Cita con la vida ( cuento a dos manos)

Verónica aún no se convencía que su decisión de no abandonar la aldea, fue en su momento errada.

Salvo un pequeño grupo de gente de su edad, con los cuales las relaciones se concretaban en saludos  de pura cortesía, los demás habitantes ya estaban disfrutando, si así es posible llamarla, de la tercera edad.

El poblado más cercano estaba a unos cien kilómetros y el camino que lo unía a la aldea dejaba mucho que desear, no obstante la infinidad de peticiones enviadas a la gobernación para solucionar este problema. Un destartalado colectivo hacía el trayecto ida y vuelta, dos veces al día, hasta “la ciudad”, como irónicamente la llamaban, y de más está decir, que dicho viaje era sencillamente un suplicio.
 
El poblado la atraía, pero en su aldea otra era la sensación.
Además, allí, muy cerca, tenía su lugar secreto como le gustaba llamarle. Había encontrado en él, cosas que desconocía, sensaciones que daban felicidad a su corazón.

Verónica siempre fue solitaria. Desde su niñez tuvo pocos amigos, selectos por intuición y cercanías, amigos que, en su mayoría, habían “emigrado” con proyectos tentadores. Ella estudió y quedó con su pequeña familia para quien era un tesoro. Rubia, de tez muy clara, de ojos increíblemente grises, hizo que muchos cercanos a su juventud la tentaron para que se marchara…”Aquí nunca serás nada” era lo que más había escuchado, pero volvía a su hogar y la ternura de sus padres la llenaba de dulces sueños.

Además, en un recorrido casual, había descubierto “aquel lugar”. Al abrirse paso entre arbustos y follaje, sin caminos, solo piedras para sortear, se encontró frente a frente con el sol a pleno. Era muy bello ver la vertiente caer sin estrépito, musicalmente, regando macizos con flores en su entorno, volviendo brillante todo de repente. Un lugar demasiado hermoso para ser solitario.
Un lugar sorprendente.. Era exactamente allí, donde quedaría su alma prendada. Siempre supo que no todo lo solucionaba “un gran poblado o ciudad”

La vida a su alrededor continuó su curso...los días se le antojaban interminables...poco a poco las escapaditas a “su lugar”, comenzaron a mermar, también aquello fue perdiendo su atracción.
Un artículo en el diario provincial, llamó su atención. Hablaba de la formación de un grupo de teatro vocacional, que había encontrado eco en la ciudad cercana, y ya era un número bastante considerable el de postulantes inscriptos.
Una nube de esperanza cubrió su imaginación…

Esa misma tarde envió sus datos solicitando participar. Por supuesto uno de los requisitos era ser aprobada en una sencilla entrevista personal con el Director. Su interés era tal, que confió en que todo sería fácil y podría quizás, encaminar sus deseos y anhelos allí, en un escenario.

Concurrió a la entrevista, no sin antes regresar a su lugar. Allí encontró un papel asomando de una piedra oscura. Lo sacó y se sentó a descifrar esa rara escritura que antes no había visto.
Algunas palabras tomaban sentido… “encontré luz, mucha luz “ se leía un poco más claro entre otras. Y una llamó su mirada y corazón: ..”universal..”
Guardó el papel y regresó dispuesta a prepararse para la audición planeada.

Unos días después, se encontraba frente a frente con el director.
Nunca había enfrentado una entrevista para teatro, pero le gustaba la idea. Era muy lectora y en su casa había muchos libros que su padre puso a su alcance desde que fue capaz de leerlos. Su corazón tembló ante” Romeo y Julieta” y aparecieron sueños diferentes.

Ahora estaba allí y unos ojos oscuros la miraban fijamente.

  - ¿Tú eres Verónica, verdad?- le preguntó sin preámbulos.

   - Si, Señor, he venido por la entrevista. Me gusta el teatro desde niña.

   -Bien, jovencita, te daré algo para que leas primero en silencio y luego con la entonación que consideres necesaria.

Le alcanzó un papel que le recordó al otro, allá lejos, en la piedra oscura. Lo tomó y comenzó a leer. Era un texto muy hermoso de una página, donde se describía una situación de encuentro con un gran amor. Sus ojos quedaron absortos al leer, casi hacia el final…”Había luz…, mucha luz “

   -¿Pasa algo? - Preguntó el director que la estaba observando.

   –¡No, nada, nada ..!- dijo rápidamente. ¿ Lo leo ya mismo?   

   - Si te sientes segura, pues hazlo.- le respondió.

Su voz sonaba clara, dulce y melodiosa, como si ella misma estuviera en tan bello diálogo. Los momentos fueron visiblemente emocionantes, hasta que llegó el final y compenetrada en la situación mantenida, dijo aquello ya conocido…-“Había luz…, mucha luz..”

Se hizo silencio y con lágrimas en los ojos miró a su interlocutor.
Éste, con gran sorpresa, se levantó, fue hasta ella y le dijo con su voz grave y serena: 

   -Desde este momento formas parte de nuestras prácticas teatrales, Verónica. Pocas veces he sentido tanta emoción atravesar a una persona en este corto tiempo. Serás valiosa aquí.

Volvió a su casa. No cabía dentro de sí misma. No recordaba haber sido dueña de una sensación de tal plenitud, flotaba en el aire, le resultó casi inverosímil que una corta charla con un hombre desconocido, ocasionara un cambio tan fundamental en sus sentimientos, sus pensamientos volaban y no conseguía atraparlos ,,,ahhhhh…

Los encuentros semanales con sus colegas de las tablas, se convirtieron en vivencias; aguardaba con suma ansiedad cada día jueves. Comenzaron, junto con ella, once compañeros, pero al cabo de un corto mes, sólo quedaron siete.
Dima, el director, les comentó que empezarían a leer una obra corta, y quizás, si se esforzaban, en unos tres o cuatro meses, tal vez se arriesgaría a ponerla en escena.

Verónica entró con pasos agigantados y conquistó el rol de primera figura. Era una obra corta, dramática, pasional, que sintió intensamente. Sin dudas, el teatro era lo suyo.
Con los más destacados jóvenes del grupo, se armó el elenco y la obra tomó interesantes dimensiones en poco tiempo. El Director era implacable en los ensayos y siempre demandaba el hecho de “involucrarse” con cada personaje.

La joven tenía una escena muy jugada hacia el final.
Luego de haberse enamorado de un joven que la abandonó por infidelidad (en la obra), comenzó a fluctuar entre diferentes personajes que, más tarde o más temprano, la llevarían a la perdición.

Darío, su partenaire, era un joven retraído que observaba como la bella Verónica, se inclinaba hacia ellas, casi sin darse cuenta.

La esperó en un recodo del camino hacia su casa y salió a su encuentro.
Ella ni siquiera lo miró. Él, en un impulso, la tomó de un brazo girándola, acercando con el otro el cuerpo hasta el suyo y sellando sus labios con un beso que ella rechazó con fuerza. Al grito de.. ”¿No ves que yo te amo ?
La tomó nuevamente en brazos mirándola fijamente, suave y cálido acercó a la joven nuevamente hasta su pecho. Ella lo miró y dejó que los labios se unieran con pasión.

Llegó el día de la Premier.

Todos corrían.
Los vestidores a pleno, el pequeño teatro completo. Agotadas varias funciones. La puesta en escena ambientada con sobria originalidad y un Director que bramaba…

   -¡Esto no puede ocurrirme a mí!!! ‘ ¡No puede ser!!!     ¡¡Verónica!!  

La joven fue avisada y se enteró que su compañero, con quien encabezaba el elenco, había enfermado.
Lo miró espantada...

   -¿Qué haremos ahora? 
 
   -Lo único posible es que sea yo mismo quien te acompañe en ese papel- dijo el Director. 
 
Algo en su corazón quedó congelado. Enmudeció unos instantes y se metió nuevamente en los preparativos.
La obra tomó su curso. El telón se abría a lo inesperado.

Asombraba a los espectadores, emocionaba el realismo logrado en cada escena.
El público, muchas veces aplaudía escenas conmovedoras y volvía al profundo silencio.

Verónica parecía una actriz consumada y hacia el final, avanzaba decidida con su delicada presencia, hasta el recodo semi oscuro donde la esperaba el Director.
No imaginaba siquiera que iba al encuentro de las intrigantes y mágicas palabras: “Universal”…”Había luz…, mucha luz” de aquel bello rincón de su aldea.

El círculo astral, se había cerrado. Era feliz. Era su tiempo y lugar.

 



Autores
María Marta Britos (Argentina)
Beto Brom (Israel)

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*Imagen de la Web con texto anexado

Alejandra Correas Vázquez escribió:

Bueno, es una historia extraña, me sorprendió

Alejandra

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Cabe la pregunta...¿te gustó?

Para ser una historia a dos manos me gustó. Como dice Alejandra, un texto un poco extraño pero agradable en su lectura.

Felicidades

Etelsaga escribió:

Para ser una historia a dos manos me gustó. Como dice Alejandra, un texto un poco extraño pero agradable en su lectura.

Felicidades

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Contentos que así resultó.
Agradecemos tus huellas, amigaza
María/Beto