DIEGO Y SU QUIMERA

DIEGO Y SU QUIMERA

Diego se levantó temprano, estaba buscando otro trabajo, lo hacía antes de la hora de entrar a la panadería en la cual hacia el reparto diariamente.

Había estudiado después de la secundaria una tecnicatura en asistencia contable y administrativa. Siempre soñaba con un escritorio, una computadora, vestido de traje y lleno de trabajo, como asistente de un departamento. En ese escenario, una gran empresa, él se sentiría feliz, y se propuso encontrarlo.

En el bar del barrio siempre dejaban el diario matutino y esa mañana leyó en los avisos que una empresa de artículos infantiles necesitaba, urgente, seleccionar a un empleado como secretario contable. Allí fue. Llegó, preguntó dónde era la presentación de los postulantes. Subió al primer piso. Llevaba apretada contra su pecho la carpeta con sus antecedentes. Al llegar se encontró con diez o doce jóvenes como él que esperaban la entrevista.

La puerta por donde todos entraban decía: “Recursos Humanos”, allí el jefe de personal y su secretario hacían la evaluación.

Diego se estremecía cada vez que se abría la puerta. Controlaba sus nervios todo lo que podía, pero por momentos se notaba la vibración de su cuerpo.

Después de haber pasado siete personas, salió el jefe y les dijo: “Por hoy terminamos, hemos elegido a uno de los postulantes. Lo siento, otra vez será.”

Mientras se retiraba junto a los otros que quedaron, escuchaba decir: “…claro, quedó el hijo de fulano, que es amigo del jefe, etc.” Diego oyendo estos comentarios y después de tantas horas de espera, sintió una angustia…y al salir a la calle, corrió, lloró, luego se sentó en un paredón y comenzó a respirar más despacio hasta lograr estabilidad.

A las dos de la tarde fue a la panadería hacer su tarea. No podía dejar de pensar, “a quien puedo visitar para que me respalde en una próxima entrevista.”

Él venía de un hogar humilde, sus padres trabajadores, su hermano mayor también, él quería trabajar en algo mas “limpito”, no en una obra, por eso estudió y comenzó su camino de hormiga para encontrar ese lugar.

Al otro día se le ocurrió ir a ver a Don Genaro, un italiano que tenía mucho dinero y conocía mucha gente importante. Él le entregaba en su domicilio el pedido de pan, todos los días. El italiano sentía simpatía por él.

Llegó a su casa y pidió verlo. Don Genaro con una sonrisa grande le dijo en su champurreado castellano:

–Come va mochacho!

–Necesito que me haga un favor, si puede. Estoy buscando otro trabajo, estudié Asistente de administración contable y creo que podría atender los pedidos y tareas de una oficina en una empresa.

–Io tengo due amici qui “ma come se dice” pose dare una oportunidad. Le parlo y dopo ti llamo.

–Gracias, Don Genaro, muchas gracias.

Pasaron los días y Diego esperaba ansioso, cada vez que llevaba el pan a la casa del tano le preguntaba a la empleada:

–Tu patrón ¿no preguntó por mí?
–No –respondía

Se sentía asfixiado, revisó el diario y comenzó a salir nuevamente en la búsqueda. Apareció otra empresa de insumos electrónicos, aquí le tomaron una prueba pero haciendo trabajos. Pidió permiso en la panadería, lo tuvieron todo el día. Él se esmeraba, hacía más de lo que podía, era una empresa enorme, con miles de escritorios como en sus sueños, se sentía feliz. Cuando llegó la hora pensó: “me quedo, ya me toman” Todo lo contrario, el jefe a cargo le dijo que había trabajado muy bien, pero que lo iban a llamar, no habían decidido todavía.
Cuando se retiraba una empleada se acercó a él y le dijo:

–Te aviso para que no te hagas ilusiones. Todos los días hacen trabajar a uno que se postula y sacan todo el trabajo atrasado. Luego a otro y a otro. Hoy te tocó a vos. No te van a llamar.

Se paralizó, no supo que contestarle, no sabía si era cierto o mentira. Otra vez tiritaba su cuerpo, salió por la puerta como si se lo llevara el viento y su tristeza se apoderó de su garganta.

En su casa, su madre le decía:

–¿Qué te pasa Diego? te veo desmejorado. ¿Estás trabajando mucho en la panadería?

No sabía mentirle a su “viejita”, pero tampoco sabía que decirle. Solo respondió:

–Estoy cansado mamá.

A los días, siempre buscando su sueño, Diego tropieza en la calle con Don Genaro y este lo mira y le dice:

–¡Eh!! Diegui, me he olvidato. Mi amici Mario me ha deto que andare a la sua oficina oggi. ¡Bona fortuna!

Le agradeció al “tano”, después que él le diera la dirección salió corriendo a su casa a cambiarse de ropa, sabía que ahora no iba a fallar. Entró y quedó inmovilizado, su madre se encontraba en el suelo desmayada. Se olvidó de todo, llamó a la ambulancia, los que la atendieron sugirieron llevarla al hospital.

Diego iba en la ambulancia con su mamá, la miraba y con sus lágrimas mojaba su cara, mientras le pasaba la mano por la frente. Esperó mucho más de lo que el reloj marcaba, estaba entre su madre y su quimera trunca.

Le avisó a su padre y hermano, quienes más tarde se acercaron hasta el establecimiento de salud. El médico dijo que tenía que seguir internada porque su corazón no estaba todavía bien. Alguien tenía que quedarse a su lado. Sería Diego. Su papá avisó a la panadería, su hermano regresó al trabajo. El único que podía quedarse era él.

Transcurrieron más de veinte días, volvió su madre a la casa con prescripciones de mucho cuidado. Diego volvió a la panadería trabajaba media jornada, las otras cuidaba a su madre.

Sentado en un sillón, prendió el televisor, su mente no estaba allí, seguía buscando su sueño, se dijo a sí mismo: “Esto pasará y retomaré la búsqueda”.

AZUNA

Pues bien, iré directo y al punto: no me gustó tu historia pero sí me gustó tu forma de escribirla. Haces que la lectura sea ágil y amena y eso se agradece. No te pierdes en recovecos ni redundancias y haces disfrutable la lectura de tu obra. No me gustó tu historia porque considero que Diego es muy exagerado y le llama quimera a lo que los demás le llamamos vida, vamos, que la quimera en realidad no lo es tanto pero bueno, ésa es solamente mi opinión tan subjetivamente amateur como la que más.
En general me ha gustado la forma más no el fondo. Recibe mi saludo fraterno y a propósito de la imagen con que refuerzas tu artículo te dejo éste enlace que publicó nuestra Administración para que estés al tanto sobre nuestras políticas sobre imágenes y fotos:
https://www.letrasyalgomas.com/t11272-sobre-materialfotosetc-extraidos-de-internet

Historias de vida. La verdad es que hace falta tantas fuentes de trabajo, siempre se reciben tantos jóvenes que no encuentran trabajo. No es fácil. También es verdad que muchos consiguen por amistad con gente que le da opciones que otros no tienen. Mi hija es profesora hace cinco años, pareciera que la docencia es menos difícil, sin embargo no hay tantas posibilidades. Lamentablemente.

Realmente el pobre muchacho se desespero en un promesa, y bueno hay veces que las cosas en esta vida si parecen quimeras, hasta esa lucha diaria de buscar trabajo. saludos.

GRACIAS GARA Y NILDA POR SUS OPINIONES Y COMENTARIOS MUY ACERTADOS AL TEMA. ABRAZO GRANDE.

AZUNA