Ximena Rivas Escritor activo
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| Tema: ZOMBIES UNA REALIDAD PARTE DOS Vie Dic 11, 2009 1:06 pm | |
| DOS ZOMBIS EN VIVO
Las investigaciones del doctor Douyon estuvieron apoyadas por el doctor Jean Bátiz Romain, director de Investigación y Ciencias Humanas de la Universidad de Haití. Romain, con 60 años (en 1980), había estudiado durante 35 años las prácticas del vudú haitiano. En 1981 mostró al reportero mexicano Fernando Ríos Parra, varias fotografías de zombis, pero rehusó que se publicaran. Estudió, junto con Douyon, a tres zombis, dos de los cuales continuaron siendo atendidos en el centro de investigación de Romain.
“El primer caso –relata Romain-, corresponde a Ellen, quien, dos años después de haber fallecido (en 1978), es encontrada por sus familiares, pero ya como una autómata.
“Ellen con 30 años de edad, tiene su acta de defunción; sus padres y marido asistieron al funeral y la enterraron. Al volver a la vida, luego de ser desenterrada, se le observó en la frente una marca o perforación que sufrió por uno de los clavos del ataúd, que era suficiente para haberla matado. La identificación de las huellas dactilares y el reconocimiento de sus familiares hacen imposible una suplantación”.
Cuando se procedió a exhumar su ataúd, se le encontró lleno de piedras.
Clairvius Narcisse es el otro caso. Fue declarado muerto a la una y cuarto de la tarde del 2 de mayo de 1962. La historia de Narcisse es la más importante de todas ya que el hombre fue atendido en el servicio de urgencias del Hospital Albert Schweitser de Deschapelles, en Artibonite, en donde se conserva un registro preciso y digno de fiar. El hombre ingresó el 30 de abril a las 9:45 de la noche, sufriendo intensos dolores en todo el cuerpo y fiebre. Poco tiempo después comenzó a escupir sangre y los médicos que lo atendían no pudieron hacer nada. Narcisse sufrió hipotermia, náuseas e hipotensión, antes de quedar totalmente paralizado y encontrar la “muerte”. Sin embargo, conservó la conciencia hasta en la tumba, según contó después.
Sus hermanas, Angelina Narcisse y Marie Claire Narcisse, estamparon su pulgar en el certificado oficial de defunción. El cuerpo pasó al depósito de cadáveres, en donde permaneció por varias horas, hasta que lo llevaron a enterrar. Su funeral fue conocido tanto por sus parientes como por sus amigos. Narcisse fue inhumado el 3 de mayo a las diez de la mañana en el pequeño cementerio situado al Norte de su pueblo, L’Estere.
“Durante todo el tiempo estuve consciente, aunque absolutamente inmovilizado. Escuché al médico cuando me declaró muerto y oí a mi hermana llorar. Cuando me metieron al ataúd y lo clavaron, uno de los clavos atravesó mi mejilla derecha, justo al lado de la boca. Pasó el tiempo, tal vez días, cuando escuché que me llamaban por mi nombre, y el suelo se abrió. Había tambores y gente que cantaba. Entre varios hombres me sujetaron y maniataron. Luego me golpearon con un látigo obligándome a caminar en la oscuridad de la noche. Caminamos durante varias jornadas ocultándonos de día, hasta que llegamos a una plantación de azúcar”.
En 1980 regresó a su pueblo natal asustando a quienes lo reconocieron. Clairvius se presentó ante su hermana Angelina utilizando el diminutivo con que lo conocía la familia desde su niñez. Narcisse contó que había sido un zombi y había trabajado como esclavo en una plantación de azúcar durante varios años.
Dijo que había sido su propio hermano quien había contratado a un bocor, Josef Jean, para convertirlo en zombi a causa de su herencia: Clairvius no quiso ceder su parte y eso selló su destino. Todo sucedió muy rápido: el domingo fue envenenado; el martes tuvo que ir a Gonaives, porque se sentía débil y con náuseas; por la tarde, al ingresar al hospital, tosía y respiraba con dificultad; al día siguiente, al medio día, entró en agonía. La lista de síntomas incluyen: edema pulmonar, trastornos digestivos con vómitos, dificultades respiratorias acentuadas, uremia, hipotermia, pérdida rápida de peso, hipertensión, cianosis y parestesia. Durante dos años permaneció trabajando como esclavo en la plantación de azúcar del propio bocor, en las inmediaciones de Ravine-Trompette, un pueblo situado al Norte cerca de Pilate, y no lejos de Cabo Haitiano. Junto a él trabajaba una docena de zombis que recibían una sola ración de alimentos por día. La alimentación era la misma que comía en su casa, sólo que no contenía sal. Uno de los cautivos, no se sabe por qué razón, dejó de comer durante varios días; luego pareció salir de su letargo y se reveló: tomó un azadón y mató al bocor Al morir el brujo, los zombis se dispersaron.
Clairvius no quiso regresar a su pueblo por temor a su hermano y pasó dieciséis años vagando por diferentes zonas; ocho años los pasó en Saint Michel de L’Attalaye. Al enterarse de la muerte de su hermano, finalmente regresó a su pueblo.
La noticia dio vuelta al mundo y en 1981 la BBC llegó a Haití para filmar un documental. Ayudados de la familia redactaron una serie de preguntas que sólo el propio Clairvius podría responder. La entrevista se hizo justo sobre la tumba de Narcisse, en donde se puede leer “Ici repose Clairvius Narcisse”. Al llegar al cementerio se detuvo unos minutos, tratando de orientarse, y luego se hizo paso entre las apiladas tumbas hasta llegar a la suya. Ante las cámaras dijo:
“Ni siquiera estaba aquí cuando arrojaron tierra sobre el ataúd. Mi cuerpo estaba aquí, desde luego, pero yo flotaba en algún lugar indeterminado. Podía oír todo lo que sucedía. Entonces llegaron. Tenían mi alma en su poder. Me llamaron y la enviaron a través del suelo. Pensaban que yo era un bourreau (verdugo), de modo que, después de pasarse la botella, me ataron los brazos a los costados. Después fui citado a juicio, para ocho días más tarde. Son los amos de la tierra y hacen lo que les place”.
Clairvius no fue bien recibido en L’Estère, dijo que al llegar los aldeanos se burlaban de él y que incluso su familia le pidió que se retirara. Su propia hermana le ofreció dinero para que se fuera. Todos le tenían miedo. Pronto se armó gran alboroto y llegó la policía. Tomó a Clairvius bajo su protección y, tratando de evitar una tragedia, lo encerraron en la cárcel para protegerlo. Luego fue trasladado a la misión baptista. Finalmente el doctor Douyon se hizo cargo de él.
Natagette Joseph, otra de las zombis tratadas por el doctor Douyon, nació en 1920 y murió en 1966 en una refriega a causa de unas tierras. El cuerpo de la mujer fue llevado a la comisaría en donde el policía a cargo firmó el certificado de defunción, por ausencia del médico. En 1980 fue reconocida mientras vagabundeaba en torno a su pueblo, por el mismo policía que había certificado su muerte.
A finales de 1980 los medios de comunicación de Haití informaron del descubrimiento de un grupo de personas que se comportaban como retrasados mentales. Vagaban sin objeto cerca de la costa Norte del país. Rápidamente los campesinos los identificaron como zombis. La policía los capturó y los envió a Cabo Haití, en el destacamento militar. El ejército se encargó de regresarlos a sus comunidades de origen.
Tanto Ellen como Narcisse están siendo tratados de rehabilitar en el Hospital de Romain, aunque se avanza poco en ellos, ya que la falta de oxígeno afectó sus cerebros.
Según se cree, los dos zombis que se tienen en estudio, están ahí porque se cometieron sendos errores con ellos. En el caso de Ellen, el bocor murió bruscamente, por lo que ella quedó liberada sin proponérselo. En el segundo, uno de los encargados de darle un brebaje le dio por equivocación sal, y esto provocó que se rebelara y saliera del control del sacerdote. CONTINUARA... | |
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