LA MUJER NEGRA DE CHAQUIRAS

Historia Verídica, ocurrida en febrero del 2001
Ocurrió una mañana que no fue cualquiera. Ya eran las 7.30 a. m. y Andrés no quiso acompañarme hasta mi oficina en la universidad. Salí enojada con él y cerré de un golpe la puerta de salida. Llegué al paradero de buses, me subí a la buseta, y me senté en el segundo asiento de la hilera derecha. Estaba molesta, preocupada e indefensa, era el primer día que Andrés no me acompañaba como lo había echo días anteriores.
La buseta avanzó durante media hora y al llegar al famoso sitio “Puerto rellena” -barrio de la ciudad-, se detuvo en un paradero y vi subirse a una mujer de piel negra que estaba vestida justamente, igual que yo:
— ¡Qué casualidad!—
— ¡Caramba, lleva el mismo conjunto que yo!: Chaqueta amarilla con cuello y puños gallinetos, pantalón negro—
Me observé disimuladamente para que los demás no notaran el parecido de su ropa con la mía y para confirmar que era verdad. Mis ojos iban de su cuello al mío, del ribete de su bolsillo al mío, repasaba su pantalón. No podía haber más parecido.
— ¡Qué coincidencia!—
¡Y yo que había pintado ese modelo! Se lo había entregado a la modista, como generalmente lo hacía, pues ella escasamente tenía figurines de moda. Lo único en que nos diferenciábamos era el color de piel, el pelo apretado y las chaquiras que formaban una especie de diadema.
Sentí cuando pasó por mi lado y fue a sentarse en un asiento de la parte de atrás. Yo seguía asombrada pensando en la “coincidencia”. Sin embargo, sacudí mi cabeza con la intención de borrar lo sucedido y seguir con mis pensamientos de angustia anticipándome a mi bajada de la buseta.
Al llegar al paradero, me levanté antes de que la buseta se detuviera para colocarme en primer lugar y bajarme con dificultad de ella, sin embargo, antes de que yo tomara el mencionado lugar, salió de atrás la mujer negra de las chaquiras y se bajó antes que yo, se volteó hacia mi y me tendió sus manos para que yo me sostuviera prácticamente en ella. Me tocó que hacer mucho esfuerzo sobre ella para poder bajarme.
—Uff, si ella no hubiese estado ahí, ¡me hubiese caído!—
— ¡Que sorprendente!—
Atónita me quedé parada en el andén buscando la figura de la mujer. Con la rapidez del pensamiento me preguntaba:
— ¿Qué se hizo?—
— ¿Hacia dónde se fue?—
Se esfumó como por arte de magia, no la vi en ninguna parte y hasta supuse que se había subido nuevamente a la buseta.
— ¿Por qué había echo eso?—
— ¿Quién le dijo que yo necesitaba ayuda justamente en ese momento?—
Transcurrieron unos minutos cuando se me acercó una compañera de trabajo y me dijo:
— ¿Qué haces parada en esta esquina?—
Le conté lo sucedido y contestó:
— ¿No te da miedo?—
—No— Le respondí:
Continué hacia mi oficina a realizar las labores diarias y esperar a que llegaran las 5.30 de la tarde para regresarme en un taxi que había contratado y me llevara de nuevo a mi hogar. Estaba incapacitada porque tres meses antes, había sufrido una brutal y casi asesina crisis del nervio ciático, que había dejado secuelas en la pierna izquierda y me impedía caminar bien. Hasta hoy me pregunto quién fue la mujer negra de chaquiras que no me dejó caer…
Etelsaga, 2007

Era tu ángel,ya lo habia dicho,y es más en un post referido a los angeles guardianes,hice referencia a esto que tu ahora nos cuentas.
Fue una de las primeras cosas que te lei,y supe de vos,y aun me sigue erizandoi la piel,no todas las personas tiene la posibilidad de ver a su çangel guardian,solo alguien con un espiritu muy noble y una mente muy abierta lo logra.
Un abrazo,es bueno leerte.


Que las hadas y tu angel te sigan acompañado

Ethel, este relato es maravilloso, además de toda esa magia
y misterio de la mujer negra de chaquiras.

Me hace gracia lo que acaba de contar Poe:

Citación :

Fue una de las primeras cosas que te lei,y supe de vos,
y aun me sigue erizandoi la piel...

Digo que me hace gracia porque también cuando lo leí en otro foro,
fue una de las primeras cosas que te leí y supe de vos y me puse en
contacto contigo despues de haberlo leído...
Es una coincidencia acaso?

Mira Ethel.. tu ángel de la guarda, te ha puesto en contacto... vaya! y qué privilegio haberte econtrado amiga.

Es casi lo mismo que le pasó a Poe contigo a raiz de haber leído esta experiencia ... qué te parece?.

Un besote, Ethel y una vez más, este relato me dice la clase de persona que eres:
alguien que todos querríamos tener como amiga!

Poe, ha dicho en su comentario esto y es así de cierto. parece que oyera a 2mi maga", mi abuela materna, cuando le pregunté por las cosas que ella o yo veíamos y escuchábamos y no la demás gente: "no todas las personas tiene la posibilidad...etc"

Agregaría algo parecido, sólo que en aquel entonces era yo un ser "inocente", realmente por ser una niña... Esto me decían cuando contaba que había visto esto u lo otro cuando estaba en algún sitio, bien de mi casa , el jardín, en el camino con otras personas, en la iglesia, etc,. "Mira, nunca te preocupes, sólo ten las manos juntas como si tuvieras entre ellas un pequeño tesoro, piensa que te rodea una esfera de luz azul o blanca, que sólo estás en ella tú, pero también pueden pasar a la misma los que quieras, verás que así haces siempre un bien, 'ellos' no son de este mundo físico y no pueden hacerte daño, algunos sólo te sonríen porque saben. Pero esa esfera donde te colocas para andar, pasear, o estar en cualquier sitio te proteje si te encierras en ella cuando tengas temor o pienses que un peligro te amenaza...". Entonces no entendía muy bien las cosas. Hoy a mis años he podido entender que todo eso, era una forma muy alejada de los convencionalismos de la materia, y por lo tanto si era de origen espiritual. Una cultura sencilla, basada en los elementos de la naturaleza. Ella, mi abuela, la habría aprendido de otras generaciones contada por sus ancestros, nunca la vi con cartas en las manos, sólo las piedras (7 ó 9) y de diferente tamaños y cada una tenía una asignción para poder leer resultados. No abusaba de ello, pero cada mes por luna nueva o cuato creciente salía al patio y sobre la tierra las tiraba en el suelo después de tenerlas cerca a su pecho, arrodillada y mirando el cielo. Me pedia permanecer en silencio. Cuando llovía lo hacía en el suelo de madera del comedor o de otra estancia. El soporte donde caían debería de ser tan natural como las mismas piedrecitas (Runas). No practicaba más que la fitoterapia natural y hacía imposiciones de manos, a veces dejaba los huesos torcidos de algunas personas en su sitio, pero antes las acariciaba poco a poco e iba presionando la zona afectada hasta conseguir en un movimiento rápido dar un ligero tirón. No habían médicos cerca y estos medios eran los que se tenían más a mano, junto a los ungüentos, cataplasmas de yerbas, árnica para dolores, masajes y 'sobas' con aceites medicinales o grasas animales con esencia de algunos vegetales. Sorpredentemente las molestias desaparecían de las coyunturas, cuello , rodillas o pies de algunas personas. también era cierto que ella ofrecía , no sólo confianza, sino también una grata acogida. Nadie que pasaba por nuestra casa se iba sin comer o algo para el camino y, hasta un caquito de yute o su guambía con algunas cosas de la huerta o fruta.

Es el estado de ánimo que tengamos, la actitud sana hacia los hechos que nos llevan y el amor que ponemos en ello, son los que dan buenos resultados. Cuando estas cosas se olvidan , se teme o los fracasos en las relaciones sociales, nos muelen las dudas y podemos cometer graves situaciones que redundan en nuestra realidad física o espiritual, desequilibrando la vida propia. Podemos llevar siempre una negatividad o recelo que no ayuda al fin, el que facilita ciertas cosas positivas, perdiendo esa capacidad de escuchar o ver otras manifestaciones, que son propias de una dimensión diferente. No sabemos explicarnos por qué suceden, pero nos hace un bien si sabemos las claves del por qué ocurren a nosotros o están allí para el momento adecuado; tanto como aquellas cosas que entorpecen nuestra vida real, todo depende de con quién compartirlas y saber que no todos obran con las mismas intenciones, que nos llevan a abrir nuestra mentes o ser honestos y serviciales con nuestros buenos deseos de mente y corazón. Un beso. Elisa.

Cintya mil gracias, creo que las cosas no son gratuitas, en nuestro paso vamos encontrando semejantes, ya Richard Bach lo dice: "Los semejantes se atraen"... igualmente le digo a Susy, creo que las cuatro junto a Elisa, sabemos de que hablamos, entendemos de una manera diferente lo que son los milagros y los misterios a que cada día estamos abocados....
Es un placer enorme encontrarme también con ustedes, siento una gran conexión y esto sería inexplicable para otra persona que lea, igualmente me pasa con Loreb y con otras personas que a través de este maravilloso mundo de la internet, hemos podido conectarnos...
Elisa habla de su abuela y siento gran envidia, creo porque muchas veces de manera muy dolida lo he mencionado: no conocí a ninguna de mis dos abuelas y creo que me perdí de experiencias maravillosas al lado de ellas, pero dentro de mi corazón está al menos el recuerdo de sus nombres...
Un abrazo con mucho amor.

Etelsaga escribió:

Cintya mil gracias, creo que las cosas no son gratuitas, en nuestro paso vamos encontrando semejantes, ya Richard Bach lo dice: "Los semejantes se atraen"... igualmente le digo a Susy, creo que las cuatro junto a Elisa, sabemos de que hablamos, entendemos de una manera diferente lo que son los milagros y los misterios a que cada día estamos abocados....
Es un placer enorme encontrarme también con ustedes, siento una gran conexión y esto sería inexplicable para otra persona que lea, igualmente me pasa con Loreb y con otras personas que a través de este maravilloso mundo de la internet, hemos podido conectarnos...
Elisa habla de su abuela y siento gran envidia, creo porque muchas veces de manera muy dolida lo he mencionado: no conocí a ninguna de mis dos abuelas y creo que me perdí de experiencias maravillosas al lado de ellas, pero dentro de mi corazón está al menos el recuerdo de sus nombres...
Un abrazo con mucho amor.

También se pueden recuperar pero hay que saberlas amar. Ellas nos prueban. Un beso. Elisa

Graciela muy amable por tu paso por esta historia que de verdad y como tu dices fue maravillosa...
Un besito