El pueblo mapuche tiene innumerables leyendas. Esta leyenda narra la historia de una princesa mapuche que se enamoró de un soldado español.
LA LEYENDA DE LICAN RAY
Lican Ray (que en lengua mapuche significa piedra florida) era hija de un rico y poderoso cacique llamado Curilef(de color negro), el que la quería extremadamente, ya que la princesa era muy hermosa, la más linda entre las flores. Todos los jóvenes querían casarse con ella, pero al llegar los españoles, Lican Ray conoció a un soldado y ambos comenzaron a verse a escondidas llegando a enamorarse.
Los jóvenes araucanos se sintieron celosos y no veian con buenos ojos el noviazgo que había comenzado entre la princesa y el soldado español.
Llegó un momento en que la pareja sentía el rechazo de todos, por lo que decidieron fugarse al otro lado del lago para poder vivir tranquilos. El cacique y los jóvenes al enterarse de esta fuga se aprestaron con sus embarcaciones a perseguirlos, por lo que los enamorados tuvieron que trasladarse de un lugar a otro del lago Calafquén.
En su niñez, la princesa Lican Ray fue cuidada por una machi, la que al enterarse de la persecución y viendo el sufrimiento de su protegida decidió brindarle su ayuda lanzando una maldición a todo aquel que tocase el bote donde iban la princesa y su novio transformándolo de inmediato en una isla.
De esta leyenda se desprende una posible explicación a las numerosas islas en el lago Calafquén( en mapuche significa el otro mar o lago).
SALMON Y MARTIN PESCADOR
El salmón conversaba con el martín pescador. El martín perscador además de saber hablar, silbaba muy bien. Se lo pasaba sobre una patagua a la orilla de un arroyo, silbando que daba gusto oirlo.
Un día, se encontraban conversando el salmón y el martín pescador. El salmón alababa al martín pescador la hermosa manera de silbar. El martín pescador quería aprender a nadar, y el salmón quería aprender a silbar. Entonces el salmón le pidió al martín pescador que dejara sobre una piedra de la orilla, el silbido, para que no se mojara y por lo tanto no se perdiera. El martín pescador, de acuerdo con lo convenido, dejó en una piedra su silbido. El salmón dió un salto y se apoderó del silbido, se hundió en el agua, y al mojarlo, lo echó a perder.
El martín pescador se puso muy triste, y desde entonces se lo pasa agachado, mirando en los arroyos, buscando al salmón que le quitó el silbido.
BUENO AMIGOS, DOS LEYENDAS PARA COMENZAR...LUEGO LES DELEITARE CON OTRAS. ESPERO LAS DISFRUTEN...CARIÑOSAMENTE
LIZAMARAZUL