De locos y de bagres.

De locos y de bagres

Y un día le salieron aletas de bagre en los pies.  

Unos minutos más tarde lo sorprendió un ventarrón que lo despegó del suelo y terminó caminando con sus pies de aleta de bagre por la luna que a esa hora del día estaba negra como un carbón.

Allí anduvo un buen rato hasta que se agarró de la cola de un cometa que pasó a escasos centímetros y esquivando restos de aerolitos se encontró de regreso a la tierra.

Che cometa enfilá para el rio de la plata porque mis pies de aleta de bagre no me sirven en el mar, me salen hongos de pie de atleta con el agua salada.  

Así fue que se zambulleron a toda velocidad al lado de un bote de pescadores, que al verlo nadar como pescado fuera del agua, lo perseguían para llevarlo como trofeo de pesca.

¡Eh che! ¿No saben distinguir un ser humano de un pescado? Parece que los lunáticos que vienen de la luna son ustedes y no yo. Les dijo

Los pescadores lo ayudaron a subir al bote y dudaron en disculparse al verle los pies de aletas de bagre.
Usted no nos va a creer pero hoy en día no se sabe quién es quién Don. Le dijo uno de los hombres que por las dudas sostenía en su mano un garrote para atontar tiburones.

Tienen razón, uno se encuentra con cada bagre que ¡mama mía!

Bueno, díganos en que pecera vive que lo llevamos.

No, no vivo en una pecera más bien es una pajarera, quince departamentos de un ambiente por piso en una torre de veinte.

¿Ah… pero entonces usted es un pájaro? Con razón vino del cielo.

Ningún pájaro me trajo un cometa desde la luna.

Ah… inspector municipal entonces que anda cometeando. ¿No le da vergüenza? Hombre grande con pies de aleta de bagre.

Y así fue que los pescadores lo volvieron a tirar al rio.
Este no sirve ni para bagre, dijeron y dejaron de pescar.

Ustedes no me van creer pero, desde hace años en el Rio de la Plata convive un hombre con un cardumen de bagres.