comparto con cario un texto de "JULIO ANDRÉS PAGANO", a quien admiro y que me encanta leer. Espero les guste y dejen sus comentarios. Un beso cariñoso para todos mientras pasan un FELIZ FIN DE SEMANA!
UNA GOTA MAS.
Por más diminuta que parezca, cada gota de conciencia expande y eleva
la vibración de la Tierra.
Unas tras otras, las gotas van cayendo. Nada parece transformarse. El
goteo es casi imperceptible. El cansancio y la desolación dicen
presente. El paisaje desértico de esperanzas crea la falsa ilusión de
que nada va a cambiar. El vacío interior se agiganta. Las gotas siguen
cayendo, expanden su vibración. La mente sostiene que todo está
perdido. El corazón no se deja engañar, escucha cómo las gotas
continúan brotando y ríe de felicidad. Su sabiduría le anuncia que el
río está emergiendo. Libere sus compuertas. Ayude a que el agua corra.
Sume para que el río de la conciencia espiritual irrumpa en todo su
esplendor.
Las gotas son todas aquellas cosas que nos ayudan a ser más humanos y
nos permiten armonizar con la existencia. Los buenos actos son gotas.
Las caricias son gotas. Los pensamientos positivos son gotas. Los
abrazos, las palabras de aliento, los rostros felices. Gotas... Las
acciones conscientes, las oraciones, las meditaciones, la ayuda
desinteresada, los gestos de sensibilidad. Gotas... El saber
compartir, aprender a valorar, el respeto por uno mismo. Gotas... La
fe, la humildad, la confianza, la esperanza, el amor. Gotas... Todas
son gotas que reflejan una nueva humanidad. Son gotas que acrecientan
y vivifican el río de la conciencia espiritual que está transformando
la vibración del planeta.
El futuro nace del presente. Nuestras decisiones co-crean. Si sólo
sembramos discordia, odio, pesimismo, sufrimiento y frustración ¿qué
cree que cosecharemos? Sus gotas, aunque parezcan simples, aunque las
perciba insignificantes o débiles, hacen la diferencia. Son como
semillas de luz que transforman y ayudan a que el futuro no se
manifieste desalmado.
Fluir con esta corriente, que conduce al océano de la existencia,
entraña desafíos que nos permiten crecer y nos impulsan a continuar
evolucionando. Implica aventurarse en terrenos desconocidos. El río
nos invita a desaprender para seguir aprendiendo, porque sólo lo que
se vacía puede volver a llenarse. Sus piedras no son dificultades,
sino oportunidades disfrazadas que nos ayudan a elevar.
No permita que estas frases queden sólo en el plano mental. Tírese al
agua. Abra su corazón. Arriésguese. Cuando se sumerja en este río de
conciencia verá cómo las vivencias se transforman en maestras
multidimensionales que le ayudarán a experimentar una realidad que
transformará su vida.
Existen innumerables formas de contribuir a que este incipiente caudal
se torne aún más cristalino. Si nos animamos a reconocer nuestro lado
más oscuro, si trascendemos nuestras limitaciones y transmutamos los
miedos que nos mantienen cautivos ya estamos ayudando. Lo mismo si
ponemos conciencia en cada uno de nuestros actos y desplegamos, sin
reservas, nuestro potencial para materializar una realidad que esté
acorde con lo más puro de nuestro ser.
¿Por qué se preocupa tanto? Haga lo que haga, los demás siempre
hablarán. Ellos no son enemigos, son maestros que nos impulsan a
trascender la careta social. ¡Vamos, rómpala! ¡Tírela! Deje que su ser
interno lo guíe y lo instruya. Escuche la voz que emana desde el
centro de su pecho. Siga sus consejos, son inmaculados. No importa que
algunas personas se le rían en la cara y lo desacrediten. Muchos
disfrazan de ese modo el temor que les provoca el cambio.
Vamos... anímese. Juegue. Suéltese. Disfrute. Recupere su inocencia.
Mire a la vida con ojos nuevos. Explore su interior. Conózcase.
Restablezca su vínculo con la naturaleza. Aliviane su mochila. Expanda
su divinidad. Despierte. Redescubra su magia interna. Equilíbrese.
Ayúdese a cambiar. Permítase soñar. Sáquele el polvo a sus talentos.
Multiplique sus dones. Respete su sentir. ¡Viva! Empiece a sanar.
Preste atención. Sienta cómo el río de la conciencia late con cada
pensamiento de luz que recorre su cuerpo. El agua renueva y purifica.
Inhale su perfume, es pulsión de vida. Observe con el corazón y
comprobará que no existen las divisiones. Somos Uno. El río se compone
de millones y millones de gotas que danzan en la unidad, más allá de
todo ego.
Vamos… transforme su desierto. No deje que sus gotas se esfumen bajo
el sol abrasador de la indiferencia y el desgano. Viértalas en el río
de la existencia. Cierre sus ojos y facilite que el murmullo de las
aguas guíe sus pasos. Descubra que nunca puede encontrar afuera lo
siempre estuvo dentro. Sí, ya lo sabía, es cierto. Simplemente lo
había olvidado, el río está en su interior. Permita que el agua corra.
Derrumbe sus compuertas. No tema. Abra su corazón de par en par, para
que el agua penetre y lave sus heridas. Renazca. La existencia,
agradecida: una gota más.