ME IMPORTAS UNA MIERDA.
En mi opinión, creo que todas las personas hemos dicho en más de una ocasión a lo largo de la vida lo mismo que dice el título. Como somos tan educados no lo decimos mirando a la cara al interlocutor y con todas las palabras, pero tenemos muchas otras formas de decirlo y hacer que el otro se dé cuenta con claridad -o no- de que nos importa una mierda.
Hay muchos modos de dejarlo claro. Por ejemplo… con la desatención cuando alguien nos está hablando y no le prestamos la escucha que requiere, o cuando menospreciamos a una persona de cualquiera de las múltiples maneras que se puede hacer, o cuando le maltratamos psicológicamente, o cuando le negamos la empatía y le humillamos desde una posición de aparente superioridad. Nuestra arrogancia y esa creencia de superioridad que nos atribuimos nos hacen mostrar el desprecio de una forma directa o encubierta en forma de desplante, de humillación y deshonor, de vacío. El desprecio se puede manifestar de mil maneras. Voltaire decía que “todo es soportable salvo el desprecio”.
“Me importas una mierda”, aunque se diga con otras palabras, hiere al otro y le desmoraliza; ataca directamente a su autoestima y le infravalora afectando negativamente a su propio autoconcepto. Su integridad psicológica puede quedar grave y dolorosamente afectada.
Simplemente la indiferencia ya es un menosprecio. El desdén duele. Los Seres Humanos tenemos la necesidad de sentirnos reconocidos por los demás y de sentirnos útiles o apreciados y saber que somos importantes para alguien, que alguien nos tiene en cuenta; es una forma de verificar que existimos: necesitamos ser nosotros mismos para nosotros mismos y ser alguien para los otros.
Ridiculizar, empequeñecer o invalidar a alguien es anularle de algún modo: es inutilizarle y aportarle vergüenza, sentimientos de culpa, debilidad y negatividad, estrés y ansiedad, o sea justo lo contrario de lo que todo Ser Humano necesita, que es empatía, reconocimiento, aprecio, un sitio en el mundo y su lugar en la vida.
Si en algún momento sientes que alguien te lo hace a ti, recuerda que puedes establecer límites infranqueables, alejarte de esa persona, apoyarte en quienes te quieren, proteger tu autoestima, ponerte a salvo de su mala intención, y buscar ayuda profesional si es necesario.
Cuídate, presérvate, mira por tu salud mental. Hazlo por tu dignidad. Hazlo por ti y para ti.
Respeta a los Seres Humanos, sean quienes sean, ocupen el lugar que ocupen, sean amigos o desconocidos. Y no digas a nadie “Me importas una mierda” de ninguna de las formas posibles. Vigila tu trato hacia los demás. Respeta. Respeta. Respeta.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales
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