NO INSISTAS EN ESTAR DONDE NO ES TU SITIO.
En mi opinión, los apegos o la carencia de coraje, la falta de decisión o de dignidad, la ausencia de Amor Propio o una Autoestima que llevamos arrastrada por el suelo, son generalmente los motivos por los cuales insistimos en estar donde no es nuestro sitio, donde no se nos aprecia ni valora, donde solo recibimos sufrimiento.
“Donde ya se dijo y no se hizo nada, ahí no es.
Donde ya te diste cuenta de que no eras prioridad, ahí no es.
Donde detectas que no te dan el valor que tú mereces, ahí no es. Cuando ya no te necesitan y por eso no se interesan por ti, ahí no es.”
No sé de quién es el texto, lo encontré en internet, pero me parece que es una buena reflexión acerca de la situación en la que se encuentran muchas personas que se mantienen en un sitio o una posición… a pesar de que ahí no es.
Hay quien está en una relación de la que no puede escapar -por lazos familiares, por ejemplo-, pero hay quien pudiendo escapar convierte su relación sentimental en una relación de dependencia y depende del otro de tal modo que no es capaz de hacer su vida en solitario… o en otra relación.
La rendición es un inconveniente, no es recomendable aunque en algún caso excepcional no quede más remedio. Hay personas que están en una mala relación y se lo toman como un castigo que por algún motivo les corresponde; otros se abandonan a la idea de que es un destino del que no pueden escapar, de que tienen que “aprender algo” de esa situación, o se agarran a la excusa del karma para auto-justificarse, o sea auto-engañarse.
Hay muchas señales que hacen notar con claridad que uno no está en el sitio donde quisiera estar o en el que le corresponde: la tristeza insistente, el dolor emocional, el desánimo, la rabia, el mal humor, la frustración… las señales las podemos recibir y percibir por todos los lados y de todos los modos, pero todas tienen en común la desazón que a uno le provocan y que uno siente, la sensación de impotencia –que no siempre es real- por no poder hacer otra cosa o por no tener el valor de mandarlo todo a la mierda y salir de donde no se quiere estar.
Benedetti escribió que “uno no siempre hace lo que quiere pero tiene el derecho de no hacer lo que no quiere”, y no se puede decir más claro. La falta de libertad se debe a veces a que uno no sabe ser libre.
A quien esté en una situación o estado que no sea de su agrado, le conviene revisar lo que eso le provoca emocionalmente, y preguntarse por qué le afecta, y reconocer sin excusas que no está donde quiere estar o que las cosas no son como quiere que sean, y a partir de esa toma de conciencia es cuando uno ha de aplicar toda su objetividad y su Amor Propio para verse COMO REALMENTE ESTÁ, y darse cuenta –sin engaños- de la realidad en la que está viviendo.
Si ya has descubierto dónde y por qué hay sufrimiento, o descontento, parece que el siguiente paso es tratar de remediar eso que es insatisfactorio. Hace falta recurrir al Amor Propio y a la dignidad personal para rescatarse de ese sitio ingrato o incómodo en el que está a desgana. Es comprensible y hasta admisible que uno haya estado donde no es su sitio porque no se ha dado cuenta, pero desde el momento en que sí se da cuenta comienza su responsabilidad innegable: ya no tiene a qué o quién culpabilizar y tiene que resolver lo que tenga que resolver. Por su propio bien, por supuesto.
Descubre cuál es tu sitio. Quédate en el que sea tu sitio. Averigua dónde y cómo te sientes bien. Con quién te sientes bien. Qué te hace estar bien. Escapa de lo que te hace mal. No insistas en estar donde no es tu sitio. Presta mucha atención porque de esto puede depender tu felicidad o tu desventura. Sé honesto, sé objetivo, se realista, y mira por ti y tus intereses.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales
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