CUÁNTAS COSAS HE HECHO DESDE QUE NACÍ.
En mi opinión, esta frase cambia totalmente su sentido si se escribe entre signos de exclamación o se escribe entre signos de interrogación.
¡CUÁNTAS COSAS HE HECHO DESDE QUE NACÍ!
Cuando se exclama, uno mismo se asombra de todas las cosas que ha ido haciendo a lo largo de su vida; tras la sorpresa por la cantidad de cosas que se recuerdan –las que se han olvidado son muchísimas más-, uno puede llegar a tomar consciencia de lo larga que es la vida aunque a veces parezca corta. Si uno se permite ir más allá y no se conforma con el descubrimiento inicial, hasta puede aprovechar para hacer un balance del tiempo vivido en el que se cuele otra reflexión: la de que cada día queda menos tiempo de vida y lo que queda debería aprovecharse con más intensidad. Es una buena ocasión para darse cuenta de la maravilla que es poder tener vida y estar en este mundo. Sería bueno que una sonrisa acompañase ese tiempo de recuerdos.
¿CUÁNTAS COSAS HE HECHO DESDE QUE NACÍ?
Si uno lo plantea como pregunta, es posible que sea con tono reflexivo y es muy posible que haya incluidos algunos reproches, porque puede ser que uno mismo se esté recriminando porque no le parecen suficientes o porque le parece que hay muchas que no han sido acertadas.
En cualquier caso, se plantee como se plantee, admiración o pregunta, hay que respetar unas condiciones que considero indispensables.
La primera es que haya objetividad, porque es muy posible que uno sea demasiado permisivo consigo mismo y no afronte la responsabilidad frente a los desaciertos -actuando entonces irresponsablemente- y no le habrán servido de nada los malestares, las rabias, y los auto-reproches; también puede suceder exactamente lo contrario y también será irresponsable, porque si uno es excesivamente exigente consigo mismo, demasiado rígido y riguroso, nada amable y amoroso, no será capaz de apreciar lo positivo que haya entre lo negativo y no estará siendo honesto ni justo.
La segunda cosa es que haya buena voluntad en la pregunta, que la intención sea constructiva, que no se vaya uno al victimismo pero que tampoco se ensañe consigo mismo y aproveche ese momento para sacar a la luz todos los trapos sucios que tenga en contra suya.
La tercera cosa es darse cuenta –esto va un poco más allá de ser objetivo- y tomar consciencia, verse a sí mismo y su vida, y ver el lugar que ocupa uno mismo dentro de su vida –esto es realmente interesante- y las posibilidades y beneficios que tiene esto de estar vivo.
La cuarta cosa es aceptar todo lo que se ha descubierto y visto en los pasos anteriores, porque es la realidad. Es lo que hay y negarlo es absurdo. Así que entonces toca establecer un nuevo Plan de Vida, o hacer modificaciones en el actual, añadir o restar cosas, llevar la VIDA a un modo de ser y actuar que nos cause verdadera satisfacción.
VIVIR es lo que venimos a hacer a la vida. Es nuestra tarea. Y hay que hacerlo lo mejor posible. Ese hacerlo mejor solo se consigue desde la consciencia, lo que nos lleva a deducir que una de las primeras decisiones de cara a la reconstrucción y el desarrollo es SER MUY CONSCIENTES DE LA VIDA, del papel que representamos en ella, y estar plenamente presentes en este milagro que es VIVIR.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales
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