INOCENCIA ULTRAJADA (TERCERA PARTE Y FINAL)

Doña mercedes ordenó a Luisa se acostara, que no se bañara porque muy temprano llamaría al médico de la familia para que la revisara. La muchacha se acercó a ella para darle el beso de las buenas noches, pero la mujer, dando media vuelta la dejó detenida en el pasillo. Ya en su cama, Luisa dio rienda suelta a su llanto, quedándose dormida llorando.
Muy temprano, fue despertada por Aurelia, la nanita de la casa, la joven se acercó a ella y acarició suavemente, susurrándole al oído.
- Mi niña, despierte, doña Mercedes ya llamó al médico. Voy a ordenar un poco la habitación, le traje este camisón calentito, cámbiese rapidito.-
El médico llegó como a la hora. Conversó con doña Mercedes en la sala y luego subió las escaleras, acompañado por ella.
- Buenos días Luisa, voy a revisarte. No temas.-
Luego de ser revisada y contarle lo sucedido al médico, este, bajó nuevamente a la sala y prosiguió la conversación con doña Mercedes. Aurelia entró a la habitación con una toalla e invitó a la muchacha a darse un baño caliente. Estuvo largo rato en la tina, Aurelia le jabonaba y contaba historias de las que siempre le contaba para hacerla reír, más la muchacha no oía, en ella estaba solo el momento en que el hombre la sometía a sus abusos. No podía controlar el llanto, se sentía sucia y odiada por su madre. La nanita, la calmaba y acariciaba peinando su cabello, Luisa le decía:
- Aurelia, si no hubiera dejado mi monedero en al biblioteca, no me habría pasado esto, yo tengo la culpa, tiene razón mi madre al enojarse conmigo y odiarme.-
- No mi niña, usted no es culpable de nada. Es la pura mala suerte, si no hubiera sido usted, a cualquiera le podía haber pasado. No llore más, tranquilícese y vamos a la cama, yo le traeré el desayuno de inmediato.-
Apenas probó el desayuno, lo único que deseaba era dormir, así cuando despertara sería solo un mal sueño lo sucedido.
Luego de una semana en casa, regresó a la escuela, pero todo era para ella diferente. No se atrevía a mirar a sus compañeras a los ojos, sentía vergüenza y culpa por lo sucedido.
Una tarde avistó a Mauricio en el Terminal, se escabulló ágilmente para evitar el encuentro. El muchacho la llamó repetidas veces, pero Luisa, no contestó.
Su vida cambió por completo, su madre no le dirigía la palabra, no salía de su casa, solamente a la escuela, sus calificaciones habían bajado enormemente y estaba a un paso de reprobar ese año. No tenía interés por nada, Aurelia, la acompañaba largas horas en su alcoba, le contaba historias de su campo, de su familia, Luisa a veces la escuchaba, otras estaba completamente ausente.
Mauricio continuaba buscándola, la llamaba por teléfono, incluso visitó su casa, pero ella se negó a conversar con él.
Llegó el término del año escolar, Luisa reprobó el curso, lo que le significó las duras llamadas de atención de su madre. La muchacha podía captar el desprecio de doña Mercedes en su mirada, en sus gestos, si, incluso, ya no cenaban juntas.
Durante las vacaciones, se encerró en su cuarto, dedicándose a estudiar, repasar las materias y contenidos. No quería volver a perder otro año, por lo que una noche se acercó a su madre y le dijo:
- Mamá, quiero pedirte por favor, me cambies de escuela, yo te prometo que no te defraudaré este año, estudiaré como antes y seré la primera de la clase. No quiero asistir mas a esa escuela, pienso que cambiando de lugar, puedo ir olvidando poco a poco lo que me sucedió, aunque tu creas que soy culpable, porque he notado el desprecio en ti madre y eso me duele, me ha causado sufrimiento y mucha tristeza. ¿Permitirás que me cambie?
Doña Mercedes no respondió y colocándose de pie, se dirigió a su habitación cerrando la puerta tras de sí.

Luisa comenzó sus clases en la nueva escuela, acudía con mucho más interés y dedicaba todo su tiempo al estudio. Se fue haciendo de nuevas amigas y poco a poco, fue volviendo esa sonrisa que se vio borrada una noche de invierno, cuando su inocencia fue cobardemente ultrajada. Estaba amaneciendo para ella un nuevo y bello amanecer en su alma y en su entorno.

Como dicen los compañeros, un tema muy delicado pero tratado con
tanta profundidad y respeto que merece ser recomendado.
Mis felicitaciones, Liel!

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