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 HUELLA DEL RETORNO VII/XII

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Jorge
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MensajeTema: HUELLA DEL RETORNO VII/XII   HUELLA DEL RETORNO VII/XII Icon_minitimeSáb Ene 24, 2009 8:44 pm

Aun era menor de edad y su decisión de contraer matrimonio con Irina había sido cuestionada por Carlos quien además de jefe, era su consejero. Acompañaron esa discusión con algunas cervezas sin llegar a ninguna conclusión.
Los argumentos de Carlos no eran muy sólidos...

-No debes hacerlo Efrén…simplemente no debes hacerlo-

Pese al grado de amistad que tenía con Carlos, no cedió. Irina debía ser su esposa. Necesitaba un hogar…necesitaba una familia –su propias raíces-. Seguiría al pie de la letra los consejos del viejo quien en las pocas ocasiones en que habló con él asuntos personales, siempre le decía que un hombre solo era como un barco a la deriva.

-Todos necesitamos un puerto-

A las siete de la noche se despidieron seguros de que al siguiente día resolverían el asunto sin que ninguno de los dos se sintiera lastimado...

Como la mayoría de edad en su país sólo se daba al cumplir veintiún años y Efrén tenia veinte, debía esperar un año más para decidir autónomamente. De lo contrario, cualquier decisión y ésta en particular, necesitaba que su madre la autorizara mediante un memorial dejando constancia del consentimiento ante las autoridades.
Pero dadas las circunstancias, Efrén consideraba eso como un imposible.
El día en que tomó la decisión de irse a otros lares había prometido no regresar y hasta ahora esa promesa aun estaba en firme.

Ahora bien: para que su madre pudiera tomarse esa atribución, necesariamente debía probar con argumentos sólidos la inexistencia de su padre…Y eso era aun más difícil. Sencillamente era un desaparecido pero probarlo demandaba un proceso por demás largo y tormentoso.

Efrén no comprendía aun las razones para que esto fuera así pero simplemente era lo que era...

Si su madre había decidido dejar ese asunto en el olvido, para Efrén era más que justo dejarlo así de por vida.



Esa noche dio vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño asaltado por dudas de toda índole; pensaba en tantas cosas a la vez que le era inútil ordenar sus ideas. Miraba absorto cada rincón de la habitación mientras una araña furtiva hilvanaba paciente su red en la quietud de una noche que avanzaba más silenciosa que nunca…

A eso de las cuatro de la mañana, sintió que tocaban insistentemente la puerta.

Se incorporó.

Katia la hermana de Carlos, lloraba desconsolada repitiendo incesantemente su nombre y el de su hermano. Efrén no necesitó hacer preguntas pues la actitud de Katia le develó con crudeza la triste realidad...

Carlos había muerto.

Su madre le relató quizá por enésima vez, que su hijo había llegado a las once de la noche y que mientras cenaba le miró burlón como queriendo manifestarle algo especial. Era costumbre charlar un poco con él mientras cenaba -dijo-

Esa noche lo esperé como de costumbre.

Efrén la escuchaba atento.

-Siguió-

Pasadas las doce, se fue a dormir no sin antes darme un beso..

Eran las dos de la mañana cuando sentí un ruido en su cuarto y presurosa llegué hasta la puerta la cual estaba con seguro por lo que tuve que forzarla… al entrar, lo vi tendido a la salida del baño cubierto sólo con una toalla. Aun estaba vivo...llamé a Katia para que me ayudara y entre las dos lo llevamos a la clínica donde falleció a los pocos minutos.

Efrén estaba perplejo ante la forma serena como la señora Marie le contaba los detalles de este lamentable insuceso.

Luego de ofrecerle un te, le pidió que les acompañara hasta el amanecer lo cual aceptó no solo como gesto de solidaridad; Carlos había sido especial…lo menos que podía hacer en ese instante era estar al lado de los suyos.

Al día siguiente poco antes de las diez, el cortejo fúnebre avanzó hacia el camposanto bajo un cielo encapotado…pequeñas gotas de lluvia caían silentes sobre el pavimento como queriendo dar el último adiós a Carlos.

Efrén ya no tenía amigo…ya no había confidente. Le dolía profundamente haberlo perdido.
Una vez terminadas las honras fúnebres, la señora Marie le invitó a que les acompañara a la casa pero esta vez en un tono que Efrén interpretó como poco amable.

Necesito hablar con usted Efrén.

Aunque se sorprendió un poco, lo aceptó.

Había aprendido que la cortesía más que una virtud era un excelente llave para abrir cualquier puerta o cerrarla si era necesario…

Varias veces había ido allí acompañando a Carlos cuando se quedaban hasta altas horas de la noche en alguna refresquerìa platicando y tomando cerveza…era una bella estancia: la puerta de entrada estaba precedida de un hermoso jardín y un sendero tapizado de grama que daba la bienvenida.
Sus paredes blancas y los ventanales adornados con enormes cortinas color beige daban un ambiente especial.

Se respiraba paz…

En la sala sobre una mesita de centro, se exhibía una fotografía de Carlos. –Sonería- había sido tomada el día de su grado. Su rostro expresivo destellaba optimismo.

Luego de algunos minutos de espera, la señora Marie se sentó a su lado...le miró y como si emitiera una sentencia, habló con voz firme sin el más mínimo asomo de tristeza por la pérdida de su hijo…

Sé quien eres Efrén del Carmen y la influencia que tuviste en la vida de mi hijo…sé lo que el hizo en vida por ti.
Deberás saber que Don Gabriel “el viejo como tú siempre le llamas”, es el padre de Carlos y que cada paso que tu has dado en esta ciudad lo conozco al detalle. Pero bueno: eso no tiene importancia…

Lo que si estará claro es que por respeto a quien fue tu amigo y a su padre, a partir de hoy te alejarás de IRINA…seré breve con esto:

-Efrén quedó atónito. Todo giraba en su alrededor a una velocidad impresionante…sentimientos desconocidos hasta entonces, afloraron mientras escuchaba a la señora Marie…el ambiente de paz que se respiraba allí le excluía… se encontraba frente a una situación difícil y no veía cómo resolverla.

Irina era todo para él: su voz de niña, el brillo de sus ojos y la candidez de su sonrisa, eran su motor.

¿Por qué debía renunciar a ella?

La señora Marie continuó: Irina fue criada en esta casa al lado de Carlos. Abandonada por sus padres al nacer, la recibí de manos de su abuela y aunque nunca hice los trámites para adoptarla, siempre la consideré como mi hija. Cuando tenía seis años, hubo una reclamación legal por parte de una de sus tías…pese al cariño que sentía por ella, opté por seguir las recomendaciones de mi abogado.
Pasó algún tiempo e Irina se hizo mujer…Carlos que para ese entonces estaba por terminar sus estudios en la Universidad, se enamoró de ella. Fue algo difícil para todos…por fortuna esa relación no prosperó.
A partir de ahí, Carlos nunca tuvo interés en otra mujer, pero en mi condición de madre, sé que fue el amor de su vida…

Efrén quedó mudo ante ese relato.

Sentía rabia.

No entendía el por qué Carlos había guardado eso; le dolía profundamente su deslealtad como amigo y peor aun: la de una mujer a quien hasta ahora había entregado todo. Un ser sobre el cual había proyectado su futuro…Una mujer que amaba de corazón.

Salió de aquel lugar sin despedirse sintiéndose el más desdichado de los mortales.

De nuevo sintió en lo profundo de su ser el vacío que deja una partida sin mirar atrás…recordó el día que abandonó su hogar por razones familiares e hizo la comparación. Aquella mañana lluviosa, tenía un mundo ante sus pies y estaba seguro que lo recorrería…ahora no había norte...Simplemente era una cita con la soledad.

Caminó por el sendero peatonal de regreso a su apartamento. Por la novedad de Carlos había solicitado permiso en el hotel por dos días…pero decidió: se tomaría tres o quizás más o tal vez jamás regresaría. Se sentía herido. Al renunciar a Irina, igual daba… Todos los caminos conducían al mismo sitio: un abismo.

Jorge 24/01/2009 DRA
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MensajeTema: Re: HUELLA DEL RETORNO VII/XII   HUELLA DEL RETORNO VII/XII Icon_minitimeDom Feb 22, 2009 8:47 am

hermoso Jorge, lástima que los tiempos me apuran, trabajo, obligaciones, pero lo voy a imprimir, leer de la compu me cansa y te daré mi opinión sincera, de lo que he leido me parece fantástico.
besitos
Lili

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