juankis Escritor activo
Cantidad de envíos : 158 Fecha de nacimiento : 28/05/1987 Edad : 37 Localización : Trujillo - Perú Fecha de inscripción : 19/06/2008
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| Tema: Las Chicas del Pasado (Parte IV 1/2) Vie Jul 10, 2009 3:43 pm | |
| (viene de PARTE III) Fue la procesión más inquieta de mi vida porque en algún momento sentí que el corazón no me cabía en el pecho (el sol de las dos de la tarde y el nudo de la corbata fueron mi tormento) incluso sentí vértigo y cierta debilidad al llegar a la iglesia en medio de esa aglomeración que clamaba a la Santa Rosita por sus milagrosas bendiciones… Temí perderla de vista.
No había tiempo para pensarlo, pues el James Bond que llevaba dentro me decía que debería actuar lo más antes posible, era ahora o nunca… aunque tuviera que cruzar entre esa multitud de feligreses, que apretadamente cabían en la iglesia. No me importó y le dije a mi abuelita que volvía al toque (mentí porque me demoré como media hora), me armé de valor aunque el corazón y las piernas me temblaban como perro envenenado. Me confundí en medio del gentío y esta vez estaba seguro de no perderla… me propuse ir sin miedo a nada y pedirle, hablemos. Pero por ahí como en las novelas, volvió ella a mi mente precisamente en ese momento (ok, ok lo admito, en aquellos días yo especulaba recelosamente en que Ludwing quería quedarse con mi gringuita, con la chica de la que hablé al principio, con mi Julieta), no lo pudimos evitar, nadie pudo evitarlo, ellos eran tan amigos que su amistad me hacía perder la calma, me daba miedo pensar en que Ludwing se estuviese interponiendo en mis planes con Julieta, como en la canción de Sin Bandera, “aun ni siquiera te tengo y ya tengo miedo de perderte…” así me sentí cuando los vi joviales conversando como si nada como si yo no anduviese por ahí caminando por sus narices (aunque a esas alturas yo no tenía derecho a reclamar, a resentirme porque andaba atrás de mi chica fantasma; igual no me gustó para nada esa escenita que quizá ellos ahora ya ni recuerden y supongan un invento mío)
Que hago, no sabía que acción tomar, pues por un lado estaba muriendo porque mi Julieta andaba risitas y risitas con uno de mis amigos de confianza, mientras por otro lado estaba la niña fantasma a quien quería ver o tenerla ya mismo frente a mí para al menos preguntarle su nombre Quería regalarle el rosario, que el cura de Cachicadán nos regaló a los chicos del grupo católico. Ese iba ser el truco, ese iba ser mi trofeo para ella...
Lo que quedaba de mí corazón y la intriga me volvían loco me hicieron articular inaudiblemente las siguientes palabras:
-hola he que tal? – (ahora me pregunto cómo pude ser tan limitado en cuanto a mis modales) Ella me miró contenta (claro como no si su 007, llegó hasta ahí solo por ella) Y yo imprudente, a lo Bugs Bunny:
-hoola, ¿y qué hay de nuevo?- todo cómico yo
Y ella como una lechuguita súper fresca en medio del centenar de personas que nos rodeaban: -hooolaaa que sorpresa, ¿estuvo bonito todo no?-
Después de un siglo respondí: -ah sí y eso que otros años ha sido mejor –
-ummm bueno como es la primera vez que vengo, me pareció chévere-
Y vino lo peor, la palabra que nunca pensé iba salir de su boca:
-¿oye amiguito cómo te llamas?-
Queeee, dijo amiguito??? Me trata como a un niño?? Que le pasa? Pensé.
-ahh pucha disculpa creo que anoche no escuchaste cuando te dije mi nombre- Improvisé, mentí, tontamente.
-como había mucha bulla tal vez no te oí –
Y este aprendiz de seductor habló:
-etee yoooo me llamo Juan Carlos ¿y tú?- (¡Que tonto! Que redundante simplemente debí decir me llamo Juan y nada más, debí ahorrarme el YO.)
Y al escuchar su nombre, al verla concentrada en mí; llegó el momento, llegó el día en que comprobé la veracidad de la letra de la canción Amor Narcótico de Peralta:
- Tu amor es algo tímido, reñido es algo típico "nada especial" eso dirían los demás Tu amor es una trampa es una lanza que traspasa la tranquilidad, es algo loco nada más Es tan impredecible tan sensible que se irrita cuando gritas cuando quieres respirar…–
- Natalia Gamboa –
Otra vez con mis extravagancias:
-ah yaa, yo Juan Gálvez-
Me miró como diciéndome ok, ok y ¿que mas? Por lo que me sentí haciendo el ridículo sin poder hablar, sin decir lo que había planeado, (claro era demasiado) y aunque lleno de temores, eché andar el plan:
-ehh yoo – tartamudo -si? dime-
Luego anti romántico: -yo quiero darte algo-
Y ella con diez mil metros cúbicos de agua helada, me canceló otra vez: -mira porque no me esperas un toque si?-
Otra vez (como para variar) me dejó parado, mientras veía regados por el piso unos panfletos que informaban sobre las actividades programadas para la fiesta patronal, desorientado otra vez, ya no tuve pena si no por el contrario tuve rabia y celos porque ella hacía lo que le daba la gana conmigo, pero al ver los centenares de personas que me rodeaban, traté de estar tranquilo y mientras ella volvía, recogí algunos de los papeles que estaban regados por ahí y me puse a hacer avioncitos y los tiraba con disimulo y me deleitaba ver las caras de incertidumbre que ponían algunas personas que se percataban de mi arranque… le tiré el más grande y feo a Ludwing y alguien por ahí se río, de hecho yo también, eso es por Julieta pensé… aviones en la iglesia quién lo diría, ¡que pecador! Resulto este remedo de Gabo.
Luego ella que acababa de cumplir catorce años (porque días después me llegué a enterar de eso y mucho mas) volvió, cumplió su palabra y fue una casualidad en mi corto destino, no lo sé pero todo era tan misterioso en ella, digo esto porque siempre estuvo acompañada de sus abuelos y luego hubieron momentos en que andaba callada (como para siempre) e ignoraba mi presencia y me decía que se tenía que ir y emprendía una carrera de niña y me dejaba con un millón de interrogantes en la mente…
-hola ya vine ¿y que me ibas a regalar? – -umm - -¿tienes familia en Angasmarca?-
-si algunos parientes- musitó con tristeza
Entonces yo como muchas veces metiendo la pata:
-ahh yaa seguro tus abuelitos? O tus papás?-
-¡sabes que! eso no tiene importancia-
-umm disculpa pensé en eso como a tu abuelita la he visto con personas que conozco, pensé que era de aquí-
-ella no es mi abuelita, ella es mi mamá; y ya no me hagas más preguntas-
Y cierta ira emergió de su expresión, la contuvo un instante y la dirigió hacia mi…la envió con todas sus fuerzas: -por qué haces estas preguntas?, eres un insolente!!! chau-
Y se fue corriendo, aniñada y loca de ira.
Mientras yo parado y tonto pensaba en qué pude haber hecho para que ella reaccionara así, me quedé viéndola partir entre la multitud que por las afueras, bailaba (como pagada) en la calle que da hacia el centro de la ciudad. Dos minutos después recordé que la noche en que nos conocimos ella le dijo "mami" a la señora que casi me lincha...
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IV
Recordé en ese momento que había abandonado a mi abuelita y volví por ella, me inmiscuí en ese laberinto humano a buscarla pero nada (mi abuelita diligente como siempre) ya se había ido y solo logré encontrarme con los chicos del grupo y por ahí con Julieta rebasamos una mirada y media:
1 : Nos vimos o mejor dicho yo la vi de frente casi accidentalmente (incluso le musité un hola imperceptible que más parecía una murmuración que una palabra bien dicha ) 0.5 : Ella se percató de mi abrupta aparición (y creo que ni caso me hizo) y lo peor fue que Ludwing sintió un triunfo momentáneo al verme desinteresado con Julieta y además creo que fue feliz el maldito, porque se las traía, andaba muy afanoso con la que en diciembre habría de ser el amor más bonito que pude tener hasta hace dos años atrás…
Esa misma tarde, Angasmarca ardía en una celebración eufórica y su servidor parecía un ser perdido, (me alucinaba James Bond pero esta vez en la quinta avenida, en Manhattan) en una tumultuosa calle donde las bandas de músicos, los cohetes y los borrachosos prolongaban animosamente el penúltimo día de fiesta yo simplemente la rastreaba con instinto de sabueso sin flaquear con mi metro sesenta y cinco (de aquel tiempo, porque ahora ando por arriba de los ciento setenta cm.) saltaba como un desquiciado para encontrarla y dicho y hecho, la encontré solita en la puerta de la casa de la mayordomía (de los organizadores de la festividad) esta vez llevaba puesta una bufanda gris con manchitas rosa, una casaca blanca grande y sus lentes al aire con la montura color rosa también, vaya que le iba bien ese color…
-Hola Natalia- -hola- -te ‘tuve buscando- -con tanta gente también – (huy que comprensiva pensé) -nada ehhh por ahí tengo mis espías- (si supiera que dementemente la busqué como media hora) -ummm a yaaa tonces me estás espiando?- me canceló -no nada de eso como crees, ehhh mas bien mira aquí tengo lo que te dije en la Iglesia- -a ver qué será???- Lo saqué del bolsillo interior de mi casaca, (aun estaba en su bolsita), ella me miraba concentrada y de pronto extendí mi mano y le dije: -no es gran cosa, pero está bendecido-
Le regalé el rosario color negro que horas antes me dieron en la iglesia. -asu que chévere- Lo extendió lo colgó entre sus manos y la cruz dio un pequeño brillo y su mirada de igual manera, aunque luego haya dicho lo que no quería que dijera: -gracias amiguito, esta lindo, nunca me han regalado un rosario- (si claro, pero no era necesario que me digas amiguito porque yo quiero ser tu chico, pensé) -no es nada- altanero yo.
Pero ella un amor… -de todos modos está lindo, gracias-
Y misma escena de Los Años Maravillosos, se inclinó un poquito hacia mí y en ese estupendo momento cuando la veía venir directo a mis labios, crucé los dedos cerré los ojos e hice un puchero como para que el beso aterrice delicadamente en mi boca… 1, 2, 3 nada!!!
Y una voz interior me dijo ¡abre los ojos tarado! Ni bien los abrí, ella acababa de darme un piquito en la mejilla… No supe que sentir ni que decir simplemente confirmé otra vez los arranques extraños de mi niña fantasma: -gracias- susurró y se fue corriendo donde sus abuelos (supongo), mientras yo otra vez desolado entre el tumulto ratificaba mi idea de que ella tenía algo extraño, quizá cierto aire fantasmal…
Yo en ese momento quise gritarla, decirle estas palabras (que a decir verdad las dije pero bajito), que feo hablaba en ese tiempo o mejor dicho que ridículo: -para que siempre te acuerdes que tienes a alguien que piensa en ti por aquí por Angasmarca…-
Camino a casa, me sentía como la selección peruana: -jugué como nunca y perdí como siempre…-
No importaba, tampoco me sentía completamente perdido porque al menos logre algo de su cariño, aunque el esperado chape haya sido postergado…
En la plaza encontré a media farándula Angasmarquina, llámese mis mejores amigos, algunos profes del cole’, algunos jugadores de futbol de mi querido Union Progreso, en resumen, medio mundo de conocidos, ahh y para variar Carlitos:
-bien ahí ahhh – -no pasa nada on- le contesté algo serio -jaa te veo pegao por ahí, `ta en algo tu flaquita – -no jodas- -tranquilo jugador- -nada, no hay nada aun – -ya pues cáele, mira que mañana se termina la fiesta y se va todo el mundo- -‘tamare tienes razón, ya mañana se van seguramente- -que sano- -la vaina es que sus abuelitos, mucho la cuidan- -haz algo pes… tú que eres poeta, escríbele una carta!!!- me dijo pícaramente Carlitos, el gran conquistador… -puede ser no?- -si pes, ohee ya pe déjate de vainas, galan monse- -vamos a bailar caracho!!!- le dije resignado, pensando en que si no pasaba nada, no había otra opción además igual iba perder porque ella tarde o temprano tendría que volver a Lima, y las probabilidades de volver a vernos eran ilusorias. Nos confundimos con toda la gente y bailamos como más pudimos aunque su servidor siempre pensaba en la niña fantasma.
Mientras dejaba de tocar la banda, por ahí alguien nos invito unas gaseosas (porque en ese tiempo no estábamos relacionados con la cerveza) y apoyados a la pared de la municipalidad, Carlos me dice: -¿y cuántos años tiene?- -pucha no sé, no le he preguntado- -parece chibola- (si y nosotros muy viejos, pensé) -igual ya fue, porque preguntas tanto ah????-
Y me señaló como imitando esos gestos que en las películas los narcos colombianos le hacen a sus esbirros para que hagan sus fechorías; no lo comprendía muy bien, entonces vuelvo la mirada y veo a un Carlos tan emocionado (como el día cuando por primera vez le dio un beso a Celia): -ahí viene ‘on - me advirtió un satírico Carlitos
-Ahí viene tu flaca on- repitió
(continua: PARTE IV 2/2) | |
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