NO ERES TONTO, ERES INEXPERTO
En mi opinión, esa mala costumbre que tienen algunos de ser excesivamente auto-exigentes, de no ser nada indulgentes y de exigirse por encima de sus posibilidades, les llevan a una relación desagradable consigo mismos.
Existe la costumbre arraigada, sobre todo en las personas con baja Autoestima, de culpabilizarse de cosas de las que no siempre son culpables. El menosprecio, incluso el desprecio, es una reacción que tal vez se repite desde la infancia como una automatismo.
Hay que ser benevolente en la relación con uno mismo.
Hay que ser amable, comprensivo, cariñoso.
Hay que cuidar y mimar la relación ya que es de 24 horas al día y va a durar el resto de la vida.
Hay que hablarse bien, evitando la desconsideración y la ofensa, evitando los adjetivos groseros o hirientes, los humillantes y despectivos.
He comprobado que la gente confunde ser tonto –o inútil- con ser inexperto. Y que la gente se exige excesivamente por encima de sus posibilidades. Y esto, que podría entenderse como un aliciente para mejorar, cuando no sale bien –que es en la mayoría de las ocasiones- se convierte en arma arrojadiza que regresa cargada de frustración.
Hay que tratarse bien. Siempre. Pase lo que pase. Somos Seres Humanos en un continuo proceso de aprendizaje, y en mucha ocasiones no tenemos quien nos enseñe y sólo podemos recurrir a la prueba/error. Y una veces sale bien y otras no. “Unas veces se gana y otras se aprende” es una frase sabia.
Lo importante es la actitud que mantengamos ante los “fracasos”, los “errores”, las “equivocaciones”, las pérdidas, los desengaños, los descuidos… no somos perfectos. Ser absolutamente perfecto y ser humano no son compatibles. Nos seguiremos equivocando hasta el último día de nuestra vida y esto conviene asumirlo así y tener preparados abrazos y sonrisas para acogernos en cada ocasión en que las cosas no salgan a nuestro gusto.
A la vida se viene a disfrutar, a ser feliz, no a ser perfecto.
Propongo una revisión de la relación que cada uno mantiene consigo mismo para ir limando esos desencuentros que se producen a veces, para ir mejorando todo lo que sea factible de ser mejorado, para eliminar las auto-agresiones verbales, los menosprecios, los enfados e instaurar una paz firme y fuerte que soporte con una sonrisa los inconvenientes y contrariedades que se nos presentarán.
Hay que preservarse. Ponerse a salvo. Incluso de uno mismo.
Recuerda: no eres tonto, eres inexperto.
Te dejo con tus reflexiones…