Sueños.
Llegué temprano a la cita, de hecho demasiado temprano, 4:50 am, aún no amanecía y tuve oportunidad de seguir viendo las estrellas un momento más, había algo raro en ellas, no eran las mismas ni estaban en el mismo lugar, no eran reales, el cielo no era el mismo de cada noche, no era el mismo de las noches donde pasamos en vela platicando y viendo las estrellas, no era el mismo y tal vez no lo vuelva a ser. Caminé hacia la biblioteca pues fue ahí donde quedamos de vernos, entré y di vueltas por los pasillos buscando algunos libros importantes, muy importantes para esta cita, apenas bajaba por las escaleras cuando la vi que venía ella en el sentido opuesto, no dijimos nada, nos vimos, por fin nos vimos a los ojos, caminé junto a ella hasta una mesa que se encontraba sola en un rincón, nos sentamos y por fin salió una palabra de su boca.
-Hola.
-Hola.
Un saludo seco, tenso, aparentemente sin sentimiento, su fuerte nunca fueron las palabras, sin embargo su mirada penetrante expresaba lo que no decía su boca, esa mirada que tantas veces pude leer entre líneas y que no estaba equivocado cuando descubría lo que quiera decir, una mirada como como dije nunca se sincronizo con sus palabras, algunas veces con sus actos, pero nunca con sus palabras, como esos días en los que no quería besarme y me decía que me marchara de sus casa que quería estar sola pero su mirada me decía “no te vayas” y terminábamos acostados en el sillón esperando que la lluvia pasara, y ella dormía en mis brazos después de llorar, por algo, siempre era por algo que nunca decía, y me daba las gracias por haber estado ahí, lo hacía sin palabras “vamos a cenar” “ya es tarde, quédate” “hace frio llévate una chamarra”. Sé que ambos teníamos un sentimiento profundo de ansia por volvernos a ver. Y ahí estábamos otra vez es esa mesa.
De su mochila saco un libro rojo de pasta dura
-Lo encontré, llegue muy temprano y lo busque -dijo.
-Gracias. También llegué temprano y lo empecé a buscar no tenía mucho tiempo de haber llegado cuando nos encontramos, quise ver las estrellas antes de entrar y terminar con todo esto. ¿Puedes buscar la página y comenzar a leer por favor?
Abrió el libro y comenzó a buscar de una manera lenta y con mucha paciencia haciendo pausa en cada detalle y comentado en voz baja algunas cosas que vea y leía yo mientras tanto estaba temblando y ansioso por que esto terminara, quería hacerlos rápido y no mirar atrás, quemar las naves, quemar los recuerdos, quemar ese libro, terminar de leerlo y quemarlo.
-Recuerdas cuando veníamos a esta biblioteca y reíamos de las personas de veíamos? O cuando jugábamos a verlas fijamente por la espalda hasta que voltearan, ¿Lo recuerdas?- me dijo insistentemente
-Recuerdo muchas cosas por eso necesito hacer esto, por favor busca la página y lee lo que está escrito, debe ser de las últimas-. Respondí rápido para no demostrar que en realidad quería seguir escarbando en los recuerdos.
Siguió buscando con calma hoja por hoja y releyendo algunas cosas, saltaba páginas, regresaba a otras, el silencio que se formó entre nosotros era demasiado incómodo y lo trataba de cortar balbuceando algunas cosas acerca de lo que leía, sé que quería que yo hiciera comentario de algo que ella dijera, el más mínimo comentario, alguna cuerda para salvar este silencio ahogado, pero yo estaba ahí, firme y estoico de no caer en ese juego y determinado a ponerle fin a esto. No había nada más que hacer y se dio cuenta de esto así que de golpe solo dijo:
-Aquí está, la encontré. – Seria, enojada y con sus ojos tristes. Comenzó a leer.
"Y desde ese lugar donde las realidades convergen, dónde los viajeros llegan por rutas astrales y las estrellas fungen de guías, el fin se veía inminente y después de esto no habrá marcha atrás las luces se apagaran y los edificios caerán como polvo sin dejar rastros de polvo, los recuerdos ya no serán cicatrices ni torturas constantes, los cigarrillos serán solo cenizas deshaciéndose en el suelo, en la mesa, no habrá fuego que los consuma como lo hizo, no habrá ese fuego que aunque dañaba valía la pena vivir con intensidad su calor para terminar en cenizas, esas cenizas que hablan de esa historia. Sabiendo esto entonces demos el paso adelante y comencemos a morir entre las…"
-No quiero hacerlo, no quiero dejarte ir- dijo con voz temblorosa y lágrimas en los ojos pausando la lectura.
-Por favor hazlo, lo necesito, libérame, necesito dejarte aquí, necesito ya no llevarte conmigo. ¡Ya pesas!
- ¿Recuerdas cuando nos conocimos? ¿Recuerdas esas tardes cuando comíamos juntos y yo robaba tu comida? ¿Recuerdas cuando me enseñaste a manejar? ¿Estas seguro que quieres hacer esto? ¿Estas seguro de esto?
- Por favor no lo hagas, lo recuerdo bien. Recuerdo cada uno de esos días, de hecho no pasa ningún día sin que recuerde algo de ti, pero este debe tener un fin. Necesito hacerlo
-Por lo menos vamos a platicar un rato, ¿Cómo has estado? -dijo cerrando el libro y apretándolo fuertemente a su pecho.
-He estado bien y sé que tú también y hasta ahorita es todo lo que importa, no creo que sea auténtico tu interés, después de tanto tiempo sin responder mis llamadas, sin mensajes, sin señas de vida de tu parte ahora de repente tienes interés de como he estado. Por favor termina de leer que ya no me queda mucho tiempo, cualquier cosa puede suceder ahorita, son casi las 5:30 y puede pasar cualquier cosa, puede sonar mi despertador, pueden tocar a mi puerta, mi perro podría ladra, los gatos en celo despiertan a cualquiera, estoy a punto de despertar y por favor quiero terminar esto.
-Lo sé. Pero no quiero dejarte ir. Sé que después de esto estaré muerta y este lugar no existirá más, es el único lugar donde podemos vernos, dónde puede ser yo contigo y dónde puedes entenderme como lo hacías antes. Por favor no derribes este lugar.
Quiero que sepas que estoy con alguien va a venir en unos momentos y quiero que lo conozcas.
-Esta es una de las razones por las que hago esto, me pides que reviva el sentimiento que me invadía cuando te veía con alguien, cuando estabas con alguien más y aun así decías que yo movía algo dentro de ti, eso me confundía y no sabes el daño que me hizo.
-Perdón, nunca quise hacerte daño y no sabía que lo hiciera.
-Por favor termina de leer, juro que ya no habrá marcha atrás.
-Lo entiendo- ambos con lágrimas en los ojos se propuso a reanudar su lectura.
- Me puedes abrazar- dijo.
Tome su mano y la abrace, un cálido sentimiento atravesó mi pecho pasando en mi mente la película de las cosas que había hecho con ella, esa película de la que todos hablan que ven antes de morir o al estar cerca de la muerte, sentí como una brisa fresca y húmeda empezó a mojar mi ropa y su cuerpo desmoronándose entre mis brazos estaba a punto de decirle que la extraño cuando un ruido infernal retumbo por todo el lugar, dirigí mi mirada hacia ella, vi sus ojos y lo que quedaba de su cuerpo, -supongo que nos volveremos a ver-me dijo mientras se desvanecía con el aire.
-Lo sé… lo sé...
Desperté, las 5:30 y está maldita alarma no dejaba de sonar, la apagué, fui al baño y pensé "supongo que nos volveremos a ver" espero para la otra pueda tener un poco más de agallas y terminar de leer ese maldito libro o tendré que llegar más temprano.