juankis Escritor activo
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| Tema: Las Chicas del Pasado (Parte III - 2/2) Lun Jun 15, 2009 10:52 pm | |
| * viene de : Las Chicas del Pasado (Parte III - 1/2) ...
Mi mamá con su apuro clásico: -tu terno está planchado sobre tu cama- -te bañaas ahorita mismo!!!-
Mis hermanas: -te pasas Juan Carlos mi papá está enojado por tu culpa-
-como gran señor anoche has llegado tarde y encima amanece y te desapareces-
Y por su puesto mi abuelita un amor: -hijito cámbiate vamos a la misa negrito, apúrate te espero, no lo hagas caso tu papá no está molesto y si te hace algo se las verá conmigo…-
Aquel treinta de agosto fue un día cálido, el cielo se prestaba con su perfección impecable, el calor hacía de las suyas y obviamente no me puse el saco, solamente la corbatita y salí a matar… James Bond se había encarnado en mí y salí en búsqueda de la niña fantasma…
En la misa me comía las uñas miraba hacia todos lados y como ido la buscaba entre tantas caras, entre mis amigos del grupo del coro y nada, empezaba a sofocarme, me aflojé la corbata y respiraba como si estuviera a punto de asfixiarme me sentí otra vez en el rol del 007 pero esta vez en una situación de pánico…
Al término de la misa a los chicos del grupo cristiano, nos regalaron unos rosarios color negro, con la respectiva bendición del sacerdote ni bien me lo entregaron salí volando de la iglesia salí a respirar y a ordenar mis ideas, estaba cayendo en la dudosa idea de que tal vez todo fue un sueño y que nunca bailé con la niña fantasma. De pronto en medio de la multitud y de un sinnúmero de danzantes que a esa hora se entrecruzaban por la calle delante de la virgen que orgullosa y bendita se veía mientras su pueblo en hombros emprendía su procesión anual… rogaba que la niña que había conocido no fuera un fantasma si no al contrario sea de carne y hueso al igual que cualquier mortal…
Desesperado sacrificándome con el cuello ajustado y la corbata a lo James Bond, la seguía buscando y caminaba desorientado entre la muchedumbre que manifestaba su ferviente devoción mientras yo imprudente sin saber que hacer perdía las esperanzas… incluso de tanto pensar y recordarla, llegué al punto de dudar y por consiguiente empecé a disgustarme por todo, incluso odié estar ahí caminando sin saber a dónde rodeado de gente que en su mayoría me conocía… también me odié por andar vestido e incomodo por el calor insoportable de la una de la tarde… y más trágico aun sin haberla encontrado…
Fue que en una de esas idas y venidas cuando mi abuelita me hizo un gesto como para guardar la compostura (obviamente no podía ocultar mi inquietud, me había pasado por todos los frentes de la procesión en busca de la niña fantasma) ya que muchos se dieron cuenta que caminaba iracundo e inquieto como un busca pique…
-que pasa hijito pareces un busca pique- me dijo mi abuelita…
Por lo que no quedaba de otra que acompañar la procesión y tranquilizarme inclusive en medio de mi mal humor, le pedí miles de perdones a la virgencita por andar echando fuegos en ese su paseo anual…
-debo estar enloqueciendo – fueron las tres palabras que dije mientras me quitaba la corbata de James Bond de quinta categoría… mientras la hacía un ovillo y la guardaba en el bolsillo derecho, presto a resignarme me aflojé la camisa y caminaba sin sentido… haciendo puños atormentando por tener la imaginación de un mocoso, acaso no tenía quince años (estaba grandecito) y aun alucinaba con personajes del cine y pensaba en la posibilidad de un fantasma…
Fue como en el cine (bueno ni tanto) pero fue algo así como cierta escena de suspenso y por supuesto todo en cámara lenta, era como si yo estuviera viendo un acto en el cual yo era protagonista y a la vez espectador… la banda de músicos empezó a tocar la más triste de sus marchas y de cualquier lado una niña como de seis años abrió un cesto adornado con guirnaldas y tules blancos del cual tiró de una pita celeste y zas!!! Tres palomas salieron alocaditas revoloteando atolondradas las pobres (no era para menos estaban en cautiverio) y así en medio del show dos de ellas se fueron lejos y juntas como desairando la procesión y la tercera… la tercera voló en círculos, voló agitadísima la condenada y bajó un poco como queriendo aterrizar en mi cabeza, luego por detrás asustó a un bebé que estaba en brazos de su madre para luego dirigirse al balcón de los León… se posó en ese balcón en el que de pronto había una niña con gafas oscuras jeans y zapatillas rosadas vistiendo un polo del equipo de mis amores: Unión Progreso…
Entonces supe que la niña fantasma en realidad no era un fantasma y estaba más viva que yo disfrutando del abrasador clima bronceándose toda ella mientras por la calle desfilaba la multitud consolidando así la procesión de la Santa Rosita…
Mientras la miraba, rogaba a los cielos que ella no se diera cuenta que yo andaba por ahí con la camisa afuera y con la corbata hecha un ovillo dentro del bolsillo derecho, por suerte se retiró, se perdió en la puerta y empecé a respirar otra vez pero solo me dio chanche para limpiarme el sudor de la frente que brillaba escandalosamente porque esta vez regresó con una canastita llena de pétalos de rosa y sin dudarlo empezó a volcarlos sobre la imagen de la virgen y yo estúpido la miraba así como tantos otros chicos de mi edad y pensé en que debí ponerme la corbatita y que James Bond debería regresar a la acción…
Felizmente había una camioneta estacionada a un lado y por ahí me escondí y me volví a poner la corbata, me sacudí mis disparatados cabellos, me miré en la luna del carro y conté hasta tres y regresé a la procesión para verla o mejor dicho para que ella me viera, cuando miré al balcón ella ya no estaba… solo la paloma daba vueltas por un cobertizo que estaba muy cercano…
-seguro ahorita baja- pensé Y caminé hasta la otra orilla de la calle en medio del gentío y calculé como para que el encuentro fuera accidental y desde luego fue casual…
Me choqué frontalmente con la abuelita que casi me muele a palos…
Pero creo que pensó en ignorarme (menos mal porque igual esta vez traía el bastón de aluminio) y se pasó por mi lado como si yo ahora fuera un fantasma y tras ella venía un señor gordo y a la vez alto con unos bigotes a la antigua a lo Ramón Castilla (creo que estaban engomados y le venía al señor) se acercaba y me miró y me pidió permiso:
-permiso joven, que estamos retrasados- como no iban a estar retrasados si desde la mañana, desde la misa los andaba buscando pensé, mientras le hacía una reverencia de buen samaritano… Entonces detrás del señor en mención y cogida de su mano, venía mi niña… como no olvidarla si su frescura era tal que en realidad me sentí un James Bond que al fin en una fiesta quizá en Ibiza o en una isla de las Antillas encontraba a su chica… nos chocamos de hombros y ella me hizo un gesto como diciendo hola y yo más torpe…
-ho hoholaaa- Y luego con los dedos me hizo un ademán como diciendo que luego hablábamos y obviamente ese gestito me catapultó hacia una alegría fantástica…
En los momentos sucesivos trataba de mantener la calma pero no se podía y la miraba de perfil, miraba todo lo que hacía la veía persignarse y luego yo lo hacía… la miraba desde un extremo y en seguida del otro, tratando de explicarme muchas interrogantes que cada dos segundos agobiaban mi idílica tranquilidad.
-¿Por qué tiene el polo de Richard? – Desde luego no tenía estampado el nombre de “RICHARD” en la espalda (como todos se imaginan), al contrario solo tenía estampado en la espalda y con color negro el número siete y todos los fanáticos o los hinchas más allegados del club deportivo Unión Progreso, sabíamos que el jugador que vestía la siete era Richard Ramos León… que para variar era mi primo… el que siempre en mis cuestiones amorosas de aquella época tuvo que entrometerse…
La curiosidad me tenía en vilo y empecé a especular: en que quizá Richard se hizo su amigo y le pudo haber regalado la camiseta? O tal vez ya eran novios y otra vez estaba yéndome de cara como en mis anteriores enredos amorosos, como decía don Ramón “me lleva el chanfle…” , esa mañana mientras seguía la procesión, ridículamente empecé a sentir celos por una persona a la que nunca le pregunté el nombre y peor todavía por una persona que había aparecido en mi vida hace doce horas… en conclusión estaba enloqueciendo por una desconocida.
Fue la procesión más inquieta de mi vida porque en algún momento sentí que mi corazón no me cabía en el pecho (el sol de las dos de la tarde y el nudo de la corbata fueron mi tortura) incluso sentí cierto vértigo, cierta debilidad al llegar a la iglesia en medio de esa aglomeración que clamaba a la Santa Rosita por sus milagrosas bendiciones…
Luego ella que acababa de cumplir catorce años (porque días después me llegué a enterar de eso y mucho mas) se cruzó como una casualidad en mi corto destino de aquel treinta y uno de agosto, no lo sé pero todo era tan misterioso en ella, digo esto porque siempre estuvo acompañada de sus abuelos y habían momentos en que callaba (como para siempre) e ignoraba mi presencia y me decía que se tenía que ir y emprendía una carrera de niña y me dejaba con un millón de interrogantes en la mente…
-¿tienes familia en Angasmarca?-
-si algunos parientes- musitó con tristeza
Entonces yo como muchas veces metiendo la pata:
-ahh yaa seguro tus abuelitos? O tus papás?- -¡sabes que! eso no tiene importancia- -umm disculpa pensé en eso como a tu abuelita la he visto con personas que conozco, pensé que era de aquí- -ella no es mi abuelita, ella es mi mamá; y ya no me hagas más preguntas- Y cierta ira emergió de su expresión, la contuvo por tres segundos y la dirigió hacia mi…la envió con todas sus fuerzas: -por qué haces estas preguntas?, eres un insolente – chau-
Y se fue corriendo, aniñada y loca de ira. Mientras yo parado y tonto pensando en que pude haber hecho para que ella reaccionara así, me quedé viéndola partir entre la multitud que bailaba como pagada en la calle que da hacia el centro de la ciudad. Dos minutos despues recordé que la noche en que nos conocimos ella le dijo
"mami" a la señora que casi me lincha... | |
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