CAPÍTULO 29 - ES UN “ERROR” NO ACEPTAR LOS PROPIOS “ERRORES”
- LO QUE NO ES APROPIADO -
Este es el capítulo 29 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER.
(En vez de decir “error” es mejor acostumbrarse a decir “decisión aparentemente no adecuada”. Porque llamamos error o equivocación a lo que aparenta ser una decisión no adecuada. Y es sólo de momento que aparenta ser una decisión no adecuada y es porque no se adecúa a lo que esperábamos. Quizás el paso del tiempo nos haga comprobar que no era, como aparentaba, un “error” o una “equivocación”)
“Reconocer un error o una equivocación es una forma notable de manifestar la madurez personal”.
Errar es humano.
Todos –sí, digo bien: todos- nos equivocamos, y todos –sí, digo bien: todos- tenemos derecho a equivocarnos. Y no es imprescindible que cada “equivocación” requiera un castigo.
Mientras menos importancia se les dé a las “equivocaciones” no intencionadas, será mejor.
Con estar el tiempo suficiente para darse cuenta uno de que no quiere que vuelva a suceder eso mismo en otra ocasión similar, y se tome nota de esa decisión, ya basta.
Por tanto, si uno se “equivoca”, sólo tiene que reconocer que se ha “equivocado” y no pasar nada más. Lo soluciona enmendándolo si tiene solución, pide disculpas si hay que pedirlas, y a otra cosa. Porque no es necesario regodearse en la malignidad de atacarse a sí mismo, o al otro, por lo sucedido.
Si uno se da cuenta de que ha hecho o dicho algo inapropiado y se lo hace ver con naturalidad a su pareja, con todo el cariño y comprensión entenderá que es algo que puede pasar y no requiere más insistencia. Algo que le puede pasar también a sí mismo.
Lo menos bueno sucede cuando uno de los dos, en vez de reconocerlo sin más, se empeña en negarlo o esconderlo, o en culpabilizar a algo o alguien ajeno.
No es adecuado que cuando el otro comete un “error” y lo reconoce, le ataquemos por ello y le hagamos sentir culpabilidad, con lo cual lo único que conseguimos es que en la próxima ocasión que tenga un “error” trate de ocultarlo del mejor modo posible, o lo niegue rotundamente, o busque otro culpable, aunque no lo sea, para que pague las culpas.
En cualquiera de los casos, lo que se consigue es minar la relación, crear un ambiente de enemistad y desconfianza, y desequilibrar la armonía,
“Sí, he cometido un “error”. Y trataré de que no vuelva a suceder.” Mea culpa. Errare humanum est. Y nada más. Sonrisa cómplice, mirada de inocente, beso de punto final, y abrazo de humano a humano.
Y a otra cosa.
Francisco de Sales
(Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí:
http://buscandome.es/index.php/board,89.0.html)