Morena, mi perrita.

Cierto dìa fuì a una carnicerìa cuyo local quedaba sobre una transitada avenida de mi ciudad de Mar del Plata y, escuchaba que por ratos, las personas que pasaban por allì corrìan a una perrita que se encontraba asustada, y que de manera simpàtica buscaba un nuevo dueño.
Me apenò verla tan petisa, lanuda, delgada e hiperactiva, corriendo de un lado a otro y detràs de todos los transeùntes que pasaban por la vereda, corriendo peligro de ser atropellada, ya que se se habìa cruzado dos veces la avenida.
Al salir a la vereda me quedè observàndola como buscaba, en cada persona que pasaba, a un futuro amo. Me parè al lado de mi camioneta, abrì la puerta del lado del acompañante, me sonriò (como suelen sonreir los perritos), y le dije: “venì, que te voy a cambiar el destino”. Fue hermoso verla con que decisión subiò de un salto y se sentò super contenta en el lugar del acompañante, al subir yo me miraba sonrièndose con las orejitas hacia atrás y no paraba de mover la cola,
se movìa tanto que hasta meneaba la cadera.
Estirè la mano… acariciè su cabeza… nos miramos por unos segundos y le dije: “voy a buscarte un lindo nombre, sos muy simpàtica y seguro que los chicos (mis hijos) se van a poner re contentos de tener una perrita como vos, el problema es Juanca, mi esposo, mmm… ya lo vamos a convencer!”
Era muy gracioso verla con que ímpetu ladraba a cada perro que veía atravès de la ventanilla, para luego dirigir su mirada a mì con la expresión:”¿lo hice bièn?”.
Cuando faltaban cuatro cuadras para llegar a mi casa la miro y le digo: “¡uh! Ahora ¿Qué va a decir Juanca cuando te vea?”, automáticamente se bajò del asiento y se metiò debajo de èste.
Al llegar a la casa todos le dieron la bienvenida, ella se los comprò enseguida con sus sonrisitas y el meneo de su cola con cadera incluìda.
A partir de ese dìa de febrero de 1997, Morena ha sido y es nuestra mimosa, a la que un dìa le prometì que le iba a cambiar el destino y lo cumplì!!! Creo que ella nunca se hubiera imaginado que iba a viajar de Mar del Plata a Tucumàn tantas veces. Que de andar con frìo y sin rumbo, pasò a dormir calentita en el invierno. Y que de correr por la vereda detras de la gente pidiendo asilo, pasò a correr por el campo arriando chanchos ¡jaja!
Morena es la perrita mas agradecida, obediente y guardiana que conozco. Nadie que ella no conozca puede acercarse a mì, porque inmediatamente se le prende del pantalòn.
Creo que ella tambièn, de alguna manera, nos cambiò la vida!

Qué suerte Graciela, tuvo 'la chandosilla', me ha parecido una historia tierna de tantas reales. Sos una tipa de corazón grande. Mira que los animales saben perfectamente con quién están o se van. Ese sexto sentido. ..
Yo , 'la rana', lo tengo muy desarrollado, pero nadie me quiere en su bañera , chapoteo mucho y lleno todo de agua. Quién quiere una "rana azul casi verde" saltando por ahí a espensas de un buen picotazo y, encima por si fuese poco, pego unos gritos de rana que no paro y asusto a los visitantes. Un beso.

Una historia real y preciosa,y si no dudo de la fidelidad de Morena,estos compañeros incondiconales,son muy agradecidos y saben reconocer perfectamente a la gente de corazón noble.

Que las hadas te acompañen

Hermoso relato.

También tengo una perra de la calle, ayer cumplió 3 años.
¿Cómo lo sé?
El señor que la vio nacer, puso un aviso en el diario zonal de mi barrio, lo leí y nos fuimos con mi esposo a buscarla. Hoy es la reina, pero tiene un defecto, no deja planta en pie.


Un beso.

María

Bien por Morena, esos animalitos son muy agradecidos, que buena obra la tuya, imaginas ahora todo las alegrias que les ha dado, solo mover la cola, ese gesto le alegra a uno tanto...
Un buen relato que me lleno de alegría.... Un abrazo