal visto que vuestro señor sea amable con su pueblo?”, mientras sus palabras fluían, su mirada se posaba en cada uno de sus guardias, quien en el instante del encuentro bajaban la vista al suelo.
-“Dominus”, se atrevió uno de los guardias a pronunciar palabra.
Lorien en ese instante lo fulmino con la mirada, pues no era correcto dirigirse al Dominus sin solicitar permiso a su capitán. Sin embargo entendió que Hermes no era como ninguno de sus ancestros, que un nuevo Dominus estaba ante ella y, entonces dejo que aquel guardia hablara libremente.
-“Mi señor, no es costumbre que el Dominus Aldebarán, este en contacto con el pueblo.”, las palabras se hilaban firmes y con respeto desde la boca del guardia.
-“Lo entiendo, soldado”, comenzó a responder Hermes. Habían quedado a la vera del camino, formando un grupo macizo de jinetes. –“Como mis antepasados, seré hombre de mano férrea, pero también entiendo que estos hombres, mujeres y niños que trabajan la tierra, son aquellos que nos dan nuestros alimentos, vestimenta y otros tantas cosas que usamos a diario. “
Un grupo de aves se habían posado casualmente sobre una de las ramas de un árbol cercano, provocando una pausa en su discurso.
-“Caballeros, es menester, a partir de hoy que todos y cada uno de los habitantes de estas tierras, deben respetarse mutuamente. Porque, es la única manera de mantener la unidad que hace a la gloria y poder de nuestro dominio”, hizo una pausa casi teatral y agregó, –“Vosotros sois aquellos que la capitán ha elegido por su capacidad y honor en el campo de batalla y en la vida, os pido también seáis mensajeros de estas premisas. Cumplidlas y hacedlas cumplir.”
Los integrantes de aquel conjunto a caballo, quedaron impresionados por sus palabras y no hicieron más que llevarse la palma abierta sobre el corazón y en voz grave contestaron a viva voz
-“Sabiduria, Fortaleza y Espíritu sean con vos, siempre. Salve Dominus Aldebarán”
Lorien se sintió orgullosa de dos cosas en ese instante. De su Señor, quien sin haber pasado por el rito de la restauración, ya era Dominus Aldebarán. Y la segunda, de sus hombres de quienes no podía decir más, pues habían demostrado todo lo que se necesitaba para ser una escolta del Señor de Aldebarán”
-“ Soldados, una tarea debe ser terminada y, aún queda un trecho por cabalgar, no tardemos más de la cuenta”, dicho esto hizo girar su cabalgadura y le dio un toque para que retomar derrotero en un trote suave. Los demás, lo siguieron, con Lorien y Amivia a la cabeza.
A partir de ese discurso, el nombre de Hermes Dominus Aldebarán, se disemino por todo el territorio de los campos y, sus palabras se convirtieron entre muchas otras, en ley implícita en la vida de todos.
La marcha seguía su curso sin pausa. El Bosque Negro ya estaba cercano a surgir en el paisaje, mientras el enorme sol se ponía, dando paso a la primera de las lunas, con sus hermosos tonos violacios. Hermes, contemplando tal espectáculo, sólo tenía sus pensamientos puestos en lo que el guardián de la biblioteca le había mencionado.

“Recuperar esa espada es la clave para tus recuerdos “
Lentamente, la columna de los soldados que escoltaban a Hermes, se acerco a la entrada del bosque. Allí, desmontaron para continuar a pie ceremonialmente, con los estandartes de la casa de fuego, como hacía muchos años que no se hacía. Hermes a la cabeza, seguido de su capitán de guardia a la derecha y, detrás de ella su futura escudera Amivia.
La comitiva relucía, con sus capas , sus espadas y el escudo de llamas con su ave de fuego cobrando vida a cada paso. Las runas de los menhires que se levantaban a su paso, resplandecían extrañas esa noche, como si anunciaran algún acontecimiento ancestral.
Al llegar a la entrada Hermes acarició la gran puerta que daba ingreso a la Casa del Ave Fuego. La empujo con cierta fuerza y al abrirse dio paso a un hall a oscuras.
-“Ignis Clâritâs”(2), pronunció y, las piedras de luz se encendieron, bañando las paredes de una claridad ambarina. Hermes dio el primer paso, ingresando al recinto, que lo conduciría a la escalera del Círculo Sagrado de Menhires y Dragones.
La escolta se detuvo al pie de la arcada que anunciaba los peldaños. Entonces Lorien, convocó a Mardoc, uno de sus elegidos y lo dejo a cargo de la guardia de la entrada.
Luego, Hermes, Amivia y ella descendieron a la cámara del círculo. Las piedras de luz iluminaban todo el recinto donde varios menhires de distintas dimensiones se elevaban hasta lo que no parecía tener fin.
Tras una breve observación, cayeron en la cuenta de tres Menhires de mismo tamaño y parecida altura dispuestos en el círculo central, enfrentados. Con un gesto, él indicó que se dirigieran a cada uno. Y asi lo hicieron, Lorien al primero. Amivia al segundo y Hermes al último.
Sobre su base un círculo rúnico los rodeaba, con otro texto en un círculo externo. Latín.
-“Bajo el sello de la corona, sangre y fuego se unirán, Ignis Spada despertar”, pronunció Amivia
Entonces Lorien leyó el suyo:
-“Un escudo ha de forjar, para las artes antiguas convocar”
Y Hermes completo:
-“Si restaurar Aldebarán se debe, sólo una manera ha de haber”
Hermes confundido, dijo en voz alta:
-“Están mal, no significan nada, a menos que estén en otro orden”, entonces repitió las frases una y otra vez hasta que la combinación se anuncio en su cabeza como la correcta:
-“Si restaurar Aldebarán se debe, sólo una manera hay. Bajo el sello de la corona, sangre y fuego se unirán, Ignis Spada despertar. Un escudo ha de forjar, para las artes antiguas convocar”
-“Un sello en forma de corona o algo similar es la clave”, dijo Lorien al escuchar a su Señor. Sin perder tiempo comenzaron a caminar por la superficie del círculo buscándolo.
“No puede ser tan sencillo”, pensó Hermes. Estaba parado en el centro del círculo. Pisando lo que a simple vista parecía ser una piedra luz más grande que las demás con un diseño de figuras celticas, dragones en una intrincada guarda y pequeñas piedras de luz alrededor, formando lo que precia ser una corona.
Se lo quedo mirando un rato, cuando su voz se escapo entre sus dientes:

- “ridículamente sencillo, no puede ser.”

Notas:
(1) del latín “Fuego Espada” o “Espada de Fuego”
(2) del latín “Fuego luz” o “Luz de Fuego” en referencia a encender la luz

SIGUIENTE

Los Campos de Aldebarán – Capítulo 5 / Signos y Símbolos Barcode-male-72

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llegue a la misma conclusión que Hermes, muy sencillo, pero me late que esa conclusión solo es un gancho para la proxima entrega.
Muy bien narrado, se visualiza perfecto

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En busca de la Fortuna.
Marioes.

Ahora que lo releeo después de haberlo parido, me doy cuenta de que si. Pero como siempre me gusta la expectativa en el lector... Algún que otro arreglo quizas pero el final se queda... jeje Gracias Marioes

UN BUEN CAPITULO, TODA UNA REVELACION HERMES, EN CUANTO A LA MANERA DE TRATAR AL PUEBLO, UNA NUEVA ERA OBVIAMENTE SE AVECINA, DICE GRANDES VERDADES PROPIAS DE UN ESPIRITU SOLIDARIO Y SABIO COMO EL QUE HAS PRESENTADO.
EL FINA ESTA GENIAL,CONCUERDO CON MARIOES QUE LO DEJASTE PRONTO PARA PODER CONTINUAR, QUIZAS DE FORMA INCONSIENTE,PERO TE SALIO REDONDITO.

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El amistad mejora la felicidad y disminuye la tristeza, porque a través del amistad, se duplican las alegrías y se dividen los problemas.

Mateo

Es cierto me pareció a mi lo mismo. Es como que lo arrebaté (igual que cuando uno hace un asado) pero no todo está perdido. Siempre se puede volver sobre los pasos y retocar lo escrito. Veremos que sucede el 6 esta en galera, así que en cualquier momento pasa al ordenador. Gracias por los comentarios Mateo.

Uhmmmm no sé, es mi parecer, pero creo que no es ni de "asar" ni de azar, Czar. Si este personaje carismático de Hermes está recosntruyendo un pasado puzzle...no hay nada que lo descoloque más que una respuesta o pregunta simple, o no? Igualmente al lector para engancharlo con lo que se viene. Buena, Diego.

Gracias! Sil y si esto se esta poniendo descolocado y me gusta!!!! Veremos que pasa despues

Genial, magistral como los demás capitulos, te mantiene a la orilla del sillon rogando implorando por mas.

El final es excelente.

Un abrazo!!!

Gracias por los elogios estimado manuel. Anduve un poco desconectado a causa de cosa mas mundanas, pero veremos si podemos agregar algo mas para que no caigas del sillón jejeje

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